Hace un par de días descubrimos a través de la publicación digital Semanal Clásico este precioso vídeo acerca de un Cisitalia D46 de origen. Dicho modelo es uno de los últimos automóviles con los que Tazio Nuvolari, uno de los mejores pilotos de todos los tiempos, compitió; es más, fue el bólido que condujo sin volante durante una vuelta en la Coppa Brezzi de 1946, aferrado a la barra de la dirección. La anécdota es mítica, si bien según el especialista Félix Muelas no se trataría de la misma unidad utilizada por el Mantuano Volador en el difícil trance descrito.
La aproximación del director -Giorgio Oppici- al objeto no puede ser más que poética, porque aborda el renacimiento del automovilismo después de la II Guerra Mundial. Después del terrible conflicto ya nada fue igual en la vieja Europa, tampoco sus coches. La concepción de éstos poco a poco cambiaría, haciéndolos económicamente más asequibles, a la par que su estética se convertiría en moderna. En este último aspecto, Cisitalia, junto con Pinin Farina, fue uno de los actores principales del cambio al alumbrar su modelo 202.
En 1945 buena parte de los fabricantes de automóviles se encontraban, o bien arruinados, o bien necesitados de efectuar una costosa transición desde la producción de material militar a la de civil. Incluso, los aliados prohibieron a algunos de ellos, como a BMW o Mercedes, reemprender su trabajo; mientras, otros como Alfa-Romeo tendrían que reinventarse lentamente.
Por lo tanto, hubo de esperarse hasta finales de la década de 1940 para restaurar las competiciones deportivas al más alto nivel. Es en este contexto en el que proyectos innovadores y bien financiados podían salir adelante, proveyendo a pilotos y aficionados con las máquinas necesarias para olvidar la tragedia y volver a disfrutar del deporte del automóvil. Grandes ases, como el Mantuano Volador antes citado, Taruffi, Cortese, Chiron o Biondetti no dudarían en correr con ellas.
La iniciativa de Cisitalia partió del piloto e industrial italiano Piero Dusio, quien enredó a Dante Giacosa -diseñador del Fiat 600, entre otros vehículos de gran importancia-, Giovanni Savonuzzi, Carlo Abarth, Ferdy y Ferry Porsche e, incluso, a Gianni Agnelli para crear un monoplaza ganador. Es el D46 que veis en las imágenes del vídeo de cabecera, montado sobre un bastidor tubular y animado por un motor Fiat 1100; pequeño pero inteligente, fruto de la escasez de posguerra. Gordini haría algo parecido con los Simca-Gordini, posibilitando el que se disputaran carreras de máquinas ligeras en un marco de fórmula menor.
Marcas como como las citadas fueron las reinas de las carreras hasta que despuntaron los años 50, que trajeron de vuelta plenamente a equipos como los de Ferrari o Alfa-Romeo y su imbatible Alfetta. Cisitalia intentaría seguir el juego de los grandes sin éxito: encargó a los Porsche un coche de Gran Premio a la usanza de quince años atrás; es decir, la realización de un proyecto revolucionario que esta vez no contaba con el inestimable apoyo del dinero nazi. Intentar hacer un Auto-Unión o un Mercedes Flecha de Plata costó a la novel compañía italiana su estabilidad financiera.
Ni siquiera la ayuda del gobierno argentino pudo hacer realidad las aspiraciones del Cisitalia Porsche 360, de motor central de doce cilindros bóxer y tracción a las cuatro ruedas… Pero bueno, me estoy extendiendo demasiado. Quedémonos con el mito de la primera Cisitalia, la que devolvió la alegría a los circuitos en los primeros momentos de la reconstrucción, la que, además, revolucionó el diseño automovilístico. Su ocaso no vale la pena, ya que casi todo tiene que languidecer y morir algún día.