¿Conoces la historia de Peugeot 309? Seguro que sí. Un coche que debería haber terminado como reemplazo de Talbot Horizon, pero por diferentes cuestiones, acabó con el logo de Peugeot. De hecho, la firma francesa no ha vuelto a usar el número nueve en ninguna otra denominación; el 309 en realidad nunca fue aceptado como un auténtico Peugeot. Y eso que, curiosamente, fue uno de los mejores coches de su categoría, incluso entre los GTI: el Peugeot 309 GTI fue el mejor compacto deportivo de su época.
Habrá quien no se lo crea, pero solo hay que echar un vistazo al mercado de segunda mano y comprobar fácilmente como los Peugeot 309 GTI están más caros que cualquiera de sus contemporáneos, y eso que, por lo general, se habla mucho menos de él que del resto. Razones de peso hay, pues el 309 GTi se tuvo que ver las caras con el mítico Opel Kadett GSi, con el igual de mítico Volkswagen Golf GTI MK2 y con el no menos deseado Citroën ZX 16v, por mencionar algunos ejemplos de la hornada de compactos deportivos que tuvimos allá por finales de los 80 y comienzos de los 90.
Que los Peugeot 309 GTI estén más caros que los demás -bastante más caros, por cierto-, no significa que sea el mejor, eso es evidente, pero los precios son así por algo y eso se debe, claramente, a que el 309 GTI es un coche altamente deseado y, además, injustamente olvidado por muchos. Fue mejor deportivo que el Golf GTI, fue mejor deportivo que el Opel Kadett GSi y también era mejor que el Escort RS2000 y el Citroën ZX 16v, y no lo decimos nosotros, lo dice la prensa de la época.
UNO DE LOS MOTORES MÁS POTENTES DE SU ÉPOCA
Por norma general, siempre se dice que el Opel Kadett GSi fue una bestia, el mejor de los mejores, y no es para menos. Tenía, siempre según la prensa de la época, el mejor dos litros de su generación, un motor capaz de rozar los 160 CV y con temperamento notablemente racing. El Golf, por su parte, se conformaba con 139 CV, aunque ahí estaba el G60 con sus 160 CV para entrar en la batalla que su hermano pequeño no podía, aunque las malas lenguas decían que su fiabilidad era algo delicada.
En cuanto al Peugeot 309 GTI, también había 160 CV, pero se extraían de un motor de 1.905 centímetros cúbicos, que necesitaba girar hasta las 6.500 revoluciones para alcanzar esa cifra. El par máximo que podía generar, 18 mkg -177 Nm-, llegaba a 5.000 revoluciones. Y además, era atmosférico, así que podemos decir que era un motor mucho más apretado que el resto, con una mayor potencia específica y un tacto, según cuentan, más racing.
La potencia, por sí sola, no garantiza deportividad, sólo velocidad y, en según que ocasiones, ni siquiera eso. Hay muchos factores que intervienen en la ecuación y, por ejemplo, la revista Autopista, en el número 1.652, apostó por el Golf GTI G60 después de una interesante comparativa entre el Kadett GSi, el 309 GTI y el mencionado modelo alemán. Y no lo escogen porque sea realmente más emocionante de conducir que el Peugeot 309 GTI, sino porque presenta el mejor conjunto general, algo típico del Golf, que nunca es el mejor en nada, pero lo hace todo la mar de bien, aunque no podía seguir al 309 en cuanto el trazado se retorcía y el asfalto empezaba a mostrar señales de poco mantenimiento…
EL PEUGEOT 309 GTI NO TENÍA RIVAL EN EFICACIA EN CARRETERAS LENTAS
Al igual que el resto de compactos deportivos, el Peugeot 309 GTi también tuvo una variante con culata de ocho válvulas y “solo” 130 CV. Hoy día, con compactos que superan los 400 CV, pensar que con 130 CV se consideraba deportivo puede parecer a broma, pero lo era. No obstante, la versión con culata de 16 válvulas y sus 160 CV subieron el listón hasta el punto de poner contra las cuerdas el Kadett y al Golf.
El truco del Peugeot 309 GTI estaba en su chasis, en su capacidad para gestionar curvas lentas a un ritmo endiablado y en su ligereza -era el más ligero del segmento: 975 kilos en orden de marcha, frente a los 1.000 kilos del Kadett GSi y frente a los 1.080 del Golf GTI G60, por ejemplo-. La mencionada revista Autopista elogiaba la capacidad del 309 GTI para afrontar carreteras lentas y bacheadas, hasta el punto de ser superior al Golf GTI G60 en esas circunstancias, aunque cuando tocaba exprimir todas las capacidades del motor, el eje trasero se mostraba un poco nervioso y fácil de hacer deslizar para colocar el coche en los virajes.
Para más inri, se afirmaba que el Kadett GSi, en cuestión de estabilidad, era inferior al Golf GTI G60 y al 309 GTI 16v, ya que tenía unos tarados de suspensión más blandos y permitía un mayor balanceo de la carrocería, lo que impedía que pudiera seguir a su rival francés y por supuesto, también a su compatriota germano. El chasis estaba por debajo de su propulsor, aunque podía presumir de ser el más rápido en línea recta de todos los compactos deportivos -y para colmo, sus cifras de recuperación eran superiores a las de un BMW M3 Evolution II-. En el caso del Golf GTI G60, le penalizaba una caja de cambios con relaciones muy abiertas y un manejo al tosco, así como un poco de falta de carácter.
¿Es realmente mejor deportivo el Peugeot 309 GTI? El debate está abierto, pero si hacemos caso a lo que decía la prensa y lo que opinan quienes se han puesto los mandos de los coches aquí mencionados, el 309 GTI 16v era un coche con el divertirse, una fuente de sensaciones gracias a un motor que estiraba hasta casi 7.000 revoluciones, a un comportamiento dinámico que lo convertía en devorador de curvas y además, todo ello a cambio de menos dinero. El Opel Kadett GSi 16v costaba 2.505.000 pesetas, mineras que el Peugeot 309 GTI 16v tenía una tarifa de 2.462.000 pesetas y dejaban al Volkswagen Golf GTI G60 como el más caro, con 2.657.000 pesetas. En euros, sin tener en cuenta el IPC, hablamos de cifras entre 15.000 y 16.000 euros.