Dominados por su tracción delantera, tanto el 127 como el 147 resultaron ser modelos clave para la trayectoria de Fiat en relación a sus diseños más compactos. Además, estos también fueron parte en la internacionalización de la marca al fabricarse en mercados emergentes como el brasileño. Eso sí, en el caso de las unidades destinadas al mismo los chasis monocasco recibían un tratamiento especial en materia de óxido. Algo realmente interesante si tenemos en cuenta las condiciones climáticas del lugar.
Así las cosas, cuando a finales de los años setenta Fiat quiso lanzar una versión rural del 127 italiano ésta se fijó en aquella situación. De hecho, el que desde 1979 sería conocido como Rústica era fabricado a partir de bastidores traídos desde Brasil. De esta manera, aquella variante del popular utilitario respondía a las necesidades planteadas por un uso lleno de barro y caminos desde su propia base. Sin duda, una excelente idea.
Además, mediante la intercesión de Giulio Alfieri el Rústica se ensambló ni más ni menos que en la factoría de Lamborghini en Sant’Agata Bolognese. Todo un respiro financiero para esta marca, la cual pudo inyectar así cierta liquidez tras haberse declarado en suspensión de pagos durante 1978. Llegados a este punto, incluso a día de hoy existen propietarios del 127 Rústica que, bromeando, aseguran tener un Lamborghini “aunque no lo parezca”.
No obstante, aquel modelo tenía unas limitaciones obvias en relación al público rural para el cual se ideó. En primer lugar, éste sólo se ofreció en el mercado italiano. Es decir, lejos de cumplir con la vocación global exhibida por los diseños populares de Fiat desde los años cincuenta, aquel estaba llamado a una vida comercial más bien escueta.
Asimismo, más allá de ciertos elementos con aspecto rudo, una mayor altura al suelo y algunas modificaciones en las relaciones de cambio, el 127 Rústica no era un verdadero todoterreno pues contaba con limitaciones evidentes en materia de tracción. De todos modos, lo cierto es que el Grupo Fiat no estaba por la labor de prestar demasiada atención al desarrollo de nuevas y más perfiladas variantes del 127. Es más, durante la segunda mitad de los años setenta ya se había lanzado el proyecto del futuro Panda.
SEAT PANDA 4X4 RAID, LA EVOLUCIÓN DE UN ÉXITO
Aunque de cara a los años ochenta los mercados europeos ya evidenciaban un alto nivel de consumo, en Fiat detectaron un nicho de mercado evidente para un vehículo lo más económico posible. Algo a priori sorprendente, pues este tipo de modelos en la estela marcada por el 2CV o el R4 parecían ya superados por la expansión económica.
Sin embargo, lo cierto es que todavía se daban factores comerciales para entender la aparición del Panda. En primer lugar, el público rural seguía siendo numeroso a pesar de la progresiva despoblación experimentada en los territorios agrícolas. Así las cosas, lanzar un automóvil fiable y sencillo enfocado a un uso mixto por caminos y carreteras no era, en absoluto, una idea descabellada.
Además, un diseño como éste también podría ser utilizado en las ciudades, donde no pocos compradores estarían dispuestos a adquirirlo a fin de usarlo como coche urbano en el día a día. De hecho, esta misma situación es la que ya se había dado con el R4 y el 2CV. Bastante comunes en ciudades como París a pesar de haber sido concebidos para el uso agrícola en zonas con barro y difícil acceso.
Con todo ello, el Fiat Panda al fin llegó a los concesionarios en 1980. Por cierto, con soluciones realmente cuidadas a pesar de su precio asequible. De esta manera, desde la posición erguida y cómoda de sus asientos hasta el fácil acceso brindado a su espacio de carga por el amplio portón trasero, todo en aquel diseño firmado por Italdesign expresaba un estudio pormenorizado en relación a la practicidad cotidiana. Asimismo, la reducción de costes en su fabricación fue tenida en cuenta gracias a unos volúmenes plagados de superficies planas. Algo visible no sólo en la chapa. Sino también en las lunas.
Así las cosas, este modelo enfocado a un nicho lo más económico posible fue haciéndose un hueco hasta el punto de convertirse en un verdadero éxito global. Es más, a pesar de su sencillez, rápidamente empezó a desarrollar una gama llena de versiones con más equipamiento. Un contexto optimista en el que, de forma natural, apareció la posibilidad de crear un variante con tracción 4×4. Sin duda una idea arriesgada desde el punto de vista del sobrecoste. Aunque, en verdad, con visos de ser rentable al tener en cuenta las posibilidades que esto abría en relación a ofrecer el todoterreno más asequible de todo el mercado.
Llegados a este punto, Fiat confío el diseño de la transmisión al especialista austriaco Steyr-Puch. Con un amplio bagaje en vehículos militares, éste preparó un sistema con diferencial autoblocante controlado gracias a una palanca enclavada junto al freno de mano a fin de escoger entre la tracción delantera o la total.
Asimismo, se realizaron diversos cambios más allá de elevar la altura al suelo o incorporar una plancha de protección bajo el motor. De esta manera, el cambio incorporó unas nuevas relaciones luciendo una primera marcha extremadamente corta. La necesaria para que, en combinación con la tracción total, el Panda 4×4 se pudiera comportar como un verdadero escalador.
Respecto al motor, la primera serie contó con un cuatro cilindros afinado en 45 CV, sustituido en 1987 por el emblemático Fire con 999 centímetros cúbicos. Además, desde aquel mismo año también se pasó a ofrecer un bloque con 1.108 centímetros cúbicos equipado con inyección de combustible. En suma, resulta imposible negar la evolución técnica del Fiat Panda 4×4, puesto al día según se confirmaba cada vez su éxito comercial.
UN CLÁSICO DE LO MÁS APETECIBLE
Como sabrá cualquier persona con hábito lector en esta cabecera, aquí solemos insistir bastante en la necesidad de usar los clásicos a fin de no convertirlos en recuerdos inmóviles o meras inversiones especulativas. De esta manera, pocas cuestiones nos producen tanta satisfacción como traer a colación un modelo en pleno uso. Así las cosas, lo cierto es que el Panda 4×4 resulta hoy en día una opción de lo más apetecible.
Para empezar, su fiabilidad, economía y mantenimiento lo introducen dentro de lo que, en Reino Unido, vendría a ser un “daily classic”. Además, el hecho de contar con tracción total hace posible entrar con garantías en pruebas como el Spain Classic Raid. Uno de los eventos más interesantes de entre todos los enfocados ahora mismo al automovilismo histórico.
En fin, esto lo saben muy bien en la colección SEAT en Rodaje. Propietaria de la unidad con la que ilustramos estas líneas y a la cual, una vez más, agradecemos su colaboración con los redactores de La Escudería.
Fotografías: SEAT en Rodaje