Cada vez menos, pero cuando hace años cualquier visitante foráneo llegaba a la Cornisa Cantábrica, si era un poco observador o aficionado a la mecánica seguro que se percataba de la presencia de unos extraños artefactos con forma de camión en miniatura y muy estrechos.
Estos artilugios eran las “carrocetas” IPV, unas clásicas del paisaje norteño y sobre todo gallego. Fabricadas en la localidad lucense de Puente Nuevo, eran perfectas para las labores forestales por los escarpados montes del norte, gracias a su maniobrabilidad (en algunos modelos con un ancho de vías de solo 1.250mm), su tracción a las 4 ruedas y su probada robustez.
¡Qué buen invento! ¡Qué mentes pensantes las de estos técnicos gallegos! Pensarán ustedes. Pues casi, pero la idea primigenia viene como en tantas otras ocasiones del extranjero, si bien fue en nuestro país donde se perfeccionó y desarrolló hasta sus últimos límites.
El origen de estos peculiares vehículos mitad camión mitad todoterreno está en la guerras de Libia y “Abisinia”, que es como se conoce la invasión que sufrió Etiopía por parte de Italia en Octubre de 1935.
Para ello la maquinaria bélica del gobierno fascista de Mussolini había iniciado un rearme desde principios de los años 30, y la mayor parte de fabricantes de automóviles italianos recibieron la orden de desarrollar vehículos militares.
Alfa-Romeo, Fiat, Bianchi, Lancia, Ansaldo o Isotta- Fraschini crearon durante esa década algunos de los más extraños vehículos para uso militar, pues como ya se sabe los ingenieros italianos gustan de las más intricadas soluciones técnicas.
Todo tipo de artefactos multidireccionales, con extrañas disposiciones de motor y ruedas y con tracción delantera o total asombraron a los militares italianos, aunque luego en el campo de batalla se demostró que su utilidad era más bien limitada.
Uno de los “hijos” de aquella fiebre técnico-bélica italiana de los años 30 fueron las OM Autocarretta, unas pequeñas camionetas todoterreno con tracción y dirección a las 4 ruedas.
[su_note note_color=»#f4f4f4″]
La llegada a España
Presentadas en 1932 y desarrolladas desde 1929 por el ingeniero Cesare Cappa de la empresa Ansaldo, alargaron su producción hasta 1938 y como ocurrió con otros materiales italianos fueron enviadas a España como ayuda a las tropas de Franco durante la Guerra Civil.
[/su_note]
[su_note note_color=»#f4f4f4″]
Según los registros de la época, en marzo de 1938 llegaron a nuestro país 328 unidades de las Autocarretta OM en sus versiones 32, 35 y 38, que se diferenciaban principalmente por sus llantas macizas o con neumáticos y la presencia o ausencia de parabrisas.
Tras el conflicto bélico la mayoría de las OM había quedado en un estado lamentable, pero aún así se usaron por el ejército hasta que en los años 50 empezaron a llegar los Jeep, REO y GMC americanos.
Fue entonces cuando fueron puestas a la venta a través de subastas públicas y es aquí donde entraron en juego los avispados gallegos, asturianos y leoneses, y así prácticamente la totalidad de las Autocarrettas fueron a parar al norte de España.
[/su_note]
[su_note note_color=»#f4f4f4″]
Quizá el hecho de que durante la Guerra Civil se las vio circular con soltura por terrenos montañosos generó la idea, y una vez adquiridas se comenzaron los trabajos de reparación y mejora por parte de varios talleres, que alcanzaron un gran nivel de especialización.
Normalmente el proceso era el siguiente: Se dotaba a las rudimentarias Autocarrettas de una carrocería nueva con techo y puertas (elementos de los que carecían las OM en origen), el motor de gasolina refrigerado por aire se cambiaba por un Perkins o Barreiros (ambos diesel), se eliminaba la dirección a las ruedas traseras (que pasaban a ser gemelas) y se mantenía la tracción 4×4.
El resultado resultaba -valga la redundancia- muy satisfactorio y el éxito de estos talleres no tardó en llegar, por lo que al cabo de unos años varios “modificadores” de la zona gallega decidieron unirse y crearon en 1963 la Sociedad M.A.F.S.A, que comenzó a mediados de los años 60 a producir las famosas carrocetas IPV.
[/su_note]
[su_note note_color=»#f4f4f4″]
Sin embargo aún a principios de los años 90 era posible encontrarse con alguna Autocarretta de aspecto muy “trillado” funcionando y con matrículas de los años 50 que indudablemente eran OM transformadas, lo que da una idea de la durabilidad del producto conseguido con el ingenio y necesidad de la posguerra.
[/su_note]