Con tres motorizaciones desde su lanzamiento en 1984 hasta su retirada en 1991, el Opel Kadett GSI es una de las grandes referencias al hablar de compactos deportivos. Es más, con los números en la mano sus datos en recuperaciones y aceleración ponen en entredicho incluso al referencial Golf GTI 16v; una objetividad a la cual sumar todo el encanto subjetivo de un modelo capaz de encandilar a una buena legión de aficionados desde su aparición hace ya más de cuatro décadas.
Y es de entre todos los 16v, GTI y Turbo relativos al automovilismo popular de los años ochenta el Opel Kadett GSI destaca como un modelo con personalidad propia claramente marcada por sus mecánicas. Mecánicas que sobre el asfalto se demostraron mucho más contundentes que su chasis, el cual sufría -aun tras las modificaciones introducidas en 1988- cuando el pedal de aceleración marcaba un ritmo intenso especialmente en sendas reviradas.
Uno de los terrenos naturales para este alemán -sino el que más- gracias a sus tan sólo 1.008 kilos. Todo un peso pluma para la época, más aún si tenemos en cuenta cómo su última motorización llegaba a unos asombrosos 156 CV para dejar así muy por detrás a su versión coetánea del Golf GTI con tan sólo 129 CV -139 CV al retocar Oettinger la culata- para en torno a 1.100 kilos.
En fin, razones sobradas para sumarse a esa legión de admiradores que incluso con las comentadas deficiencias en el chasis, los neumáticos excesivamente estrechos y -por qué no decirlo- la a veces terrible saga de propietarios poco cuidadosos sigue apostando por el Opel Kadett GSI a la hora de escoger al compacto deportivo más atractivo de los ochenta.
OPEL KADETT GSI, TRES MECÁNICAS CONSECUTIVAS
Dado que en 1984 el ámbito de los compactos deportivos ya era una apuesta comercial al alza en el mercado europeo, el lanzamiento de la quinta generación del Kadett -sexta si tenemos en cuenta el prólogo interpretado por el primer utilitario así llamado entre 1936 y 1940- fue acompañado desde el primer momento por una versión deportiva lanzada bajo la denominación GSI.
Dotada de un motor elástico y progresivo con 1.8 litros y 115 CV, ésta interpretó de una manera bastante digna su apuesta frente a una competencia al alza cada vez más prestacional, más aun si tenemos en cuenta cómo General Motors no se durmió en los laureles, aupando al GSI hasta los 130 CV gracias a incrementar la cilindrada hasta los 2 litros tan sólo dos años más tarde.
No obstante, la versión definitiva y canónica de este modelo no llegó hasta 1988. Año en el cual Opel tomó buena nota de la creciente pugna experimentada entre las mecánicas con turbocompresión y las dotadas con culatas provistas de cuatro válvulas por cilindro. Situación en la cual optó por la segunda vía, conservando el carácter atmosférico del motor para llevar el mismo bloque motor hasta los 156 CV gracias a la incorporación de las recurrentes 16 válvulas.
Momento esta vez sí en el cual la marca germana pudo verse en la punta de lanza del segmento, habiendo situado en los concesionarios una de las apuestas más ágiles y briosas de la época en relación a los compactos deportivos. Es más, tanto así que su mecánica adelantaba ampliamente al chasis para desgracia de cualquier comparativa con el icónico Golf GTI; más pesado y menos potente aunque también mucho más sólido en el diseño de su bastidor.
DANDO SOLUCIÓN A LOS PROBLEMAS
Siendo sinceros debemos decir cómo el Opel Kadett nos parece una opción de lo más interesante de cara a satisfacer los anhelos de un aficionado a los clásicos. Y es que, más allá de los recurrentes debates tabla de prestaciones en mano, lo cierto es que este modelo con “ingeniería alemana a su alcance” nos recuerda cuál es el elemento más importante en todo deportivo: el motor.
Verdadero origen de los argumentos positivos al hilo del Opel Kadett GSI, éste llegó a ser uno de los mejores ejemplos a la hora de esgrimir las ventajas de los atmosféricos con 16 válvulas frente a las por entonces todopoderosas mecánicas con turbocompresión.
En fin, un apartado donde nuestro protagonista pasa con sobresaliente el examen de la relación calidad/precio -entre otras cosas porque además de la potencia su robustez es extraordinaria- aunque no pueda decirse lo mismo del bastidor. Eso sí, con la aparición de la tercera y más prestacional mecánica la marca germana lo reforzó con nuevas caídas delanteras, barras estabilizadoras más gruesas y unos muelles más duros y rebajados.
Una serie de respuestas con las cuales mejorar la forma y manera en la cual el chasis asumía el empuje del motor especialmente en situaciones reviradas, siendo además posible seguir mejorando todo esto en la actualidad gracias a la incorporación de ciertos elementos así como a la sustitución de los amortiguadores llegado el caso.
PENSANDO EN OPCIONES DE COMPRA
Bueno, visto lo visto la tentación de analizar el mercado relativo al Opel Kadett GSI ha sido algo imposible de contener durante la redacción del presente artículo. Una búsqueda en la cual hemos encontrado luces y sombras: luces en la cotización -de 2.500 a unos 7.000 euros- y sombras en el estado de no pocas unidades, las cuales sufrieron polémicos “macarreos” al igual que lo experimentado por los correligionario de marca Manta y Calibra.
En todo caso todo es ponerse a buscar con calma, teniendo además muy en cuenta a la segunda motorización pues aun no siendo la icónica 16v sus 130 CV cuentan con una buena respuesta a bajas vueltas tal y como demuestra su curva de par. En fin, lo que siempre les decimos: “usted no es Jean Ragnotti”, “no somos para tanto”. Revise siempre la opción deportiva situada justo por debajo de la más emblemática; seguramente le convenga más no sólo en precio sino también en manejo.
OPCIONEAS ALTERNATIVAS AL OPEL KADETT GSI
A la hora de escoger una alternativa sólida al Opel Kadett GSI la opción más serena y posiblemente acertada sería la interpretada por el Volkswagen Golf GTI. Sin embargo también sería la más previsible ya que este modelo ha marcado el canon para los compactos deportivos desde su lanzamiento allá por 1976.
Dicho esto nuestra querencia natural por Lancia hace que pongamos las miras sobre el Delta HF Turbo aunque, a decir verdad, la comparación no sería del todo justa pues nos movemos en un ámbito de mayor peso y tamaño -es un modelo siempre con cinco puertas- así como más costoso en el mercado de clásicos debido al tirón al alza ejercido hacia toda la gama desde las onerosas versiones Integrale.
Entonces, qué hacer. Bueno, pensando en compactos deportivos marcados por la ligereza tenemos a uno presentado justo durante el mismo año que el GSI: el Ford Escort RS Turbo. Con tan sólo 997 kilos su motor 1.6 era capaz de entregar hasta 132 CV a 6.000 rpm gracias a la acción del turbocompresor, con el cual Ford llevaba experimentando desde su incorporación a la versión 2.8 del Capri allá por 1981.
Capaz de hacerse con seis de las nueve carreras relativas al BTCC de 1986, éste resultó un contrincante perfecto para el Opel Kadett GSI en medio de la batalla dada entre los modelos con culatas de 16 válvulas y los equipados con turbocompresor. En fin, un modelo para pensárselo ya que aun siendo más escaso en el mercado de colección sus cotizaciones resultan similares a las del germano. Nosotros damos la idea; usted deberá rematar la respuesta.