Antes de hablar de este Peugeot 309 Dimma, hablemos de la versión de “normal” del 309, historia que, en todo caso, es bien conocida. Inicialmente, comenzó su desarrollo como reemplazo para el Talbot Horizon, coche que, por cierto, se vendió bajo cinco marcas diferentes: Chrysler, Simca, Dodge, Plymouth y la propia Talbot. Era el proyecto C28, que fue puesto en marcha por la misma Peugeot tras la compra de la división europea de Chrysler -que incluía las antiguas instalaciones de Barreiros, en Villaverde-.
Se trataba de un desarrollo puesto en marcha por el equipo Chrysler Europa en Coventry, Inglaterra, mientras que la parte técnica fue obra de los ingenieros de Simca en Poissy, Francia. De hecho, tenía incluso nombre comercial asignado: Talbot Arizona. Sin embargo, un cambio de estrategia de Peugeot llevó a prescindir de Simca y Talbot, lo que dejaba en el limbo un proyecto que ya casi estaba terminado y había supuesto 2.000 millones de francos.
Así, la firma francesa lo sumó a su catálogo y lo denominó Peugeot 309. Es un nombre curioso, pues no seguía la misma lógica que había llevado la compañía hasta el momento. De hecho, el número 9 no se ha vuelto a usar desde entonces. Se podría pensar que la propia marca no lo consideraba como un auténtico Peugeot, aunque se emplearon muchos elementos procedentes del 205, como las puertas, los ejes y algunos motores. En todo caso, el 309 fue un éxito de crítica y de ventas. Ocupó el hueco dejado por el Peugeot 305 y, tras él, llegó el Peugeot 306 y se recuperó el orden de las nomenclaturas.
MUCHAS OPCIONES DÓNDE ELEGIR
La gama del 309 estaba planteada para ser un producto para las masas, con hasta 21 variantes, motores diésel, carrocería de tres puertas y sí, un 309 GTi. Éste montó el motor del 205 GTi, un 4 cilindros 1.9 atmosférico de 130 CV, que pasó a homologar nada menos que 160 CV tras el restyling de modelo en 1989, merced a una culata de 16 válvulas, entre otras cosas.
Esta versión dio lugar a uno de los mejores GTi de su época, un coche capaz de rivalizar con los Volkswagen Golf GTI, tanto en prestaciones como en comportamiento, y lo mismo hacía con los Opel Kadett GSi… Y, sin embargo, es uno de esos coches injustamente olvidados. Todos se acuerdan de los mencionados Golf GTI y Kadett GSi, pero el Peugeot 309 GTi queda regado siempre a un segundo plano.
El 309 GTi fue un coche muy usado en rallies, en los Grupo A y Grupo N. Incluso Richard Burns ganó su categoría en el Rallye Lombard RAC, en Inglaterra, a los mandos de un 309 GTi allá por 1991. También fue presa, como siempre les ocurre a los mejores, de toda clase de transformaciones y potenciaciones. Algunas de ellas con nefastos y espantosos resultados, aunque también hubo quien supo extraer hasta la última gota de su potencial, sin que resultara un esperpento con ruedas.
DIMMA, EL CREADOR
Entre los artistas del tuning, pues hablamos de tuning en su más pura expresión, estaba el especialista belga Dimma, que creó una bestia sobre la base del Peugeot 309 GTi 16 válvulas. Resulta conveniente diferenciar entre el fenómeno tuning que inundó los parkings españoles y el que se ha hecho siempre en Europa.El primero, sin desmerecer algunos trabajos que se hicieron en la época de mayor apogeo, se centró en la estética.
Aquí, rara vez se tocaba el apartado técnico, mientras que en la mayor parte de Europa lo abarca todo, desde el cambio de unas simples llantas hasta las potenciaciones más salvajes. En el caso que nos ocupa, el equipo de Dimma no dejó tornillo sin mover, o casi, para transformar por completo el modelo francés.
La unidad de las imágenes fue subastada por la casa Aguttes en marzo de 2021 y alcanzó los 39.342 euros, un auténtico pastizal por un 309, por muy GTi 16v que sea. Data de 1993 y es uno de los cuatro ejemplares que se realizaron. Se compró nuevo en París en febrero de aquel año y su propietario, que se hacía llamar Mr. M., lo mandó a Bélgica para que Dimma se pusiera a trabajar. Tardaron dos años en completar todo el trabajo, así que Mr. M. tuvo que esperar hasta 1995 para poder disfrutar de su especialísimo 309 GTi 16v.
Además, este coche es el único de los cuatro transformados por Dimma que equipo un motor sobrealimentado por compresor. Esto hace que sea no sólo un ejemplar único en el mundo, sino que también es el Peugeot 309 GTi más potente que se ha fabricado, al menos para su uso en vías públicas.
EL PEUGEOT 309 DIMMA
De primeras, lo que llama la atención es su carrocería ensanchada al más puro estilo noventero, con un exagerado frontal protagonizado por un nuevo paragolpes. En el habitáculo, se instaló una jaula antivuelco, pero todo lo demás se dejó de origen, incluso los asientos. Detalles que no delatan en ningún momento lo que se esconde bajo el capó.
Puede que, para los estándares actuales, lo que hay en el vano delantero sea poca cosa, o al menos es posible que no sea nada espectacular. No debemos olvidar, por un lado, la fecha de fabricación, y por otro, que el Peugeot 309 GTI 16v no llegaba a los 1.100 kilos de peso. Con esto en mente, lo siguiente en saber es que al motor se le montaron nuevos árboles de levas Schrik, un colector PTS de acero inoxidable, admisión específica desarrollada internamente por Dimma, un sistema de gestión electrónica programable y un compresor volumétrico Opcon. Todas estas modificaciones que fueron obra del especialista en motores sobrealimentados Jean Gélon y lograron extraer 240 CV del bloque 1.9 del 309 GTi 16v.
Este Peugeot 309 Dimma que nos ocupa ha pasado por varios propietarios, pero no había recorrido ni 15.000 kilómetros cuando se subastó.