El pasado 21 de noviembre tuvo lugar en Nueva York una subasta conjunta de RM Auctions y Sotheby’s que ha hecho Historia en cuánto a lo que recaudación se refiere: nada más y nada menos que 63 millones de dólares -46 millones de euros-, pagados por tan solo treinta y un coches que conformaban el catálogo y que eran, sencillamente, de infarto.
Desde un Ferrari 250LM hasta un Talbot-Lago T150 de diseño en lágrima; desde un precioso Maserati A6G hasta un Rolls-Royce Phantom II, a menudo con carrocerías especiales, pasando por grandes automóviles de serie como Mercedes 300SL Roadster o BMW 507, era el tipo de fauna que pudo verse en la ciudad de los rascacielos.
No diremos nada más sobre los precios aparte de que muy pocos de los lotes se adjudicaron por debajo de 220.000 euros. Si queréis echarle un vistazo al catálogo, podéis hacer click aquí; desde luego, merece la pena.
Sin embargo, no es la trascendencia histórica de esta subasta lo que me ha impulsado a escribir, sino la necesidad de informaros de que entre los tesoros vendidos se encuentra el impresionante Pegaso Z-102 Saoutchik con matrícula original que aparece en las fotos. Se trata del ejemplar número de bastidor/motor 0102-150-0148/0102-017-0148, que representa la última evolución de los diseños del carrocero francés para la marca española y que fue presentado en el salón de París de 1954.
Según el libro «Ricart-Pegaso: La Pasión del Automóvil» (Mosquera, Coma-Cros, 1989), tan sólo se hicieron ocho coupés Saoutchik de segunda serie, conocidos como BS 2. Este pegasín en concreto equipa el propulsor 2.8 litros, con cuatro carburadores Weber dobles y 195 CV, acoplado a una caja de cambios ZF de cinco velocidades en transaxle.
Su historial es medianamente conocido. Probablemente, fue adquirido en 1956 por Julián Sánchez Aranguena. Posteriormente, sería vendido a dos propietarios desconocidos, para, según el libro «La aventura Pegaso» (Laguna, 2006), acabar en manos de un oficial del ejército del aire estadounidense destinado en la base madrileña de Torrejón de Ardoz. En 1989 fue localizado en Washington por un cirujano que, dado su estado de deterioro, no tuvo más remedio que acometer una restauración en profundidad.
Con su nueva pintura roja y negra y de la mano de Art Foley de Olympia, en 1994 participó en el reputado concurso de elegancia de Pebble Beach, sin resultados. Nueve años después, la casa subastera Christie’s intentó intermediar su venta en la localidad holandesa de Apeldoorn, sin éxito, al no alcanzarse una cantidad de dinero suficiente entre los 160.000-240.000 euros del precio estimado.
A continuación, en 2004, esta berlineta fue puesta de nuevo a la venta por parte de un comerciante austriaco -a un precio de 260.000 euros- que presumiblemente consiguió venderla. Es a partir de entonces cuando se ha acometido una ligera segunda restauración mediante la que, fundamentalmente, se le ha devuelto su color original -gris perla-, se ha rehecho la caja de cambios y se han retapizado los interiores.
Por último, en 2013 se dejó ver una vez más en Pebble Beach, posiblemente con el objetivo de darse a conocer de cara a la subasta que hoy traemos a estas páginas electrónicas.
El precio de venta final ha sido de unos 585.000 euros, el cual podemos contrastar con el de la unidad roja vendida hace unos años en alrededor de 350.000 para establecer el precio medio actual del mítico deportivo español en unos 450.000 euros.
*Agradezco a nuestro colaborador Mario Laguna la ayuda prestada para la redacción de esta noticia.