[dropcap]L[/dropcap]Las visitas a los museos alguna vez me dejan mal sabor de boca. Unas veces porque no es lo que te esperabas, otras porque, precisamente, vas a visitarlo el día que cierra por descanso semanal: pero, sin duda, lo peor que te puede pasar es que no vaya a volver a abrir. Fue lo que me ocurrió en septiembre de 2011, cuando me quede a las puertas del templo…
Había visto varias fotos; por lo que intuía, la visita iba a merecer, y mucho, la pena. El museo se encontraba en un antiguo complejo industrial junto a la vieja fabrica de la marca en Arese, cerca de Milán. Cuando llegué hasta la garita de control de entrada me indicaron que estaba cerrado. “Pero, ¿cómo?”, pregunté. Según me explicaron, “estaban realizando trabajos”…
La realidad era que el grupo Fiat (como sabéis propietario de Alfa Romeo), una vez estrangulada la producción en Arese y trasladada casi en su totalidad a Turín, no quiso invertir ni un euro más en la institución que nos ocupa. Se rumoreaba que, incluso, intentaba vender los coches expuestos, lo cual obligó al mismísimo Ministerio de Cultura Italiano a intervenir para prohibir la operación.
Permanecí atento desde entonces por si veía alguno de los autos en las subastas, no fueran a terminar como la magnífica colección Maranello Rosso. Y, tras varios años de incertidumbre, sin previo aviso, el museo cobró vida de nuevo; aprovechando la reciente presentación del nuevo Alfa Romeo Giulia, la marca italiana anunció una inminente y sonada reapertura. Por fin podía extraer la espinita que tenía clavada, así que puse rumbo a Arese.
Llegada al Museo Alfa Romeo, historia y desarrollo
Una vez que sales del primer peaje de la Autopista A8 que une Milán con el Aeropuerto de Malpensa, todo está bien indicado. Llegado al templo, uno constata que se ha renovado el entorno, que, afortunadamente, la inversión ha seguido fluyendo desde Turín para ejecutar una reforma planificada por el arquitecto Benedetto Camerana.
Mediante nuevos elementos exteriores, como es el caso de una especie de cubierta de color rojo que recibe a los visitantes en el aparcamiento, atraviesa el bloque de la recepción y pasa por delante de unos motores de aviación, nos introducimos en la exposición.
La muestra se divide en tres partes que, a su vez, están repartidas en seis plantas, en un recorrido en espiral descendente en cuyo centro se encuentra una instalación que representa el ADN de Alfa Romeo.
La primera parte corresponde a la Cronología; en ella la marca presenta los automóviles más importantes de su historia. Inicia la muestra el vetusto A.L.F.A. 24HP de 1910, el cual nos guía hasta el moderno 8C Competizione de 2007 pasando por clásicos míticos como los 6C y 8C en varias versiones, así como por las famosas berlinas Giulietta, Giulia, Alfetta o las mas recientes 75, 164 o 156.
La segunda parte del templo es la dedicada a la BELLEZA, así, con mayúsculas. Aquí se exponen los Maestros del Estilo, cuyo protagonista es un A.L.F.A. 40/60 HP Aerodinamico de 1913 carrozado por Castagna y que parece sacado directamente de una novela de Julio Verne. Tiene aspecto de submarino y está montado sobre un chasis de largueros. Le sigue el 1900 C52 Disco Volante Touring de 1952, un spider que, lamentablemente, no pasó de la fase experimental.
A continuación se nos ofrece la evolución del estudio Bertone. Desde el 2000 Sportiva Coupe de 1954 y el Giulia Sprint Speciale Prototype de 1965, llegamos al Carabo de 1968; este auto fue el primero en montar puertas de tijera, y fue uno de los precursores del diseño en forma de cuña. La fotografía del gran Nuccio Bertone agachado observando la línea del Carabo con todas sus paneles abiertos forma parte del las grandes instantáneas de la historia del diseño del Automóvil.
Tras el Iguana de Giugiaro y el 33/2 Speciale de Pininfarina, ambos de 1969, pasamos al Nuvola de 1996, ejemplar único diseñado por el Centro Stile Alfa Romeo que anticipó las lineas de la, por aquel entonces, nueva generación de modelos.
Alfa Romeo, La escuela Italiana
La muestra de Belleza da ahora un paso atrás para introducirnos en lo que se denomina “La escuela Italiana”. Majestuosos ejemplares carrozados por Touring mediante su método de construcción Superleggera que nos cortan el aliento. Forman parte de esta sección el 8C B Lungo y 6C 2300 B Mille Miglia de 1938, y los 6C 2500 Sport de 1939 y 6C 2500 Super Sport «Villa d’Este» de 1949.
Una mención aparte merecen la Giulietta (Sprint, TI, Sprint Speciale y Sz «Coda Tronca») y la Giulia (TI Super, TZ, Sprint GT, Sprint GTA y GT 1600 Junior Z), cuyas versiones han sido colocadas ordenadamente en otra estancia cuyas partes superior y trasera están recubiertas por un espejo que permite admirar todos y cada uno de los detalles de las carrocerías.
Museo Alfa Romeo, competición y velocidad
La tercera parte del templo es la protagonizada por la Velocidad. Ésta comienza en el RL Targa Florio de 1923, y avanza con los Grand Prix Tipo 2, 6C 1500 Super Sport, 6C 1750 GS, 8C 2300 Monza, 8C 2300 Le Mans, Gran Premio Tipo A -con sus dos motores V8 en paralelo- y Gran Premio Tipo B.
En lo que respecta al Bimotore, que también se conserva aquí, es una réplica del primer coche construido por Enzo Ferrari que, como su nombre indica, dispone de sendos motores en sus partes delantera y trasera que son visibles gracias a capós transparentes.
Completan la planta el GP Tipo C 12C y el 8C 2900 B Speciale Le Mans. Bajando por el ultimo tramo de escaleras del museo alcanzamos la zona de los Campeones del Mundo, del nacimiento de la todopoderosa Formula Uno.
Es posible admirar bólidos de preguerra, como es el caso del GP Tipo 512 de 1940 diseñado por el español Wifredo Ricart, el cual se propulsa con una mecánica plana de 12 cilindros. Tras el fin de la II Guerra Mundial aparecen los famosísimos Alfettas Gp Tipo 158 y 159.
En una de la paredes de este apartado aparece un listado con todas las victorias oficiales de la marca del Biscione. Como curiosidad, las dos últimas fueron cosechadas por James Thompson en Valencia en el año 2007, a lomos de un Alfa 156.
En otra sección dedicada a prototipos y coches sport, se expone el prototipo del 33 Stradale de 1967. Fue un momento muy especial para mi ya que por primera vez me encontraba frente la obra maestra de Franco Scaglione. Y qué casualidad, precisamente el día de mi 33 cumpleaños. Junto al modelo «de calle» se encontraban los Tipo 33/2 Daytona, Tipo 33/3, 33 TT 12 y Tipo 33 SC 12 Turbo con la famosa librea de Fernet Tonic.
Con la sección de “Carreras en la Sangre” terminamos la visita. Forman este conjunto el 6C 3000 CM, Giulia TZ 2, GTA 1300 Junior, 1750 GTAm y dos monoplazas de Formula Uno: Un Brabham BT-45B de 1977 y un Tipo 179F que tan solo fue utilizado como coche de pruebas.
Antes de salir, merece la pena detenerse un momento en la colección de miniaturas que se encuentra junto a la escalera que hace retornar a la recepción. El renovado museo cuenta también con cafetería, varias salas con muestras audiovisuales (incluyendo un espectacular cine en tres dimensiones), sala de conferencias, tienda de recuerdos junto con una pequeña librería, un concesionario donde poder configurar los modelos actualmente a la venta y un modesto circuito para poner a punto los modelos de la colección.
Por último, el lector tiene que saber que, aun con la renovación, Alfa-Romeo no puede mostrar todos los clásicos que querría. Es por ello que mantiene un fondo en custodia que es más importante en número que el expuesto; en realidad, éste está integrado por más de una centena de alfas que… ¡tendremos que dejar para la próxima visita ;)!