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Peugeot 504 Break, entre Pininfarina y Dangel

Presentado en 1970, el Peugeot 504 Break parte del estilo marcado por Pininfarina en la versión berlina para llegar a versiones 4×4 que llegaron a estar en el Dakar

Si pensamos en un fabricante especialmente unido a Pininfarina, la primera referencia bien podría ser Ferrari. Sin embargo, dentro de los dedicados a la producción masiva también hay quienes han establecido lazos perdurables con el clásico carrocero italiano. De hecho, la relación entre éste y Peugeot nos ha dejado una buena colección de excelentes diseños. Para empezar, quienes tengan el foco de su afición en tiempos más actuales el 406 Coupé de 1996 seguirá siendo un referente.

Es más, sus líneas fluidas y depuradas representan una cumbre en lo que a este tipo de vehículos hoy en día casi desaparecidos se refiere. Además, todas y cada una de sus unidades fueron ensambladas por la propia Pininfarina en su planta de San Giorgio Canavese. Un hecho que, al menos entre quienes tiendan a ciertas mitomanías perfectamente entendibles, otorgaba una emoción especial nada más bajar al garaje. No obstante, lo cierto es que Pininfarina empezó a trabajar para Peugeot cuatro décadas antes de presentarse este coupé.

Concretamente a mediados de los cincuenta, momento en el que recibió el encargo de trazar las líneas de una robusta berlina familiar al estilo del FIAT 1400. De esta manera, en 1955 pudo presentar su 403. Todo un éxito comercial en Francia gracias al cual marcaba una transición taxativa respecto a diseños como el 203. Su antecesor más evidente y, a la sazón, deudor de los tiempos en los que aún no se había impuesto la carrocería pontón.

A partir de aquí, llegaron otros diseños como el del 404. Posiblemente, aquel en el que la huella de Pininfarina aparece más claramente. No en vano, su aspecto es a todas luces tributario de la llamada “línea Florida”. Aquel concepto de diseño inaugurado por los prototipos Lancia Florida I y II. Responsable de haber servido como base para modelos tan diferentes como el Ferrari 250 GT/E -primer 2+2 de Maranello-, el FIAT 1800 o el Lancia Flaminia.

Asimismo, en 1969 la relación entre las casas italiana y francesa llegó a su paroxismo con la presentación del 504 Coupé. Sin duda, una excelencia en el juego de volúmenes que, aún a día de hoy, sigue inspirando con mejor o peor fortuna a nuevas creaciones como el prototipo e-Legend. Y vaya, yendo a piezas únicas resulta imposible no citar a los 504 Break Riviera y 104 Peugette. Ambos ideados por Pininfarina con la intención de seducir a Peugeot de cara a producirlos en serie.

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Respecto al primero, éste interesante “shooting break” representa todo un icono entre los aficionados a la marca. De hecho, nosotros mismos hemos gastado una cierta cantidad de tiempo reconstruyendo su historia. No en vano, durante décadas permaneció olvidado en España. Eso sí, a pesar del oscurantismo de su nuevo propietario resulta fácil comprobar cómo el Break Riviera salió hacia los Países Bajos el pasado 2019.

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En fin, otra joya automovilística que sale de la Península Ibérica. Al igual que el Mercedes-Benz 630K subastado en Londres durante el mes de noviembre del reciente 2021. Una pieza excelente que, desde 1929, había permanecido a caballo entre Madrid y Soria. No obstante, volviendo a nuestro tema bien está rescatar la memoria del 104 Peugette. Posiblemente, la propuesta más osada de Aldo Brovarone durante todos sus años en Pininfarina. Ideando un modelo juvenil y desenfadado con la capacidad de convertirse en una llamativa barchetta.

PEUGEOT 504 BREAK, MÁS ESPACIO PARA UN COCHE YA ÚTIL DE POR SÍ

Como hemos visto, la relación establecida entre Pininfarina y Peugeot fue bastante sólida. De hecho, en 1979 Sergio Pininfarina recibió la Legión de Honor. Una de las condecoraciones públicas más importantes de Francia junto con las estrellas de la Guía Michelín. Así las cosas, está claro el gran impacto del carrocero italiano en el día a día del parque móvil francés. Y es que, además, sus creaciones para Peugeot casi siempre fueron ensambladas por tandas de miles. De hecho, modelos como el 504 fueron todo un éxito entre las familias de la clase media gala.

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Presentado en otoño de 1968 tras las intensas huelgas experimentadas durante aquel año por la industria automovilística, esta berlina llegó a ser escogida como Coche del Año en Europa durante 1969. Dotado con un motor de cuatro cilindros que al poco tiempo incorporaría opciones con inyección directa, el Peugeot 504 llegó a ser un vehículo global gracias a su fiabilidad. De hecho, el amplio recorrido de sus suspensiones así como la robustez de su carrocería hicieron de él una opción perfecta incluso en los países peor dotados en materia asfáltica.

De hecho, aún con la profesionalización iniciada en el Rally Safari tras la aparición de los Datsun del equipo oficial, este francés se hizo con el primer puesto en 1975. Sólo uno de los muchos argumentos a favor del Peugeot 504 como un coche útil y seguro en el día a día. Además, en 1970 vio la luz la versión Break. Dotada con una mayor distancia entre ejes, ésta ofrecía un amplísimo espacio de carga gracias a la altura aumentada de su trasera. Por cierto, sustentada sobre un eje rígido que hacía algo más delicada y pausada la conducción.

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No obstante, evidentemente no estamos hablando de un modelo deportivo. De hecho, su lado más práctico y laboral se evidenció cuando el preparador Dangel realizó una versión 4X4 del mismo, Presentada en 1980 para satisfacer al abundante público rural francés aumentando en 21 centímetros la altura al suelo del Break de serie. Además, gracias a ello ciertos equipos participantes en las primeras ediciones del Dakar vieron en el Peugeot 504 Break 4×4 un evidente potencial. Especialmente de cara a plantar cara a los Renault preparados por Sinpar. Y es que, como demuestra la saga de los Audi RS Avant, una ranchera puede dar para mucho.

Fotografías: Peugeot

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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