Definir una época y marcar un estilo es algo que solo los mejores diseñadores de automóviles pueden lograr. Si se piensa en alguno de los más icónicos automóviles de Mercedes-Benz fabricados en el último cuarto del siglo XX, como los Mercedes W201, W126, o R129, tienen la firma del genial Bruno Sacco, que estuvo al frente del diseño de la compañía alemana entre 1975 y 1999, en la que para muchos es considerada una de las edades de oro de la marca de la estrella de tres puntas.
Hoy mismo ha salido a la luz la noticia del fallecimiento a los noventa años de este italiano que logró forjarse una prestigiosa carrera profesional en Alemania. No han trascendido más detalles sobre su deceso, más allá de la fecha en la que se produjo, el pasado 19 de septiembre en la localidad alemana de Sindelfingen, y noticia que la familia de Sacco ha decidido hacer pública hoy.
UNA PRONTA PASIÓN POR EL DISEÑO LE LLEVÓ A TRABAJAR PARA MERCEDES-BENZ
Italia siempre ha sido históricamente un lugar en el que se establecen los cánones de belleza y que prácticamente ha sido la cuna de gran parte del arte moderno. Desde los albores de la automoción esta característica también ha trascendido a los artistas de origen italiano encargados de crear algunos de los automóviles más bellos de todos los tiempos.
Fue el caso también de Bruno Sacco, nacido en 1933, y que desde muy joven se sintió atraído por los diseños más rompedores de su época, una pasión que descubrió en 1951 cuando vio por la calle un Studebaker Commander de 1950, obra de Raymond Loewy. Este evento clave en su vida hizo que en los años siguientes estudiase ingeniería mecánica, y para 1958 fue contratado como estilista por Daimler-Benz, y aunque su idea inicial era tomar este trabajo como algo temporal, su matrimonio con una mujer alemana hizo que su futuro en la compañía se prolongase.
Comenzó a despuntar dentro de Mercedes-Benz a finales de los años sesenta, cuando trabajó en la elaboración del revolucionario prototipo del C-111 y en sus tres posteriores rediseños. Esto le valió el título de director de construcción de carrocerías para la marca en 1970, escalando a pasos agigantados por la jerarquía de Mercedes-Benz hasta ser el jefe del departamento de estilo en 1975, además de asumir otros importantes cargos en los años siguientes.
Tan importante fue la figura de Bruno Sacco como jefe de diseño dentro de la compañía que su apellido sirve para identificar un periodo de veinticuatro años dentro de Mercedes-Benz, y muy recordado por los entusiastas de la marca en los que la compañía lanzaba un modelo icónico tras otro, como fueron los W126, R129, o los primeros CLK, aunque el trabajo del que más orgulloso estaba fueron los Mercedes W201, también conocidos como 190.
En 1999 dejó la compañía para disfrutar de una merecida jubilación, e incluso después de retirado siguió siendo fiel a la marca que le había permitido convertirse en una leyenda de la automoción, conduciendo, casi hasta el final de sus días, un Mercedes 560 SEC, siendo este uno de los millones de coches que hoy quedan huérfanos y que lloran la muerte de este genio del diseño.