Iván Vicario Martín
Tras dos años de espera y más de tres de trabajo de los protagonistas, ayer por fin se aprobó el nuevo Reglamento de Vehículos Históricos, una norma que entrará en vigor el próximo día 1 de octubre. Al parecer, su publicación en el BOE se ha pospuesto hasta el día 18 para hacerla coincidir con la presentación oficial en la Dirección General de Tráfico (DGT), lo que no nos impide analizar uno de los aspectos más polémicos del reglamento, la limitación de uso a 96 días al año de los vehículos que cambien a servicio de histórico.
Recordemos, antes de nada, que la nueva norma es fundamentalmente positiva para la afición, pues simplifica y abarata de manera decisiva el proceso de catalogación de histórico de un vehículo. De hecho, ahora pasan a cambiar de servicio mediante un trámite que se pretende que pueda hacerse on line. Además, va a permitir recuperar los ciclomotores o va a eliminar las ITV para vehículos a partir de 60 de edad.
La idea es homologarnos al resto de países de nuestro entorno, donde la cantidad de vehículos catalogados como históricos multiplica a la de nuestro país. La DGT pretende que pasemos de 47.000 vehículos matriculados como históricos a 200.000, ahora con servicio de histórico. Las placas históricas quedan reservadas para vehículos que no estuvieran matriculados en su momento en España. El resto conservarán las placas provinciales junto con un distintivo H en el parabrisas.
¿POR QUÉ LA LIMITACIÓN DE USO?
Hay dos aspectos del nuevo Reglamento de Históricos que han resultado especialmente polémicos. Uno de ellos ha sido el limitar la velocidad de los coches sin cinturones delanteros a 80 km/h, además de prohibir viajar a niños detrás en los vehículos que no los tengas en los asientos posteriores. En este caso, es un aspecto que limita el uso de los clásicos en familia, aunque viéndolo desde el punto de vista de la seguridad, no parece descabellado.
Más controversia ha suscitado la intención de prohibir circular a los vehículos que pasen a servicio de histórico más de 96 días al año. Vaya por delante, que cualquier limitación de uso siempre es un asalto a las libertades del colectivo, pues al menos debería ir aparejado a una reducción equivalente de los impuestos asociados, como el de circulación. Al menos, la cifra responde bastante al uso que suele hacer su vehículo la mayoría de los aficionados. Según la Federación Española de Vehículos Antiguos, el 91 % de los clásicos en nuestro país circula menos de 60 días al año.
Entonces, ¿por qué introducir una limitación de días de uso? Muy sencillo, por el ruido que se generó cuando se anunció que los coches clásicos -los matriculados como históricos, concretamente- podrían tener acceso a las Zonas de Bajas Emisiones. Aunque la amenaza de emplear un histórico como vehículo de uso diario para entrar libremente a las ZBE resultaba ridícula, al menos en el número de conductores que podrían adoptarla, la Administración tomó nota. Quizá lo hizo también pensando en el caso de las motocicletas, más sencillas de usar en el día a día.
Por ello, y para curarse en salud, han introducido esta limitación de uso de 96 días, cifra que, como ya hemos dicho, resulta muy razonable, aunque no deja de significar que otros 269 días no podremos conducir nuestro clásico. Pasamos a preguntarnos a continuación qué va a suponer por lo tanto dicho artículo del nuevo Reglamento de Vehículos Históricos.
¿QUÉ VA A SUPONER LA LIMITACIÓN?
La primera y buscada consecuencia es que nadie podrá emplear su clásico para entrar diariamente a las Zonas de Bajas Emisiones de las grandes ciudades. Es decir, allá donde el acceso esté controlado por cámaras, será relativamente sencillo controlar cuántas veces al año pasa un coches inscrito como servicio de clásico. Por lo tanto, se cumplirá el objetivo de dicha limitación, evitar la picaresca que algunos anunciaron a bombo y platillo.
Quienes no suelen circular por grandes ciudades, que son la mayoría de los usuarios, se verán poco o nada incumbidos por la limitación de circular 96 días al año. Principalmente, porque el objetivo de la norma es disuasorio, es decir, nada parece indicar que las distintas administraciones vayan a dedicarse a controlar el uso que hacemos de nuestros clásicos. Aunque hay cámaras que podrían ver por dónde circulan los históricos, no parece que fuese a resultar rentable adoptar un software que lleve un control al respecto. ¿Para qué iba a servir, para multar a 1.000 o 2.000 usuarios a lo sumo?
Eso por no hablar de la cantidad de clásicos que básicamente circulan por zonas rurales, carreteras de montaña y demás y que raramente pasan por ninguna cámara que pudiera controlar su uso. Es decir, la historia no va de limitar a quien haga un uso ocasional de su vehículo clásico, incluso aunque superara los 96 días puesto como límite. Por lo tanto, a la mayoría de los propietarios que pasen su vehículo a servicio histórico esta restricción no les va afectar en absoluto.
Dicho lo cual, la limitación de uso no deja de ser una mala noticia, pues no sabemos en qué puede derivar en el futuro, dada la continua persecución a la que está siendo sometido el automóvil por las autoridades europeas. Actualmente afecta poco o nada, como ya hemos dicho, y esperamos que así siga siendo. Quedémonos al menos con la gran cantidad de ventajas que trae aparejadas el nuevo Reglamento de Históricos.
