FOTOS MUNTZ JET: GOODING & CO, MECUM AUCTIONS, EBAY
Estados Unidos es el país donde cualquier cosa es susceptible de convertirse en una gran representación; aquel donde aparecieron los grandes medios de comunicación de masas y el espectáculo con mayúsculas. Todo ese carácter de tomarse la vida como si fuera un gran teatro ha contagiado al carácter de sus coches: de diseños extravagantes y llamativos, equipados con motores ansiosos de gasolina en los no se reparaba en gastos.
Pero la cosa no queda ahí, porque si la personalidad de sus automóviles resulta fascinante… No menos es la de los individuos que plagaron su industria, verdaderos “showman” a medio camino entre los negocios, la ingeniería y el puro espectáculo. De hecho, algunas de estas historias han acabado plasmándose en películas corroborando que la realidad siempre supera a la ficción; para muestra ahí tenemos al Tucker y la película sobre su vibrante historia.
Pues bien, si tuviéramos suficiente dinero para producir un largo… Lo mismo sí que nos lanzábamos a hacer un documental sobre la figura de Earl “Madman” Muntz y sus Muntz Jet (1949-54), auténticas joyas del automovilismo americano que, en un alarde técnico económicamente desastroso, se convirtieron en uno de los mejores coches del país, predecesor de la fórmula exitosa -potente V8 bajo una carrocería deportiva dos puertas- del Ford Thunderbird o el Chevrolet Corvette.
Unos 400 ejemplares -aunque otras fuentes hablan de tan sólo 198- salidos del ímpetu de un hombre que, con tan sólo 20 años, empezó siendo un atípico vendedor de coches usados en California para después ir creciendo hasta convertirse en todo un personaje televisivo tan caricaturesco como potentado. Sí, de cine: la eterna e insospechada épica americana. De todos modos, ya que aún no nos da para producir un documental… Pongamos un poco de luz sobre el Muntz Jet. Tres, dos, uno… ¡Acción!
MUNTZ JET: TAN DESCONOCIDO COMO EXCEPCIONAL
Justo después de la Segunda Guerra Mundial aún sobrevivían pequeños fabricantes aguantando a duras penas los embates monopólicos de la industria de Detroit. Uno de ellos era la minúscula empresa gestionada por el diseñador de coches Frank Kurtis, la cual tan sólo había conseguido vender unos 36 deportivos artesanales -dotados de motor Ford- para 1950.
Desesperado, Kurtis traspasó la licencia para la fabricación de sus automóviles al vendedor de coches y electrodomésticos Earl Muntz, uno de esos extravagantes personajes propios del mundo de los negocios en América. Tanto que, sus apariciones en anuncios televisivos cargados de histrionismo lo caricaturizaron como Earl “Madman”. Sin embargo, el bueno de Earl no tenía nada de “loco”.
Éste contaba con una visión tras estar vendiendo coches desde adolescente: América necesitaba un coche exclusivo, fabricado con los máximos lujos y comodidades pero al tiempo extremadamente rápido y potente. Algo así como un antiguo Duesenberg deportivo pero adaptado a los años 50. Para ello repitió la misma fórmula que, no mucho después, copiarían algunos de los deportivos americanos más legendarios: tomar el potente motor de una gran berlina para motorizar un dos puertas descapotable con espíritu de correcaminos.
¿El resultado? Un coche fascinante lanzado al mercado en 1950, equipado en sus primeras unidades con un ocho cilindros Cadillac posteriormente sustituido por otro ocho cilindros de marca Lincoln, ambos responsables de entregar 160CV para mover sus 1816 kilos de peso hasta los 210 km/h según registros en circuito. Además, Earl Muntz amplió el interior de la carrocería de los autos fabricados por Frank Kurtis, logrando un espacioso habitáculo en el que se acomodaban cuatro asientos y un bar completo sobre el pilar central.
UN ICONO MANIRROTO DE CORTA VIDA
Fabricado con materiales como fibra de vidrio para sus capotas desmontables y piel de cocodrilo en sus asientos, los gastos de producción artesanal del Muntz Jet se hicieron insostenibles. Y aunque el coche contó con una buena campaña de publicidad al ser elegido por estrellas del cine y la televisión como Mickey Rooney o Frank Stanton… Los más de mil dólares de pérdidas por cada Jet hicieron imposible continuar con una línea de montaje que, tras 5 años, echaba el cierre en 1954.
Fran Kurtis siguió su andadura con un gran éxito en las carreras de Indianapolis, mientras que Earl “Madman” Muntz seguía amasando una fortuna vendiendo electrodomésticos de fácil manejo a una creciente sociedad de consumo norteamericana. El Muntz Jet se reveló como un fiasco financiero debido a la poca infraestructura existente como para soportar semejante proyecto aunque… En la memoria del automovilismo americano quedó este visionario modelo que hoy en día llega a cotizaciones superiores a los 100.000 dólares.
Un espejismo fugaz el cual, en la misma manera que el Tucker, marcó un camino seguido posteriormente por las grandes marcas a las que osó plantar cara. Ya sabes, la mágica fórmula de un V8 adosado a un precioso descapotable como el Ford Thunderbird o el Chevrolet Corvette.
PD: como imaginarás, la escasez y rareza de este coche hacen de él una pieza difícil de ver en directo. Sin embargo en España contamos con la suerte de poder admirar una unidad en el Museo de la Automoción de Salamanca. Como podrás ver, su frontal es diferente en comparación con el del resto de Muntz Jet. Algo normal en una época en la que las carrocerías personalizadas estaban a la orden del día en los coches de gama alta. Curiosamente, los faros tienen un aire a los del Ford Thunderbird, justamente uno de los coches lanzados años después al fin del Jet, pero que más siguen la estela marcada por el mismo.
1 Comments
Leave a Reply