El Vintage Revival de Montlhéry 2024 es un evento a tener en cuenta. Es más, dado lo escorado de la afición hacia ciertos vehículos conocidos hasta la saciedad -e incluso muy recientes en el tiempo- no estaría de más insistir desde las cabeceras especializadas en todo lo relacionado con los llamados “preguerra”.
Todo ello a pesar de ver reducido en los artículos dedicados a los mismos el número de lectores pues, no nos engañemos, entre nuestra parroquia de lectores suele primar más lo emocional e individual que lo históricamente reseñable desde un criterio técnico y enciclopédico.
Es decir, aunque suene desilusionante sabemos cómo el vehículo más manido de los años ochenta -del cual ya nada más se puede decir- siembra un mayor interés que cualquier modelo de competición de los años treinta aun siendo este último una pieza llena de historias tan desconocidas como sorprendentes. Desgraciadamente, hoy por hoy esto es así.
No obstante, la aparición de citas relativas a los modelos centenarios más allá de las fronteras británicas -territorio éste donde el público ejerce la sana costumbre de comprar revistas facilitando así el sostenimiento de una prensa especializada- ejerce como palanca hacia un futuro con más visibilidad para con nuestros automóviles veteranos.
Así las cosas, mientras en España la FEVA va a celebrar la segunda edición de su Rallye de Centenarios el próximo junio, en la localidad francesa de Montlhéry se acaba de dar la séptima edición de su Vintage Festival.
Una auténtica celebración del automovilismo de competición previo a la Segunda Guerra Mundial y que, además, se enmarca en el histórico óvalo inaugurado en 1924 a imagen y semejanza de Brooklands, Monza e Indianápolis.
VINTAGE FESTIVAL MONTLHÉRY 2024, LLENO DE PIEZAS ÚNICAS
Ya que hace un siglo el automóvil aún era un objeto de consumo restringido a las masas, las gamas de aquellos tiempos tenían de artesanal y personalizable mucho más de lo que pudiera parecer. Asimismo, este carácter se eleva todavía más al hablar de vehículos para la competición, haciendo así de eventos como el Vintage Festival Montlhéry increíbles reuniones de piezas únicas o cuasi únicas.
Dicho esto, revisar las imágenes relativas a su última edición es todo un placer desde el punto de vista de la mecánica, pudiéndose advertir todo tipo de soluciones técnicas improvisadas en un tiempo donde la ingeniería automovilística aún se encontraba en momentos iniciáticos.
De esta manera, desde los cuadriciclos y triciclos hasta los Amilcar con sus compresores volumétricos todo aquí es una lección histórica. Y eso por no hablar de los Auto-Union diseñados por Ferdinand Porsche -pioneros en la posición central del motor- o de las primeras carrocerías aerodinámicas con pasos de rueda carenados y zagas Streamline. Sin duda, una amplia serie de soluciones bien representadas en el Montlhéry 2024.
EL GUSTO POR LOS ALFA ROMEO
Más allá de ofrecer la galería de imágenes a cargo de Unai Ona, en este breve artículo también reseñaremos algunos de los participantes más interesantes del pasado Montlhéry 2024. Y vaya, como escoger el comienzo resulta harto difícil entre las decenas de participantes vistos sobre el óvalo del circuito situado en las cercanías de París nos vamos a ir con algo de sobra esperado en nosotros: un Alfa Romeo.
Eso sí, uno de 1923 propiedad del conocido “alfista” Christopher Mann. Habitual en lugares como Goodwood al volante de un 3000 Disco Volante o un 1900 CSS Zagato Coupe aquí se le vio aparecer con un RL Super Sport “Targa-Florio”; modelo sobre el cual se estampó por primera vez el trébol de cuatro hojas al tiempo que escondía bajo el capó un motor de seis cilindros en línea capaz de hacerse con la victoria en la Targa-Florio de 1923. A todas luces, uno de los coches de carreras más prolíficos de su época gracias a las casi 400 unidades ensambladas.
A su vez, el británico Richard Pilkington presentó sobre la pista un 1750 GS Zagato de 1931; una muestra perfecta en relación al nuevo paradigma introducido por Vittorio Jano, con la mejora de la relación peso/potencia por encima del aumento sin fin de la cilindrada.
Sin duda uno de los automóviles de competición más interesantes de todos los tiempos, responsable de incidir en las bondades de la simplicidad bien entendida y el gusto por los motores “downsizing”.
PRESENCIA OFICIAL DE RENAULT
Renault es una de las marcas europeas responsables para con su pasado, manteniendo una buena colección de unidades entre las cuales caben destacar los prototipos y modelos de competición. Además, están cogiendo el gusto a presentar en perfecto orden de marcha a algunas las mismas; algo que pudimos comprobar en el Montlhéry 2024 gracias al 40 CV Récords de 1926 y el Nervasport des Récords de 1934.
Dos ejemplos excelentes sobre la deportividad inherente a la casa del rombo, la cual vio morir a uno de sus propios fundadores en la fallida París-Madrid de 1903. Respecto al primero, su motor con más de 9 litros y escape libre proporciona un espectáculo en las gradas capaz de crear afición desde el primer momento; si tienen oportunidad lleven a sus hijos, pero con protectores auditivos.
En relación al segundo, su carrocería con reminiscencias aeronáuticas habla por sí sola sobre la trepidante obsesión basada en conquistar récords mundiales de velocidad. Por cierto, también pudimos ver al Étoile Filante de 1954; otro caza-récords esta vez equipado con una turbina de gas capaz de superar los 300 kms/h de media en el salar de Bonneville. Una de las páginas más interesantes -y desconocidas- en toda la historia deportiva de Renault.
LA RÉPLICA DE AUDI
Asimismo, Audi llevó la reconstrucción del Auto Union Wanderer Streamline de 1938. Un interesantísimo diseño ligero de Ferdinand Porsche, quien aquí marcó el contrapunto a los monoplazas Type A/B/C/D gracias a sus volúmenes aerodinámicos forjados en aluminio con las carreras de resistencia en la mirilla.
En fin, sería estupendo realizar una comparación entre este vehículo y el BMW 328. Lo anotamos en la agenda de posibles pues.
NAIPER-RAILTON, VOLAR A RAS DE SUELO
Ensamblado en 1933, el Naiper-Railton ostenta el honor de ser el coche con la vuelta más rápida en Brooklands con 230,84 kms/h de media. Todo ello gracias a su motor de avión -sí, estas cosas resultaban relativamente comunes antes de la Segunda Guerra Mundial- con 24 litros de cilindrada (¡!) y un índice de compresión ajustado hasta 6,1:1.
Sencillamente espectacular y, en estos momentos, felizmente conservado por el Brooklands Museum.
YENDO A LAS CILINDRADAS MÁS MODESTAS
Por cierto, siguiendo con la siempre ingeniosa estela británica en el Montlhéry 2024 también se pudo disfrutar de vehículos increíbles en cilindradas muy reducidas. De esta manera reparamos en un Seal Sociable de 1926 rodando sobre la pista.
Uno de esos diseños ante los cuales resulta imposible no detenerse. Y es que, con sus tres ruedas, éste pone al revés del concepto de sidecar al poner todo el espacio habitable en el mismo, dejando desmochada de asiento a la motocicleta -en este caso una JAP con 980 cc- a fin de crear un vehículo inclasificable. “Seguro, económico y ligero” decía su lema comercial, nosotros añadiríamos “deliciosamente extravagante”.
Y es que, en la amplia panoplia vista en esta celebración del automovilismo más veterano -por no hablar de las motocicletas -las cuales no trataremos por ser ésta una cabecera centrada en las cuatro ruedas– había espacio para todo tipo de cilindradas y diseños.
Algunos tan escuetos y encantadores como el del cuadriciclo Bontemps Type A con tan sólo 289 cc así como una atractiva pátina. A día de hoy, un juguete para adultos con el cual sería toda una experiencia emprender viajes con largo alcance.
Imágenes: Unai Ona