¿Sabías que el Peugeot 305 V6 Rally fue la primera opción de la compañía francesa para contar en el Grupo B? Es cierto que nunca llegó a competir ningún 305 V6, pero el coche se fabricó y desarrolló, al igual que se fabricó y desarrolló el Ford Escort RS 1700T. De hecho, ambos coches tienen historias similares, aunque el final de la historia francesa es mejor que el final de los yankees.
Cuando la FIA anunció la creación del Grupo B, con su permisiva normativa, En Peugeot empezaban a pensar en reemplazar en competición al 504, un coche que llevaba 10 años dando el callo en toda clase de campeonatos. Así, como se dice popularmente, se juntaron el hambre con las ganas de comer; Peugeot quería modernizar y dinamizar su imagen, y la FIA les ponía en bandeja una excusa perfecta.
El Peugeot 305 no fue, precisamente, el modelo más emocionante de la compañía francesa. Era un coche robusto y versátil, pero no despertaba sensaciones. Cuando se anunció la llegada de Grupo B, el 305 llevaba tres años en el mercado y un empujón mediático a través de la nueva categoría de rallies vendría muy bien. No obstante, es justo reconocer que el 305 era el arquetipo de Peugeot a finales de los años 70: un automóvil conservador, robusto y usable, aunque, eso sí, diseñado por Pininfarina.
MOTOR ATMOSFÉRICO, PROPULSIÓN y SOLO 900 KILOS
Cuando arrancó la comercialización del Peugeot 305, Renault introducía por primera vez la tecnología turbo en la Fórmula 1, una idea que levantó mucha expectación, aunque también toda clase de comentarios sarcásticos, sobre todo cuando comenzaron a surgir los problemas «de juventud» de toda nueva tecnología. En aquellos años, la potencia se obtenía a base de cilindros y desplazamiento, es decir, a base de motores grandes. Así pensaban en Peugeot, pues cuando iniciaron el proyecto del 305 V6 Rally, se decantaron inmediatamente por el V6 PRV -el motor desarrollado por Peugeot, Renault y Volvo, recordad-.
Junto a la adopción del V6 atmosférico – el propulsor más grande del 305 era un cuatro cilindros de 1,5 litros y 75 CV–, se tenía previsto un refuerzo de la estructura, una rebaja de peso y toda una serie de modificaciones destinadas a convertir al convencional e impersonal Peugeot 30 en una máquina de carreras. De entrada, el motor se montó en una posición más retrasada y más baja para mejor el reparto de pesos y bajo el cuento de gravedad. Luego, se transformó a propulsión – el 305 era en tracción delantera– y se enganchó la carrocería, que además contaba con multitud de elementos fabricados con aluminio y materiales sintéticos.
El motor, como cabe esperar, no se montó tal cual. Para competición, los ingenieros de Peugeot Sport lograron extraer 253 CV, encargados de mover un conjunto cuyo peso se quedaba en el límite del reglamento: 900 Kilos. Para la versión de producción, pues tendrían que fabricar 200 ejemplares para homologar la versión de competición, se proyectó una potencia de 205 CV.
EL PEUGEOT 305 V6 RALLY NUNCA PASÓ DE PROTOTIPO
Todo el proyecto se desarrolló entre 1981 y 1982, incluso se llegó a negociar con Heuliez para colaborar en el desarrollo y producción de la variante de producción. Se fabrica una unidad totalmente funcional y se presentó con una librea blanca – iridiscente, decían– con motivos azules y una línea amarilla que recorría el lateral de faro a piloto. Todo estaba listo para su puesto de largo y, por supuesto, ganar carreras.
Sin embargo, el proyecto se detuvo. No se fabricaron las 200 unidades de homologación y no se fabricaron más ejemplares de competición. ¿El motivo? La aparición del Peugeot 205, que se convirtió en la punta de lanza de la compañía tanto en competición como en las tiendas. Lo aprendido y desarrollado hasta el momento con el Peugeot 305 V6 Rally se aprovechó para el Peugeot 205 Tubo16, un coche que se convirtió en un mito y lo ganó todo, desde el Grupo B hasta el Dakar, pasando por el Rallye Cross y las carreras en cuesta, donde muchas unidades se dejaron ver después de que Peugeot jubilara el modelo.
En cuanto al Peugeot 305 V6 Rally, la única unidad que se fabricó se conserva en el museo de de la marca, aunque sin aquella librea blanca con la que se presentó, sino pintado en un anodino color gris plata.