La tecnología ha avanzado mucho, cierto. Pero el encanto que tienen estos coches de más de un siglo es... innegable. Fuente: Bonhams
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Cambiando las Reglas del Juego: Peugeot L45

Los comienzos de la competición automovilística fueron una “lucha de gigantes”. Y no sólo porque tuvieras que tener una valentía enorme; lanzarse a más de 130 km/h por pistas bacheadas y llenas de gravilla era toda una temeridad en la que muchos perdieron la vida. Por no hablar de la forma de tomar las curvas: sacando una mano para maniobrar con la palanca de freno -exterior a la carrocería- mientras la otra intentaba gobernar un volante de grandes proporciones unido a una dirección sólo accesible a los más brazos más fuertes.

Como ves, lidiar con esos baches y esos derrapes debía ser toda una aventura. Más aún si tenemos en cuenta los coches de competición de la época, auténticos gigantes de tonelada y media equipados con motores de ¡14! litros. Tan sólo hay que ver este vídeo de la Bestia de Turín para hacerse una idea (un poco extrema) de lo que hablamos.

En 1909 se dejaron de celebrar los grandes premios debido a la mala situación económica europea. Cuando en 1912 se reanudaron, los gigantes no tuvieron nada que hacer ante los nuevos Peugeot. Con 5000 – 7000 cc, sus motores eran mucho más pequeños y sus chasis más ágiles y ligeros. Con el L76 y el L45 nacía una saga de matagigantes destinada a cambiar las reglas del juego del automovilismo deportivo.

peugeot L45 Bonhams
¿Te atreves? Un puesto de conducción sólo para valientes. Fuente: Bonhams.

PADRE DE LA COMPETICIÓN MODERNA

No todos los coches pueden recibir el calificativo de ser el precursor de algo. Quizá por eso este Peugeot L45 de 1914 acaba de alcanzar la cifra de 7.260.000 dólares en la subasta celebrada el pasado 11 de noviembre por la casa Bonhams. Se trata de un clásico único, y no sólo por su concepción mecánica: También es el último de los “Charlatanes” que haya pisado una pista de carreras.

A comienzos del siglo XX los constructores veían en el aumento de la cilindrada la solución a todos los problemas. Cuanto más grande el motor, más potencia, y cuanta más potencia, más victorias… En realidad, no eran tan sencillo: Los coches estaban alcanzado unas proporciones y unos pesos ingobernables, y precisamente cuando aparecieron los ligeros y rápidos ‘Charlatanes’ de Peugeot en 1912 muchos se dieron cuenta de esta realidad.

Sus motores de 4 cilindros y ¡16 válvulas! rebajaron los centímetros cúbicos hasta los 7.500 del L76 y los 4.491 de este L45, suficientes para ser el tiro de salida de una nueva aproximación deportiva basada en una relativa pérdida de importancia de la mecánica con respecto al resto de componentes del automóvil.

Aquellos Peugeot abrieron la puerta a una nueva filosofía; su “downsize” fue tan revolucionario que son considerados los padres de los actuales bólidos de carreras.

EL ÚLTIMO EN SU ESPECIE: PEUGEOT L45

Con el número 1 en su chasis, este L45 fue uno de los 3 ejemplares que Peugeot envió a disputar las 500 Millas de Indianápolis en 1916. Dos formaban parte del equipo de la marca -de hecho el pilotado por Dario Resta obtuvo la victoria- mientras que este ejemplar corría en manos privadas: las de Ralph Mulford, el cual finalizó en tercera posición.

Ha sido conservado en California, donde hasta ahora formaba parte de la impresionante colección Bothwell. Por el momento desconocemos quién es el nuevo propietario, pero lo que sí sabemos es que se ha llevado algo muy especial: éste es el único Peugeot L45 con palmarés deportivo que aún existe. Un coche con una tecnología tan revolucionaria que ahora, más de un siglo después, ha inspirado a la marca francesa para lanzar un prototipo igualmente rompedor: el L500 R Hybrid. Y es que, aúnque pasen los años, este clásico será siempre un ejemplo para los pioneros…

peugeot L45 Bonhams
El eco de innovación del L45 pervive e inspra más allá de un siglo. Fuente: Peugeot

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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