Para principios de la década de los sesenta Pontiac, que era una de las cinco marcas dedicadas a la construcción de automóviles de General Motors en Estados Unidos, tenía una mala reputación. Si bien la compañía no tenía ningún problema aparente durante la década de los cincuenta se había convertido a ojos del público americano en un fabricante de coches para personas mayores y que carecían de interés alguno entre los más jóvenes.
En 1961 GM introduce una serie de berlinas compactas que cuentan con gran popularidad. Salvo Cadillac todas las marcas del conglomerado recibieron su propio modelo de tres volúmenes y proporciones más reducidas, entre los que se incluía el Pontiac Tempest. Este vehículo ya era peculiar de por sí, pues se ofreció con una mecánica de cuatro cilindros en línea, algo poco usual para un vehículo estadounidense de entonces, pero curiosamente acabaría siendo el coche que reinventó a Pontiac como marca.
JOHN DELOREAN Y UNA ARRIESGADA VISIÓN DE FUTURO
Dentro de la gama inicial del Pontiac Tempest, había un acabado como tope de gama que era el LeMans que terminaría por convertirse en su propio modelo en 1963. Para aquella época en Pontiac ya se trabajaba en la segunda generación del Tempest, que aumentaría su tamaño para pasar a ser ahora un coche de tamaño medio y en GM se olvidarían de los compactos hasta que no llegaron los años setenta.
En el equipo de diseño la compañía se encontraba John Delorean, una joven promesa que ya había pasado por Chrysler y Packard y que llegó a General Motors en 1956 para pasar a convertirse en el jefe de ingenieros de Pontiac en 1961, a los 36 años de edad, convirtiéndolo en la figura más joven en ocupar este puesto. Fue ese enfoque de una persona joven lo que desencadenó aquel cambio en la marca y con el que se iría fraguando el futuro GTO, pero el coche estuvo plagado de polémicas durante su desarrollo.
Desde 1957 General Motors había prohibido a sus divisiones participar en el mundo de la competición tras los desastres de Le Mans en 1955 y un accidente en la NASCAR de 1957 que dejó cinco heridos. Por esta razón desde principios de los sesenta Pontiac empezó a publicitar sus coches con las carreras callejeras y los conductores jóvenes en mente, estrategia de marketing que funcionó con creces.
Hasta entonces GM tenía una norma interna que los motores de mayor cilindrada estaban reservados para las carrocerías más grandes. Sin embargo, Delorean se saltó esa norma y equipó el V8 de 389 pulgadas cúbicas (6,4 litros) en el Tempest de tamaño medio.
El resultado fue un automóvil con un peso de apenas 1.600 kilos y 325 CV o 348 CV si se equipaba el extra de tres carburadores de doble cuerpo. Todo esto unido a un tamaño más reducido que lo hacía más manejable que coches coetáneos como el Chevrolet Impala SS. Aun así, seguiría trasladando algunos problemas heredados del Tempest como una frenada muy pobre y una dirección lenta e imprecisa.
HOMOLOGACIÓN DE LA FIA PARA UN MUSCLE CAR ICÓNICO
Como otra estrategia comercial más, en Pontiac querían bautizar al nuevo coche como GTO, siglas que significan Gran Turismo Omologato y que tenían al Ferrari 250 GTO como inspiración. Para esto la marca tuvo que hablar con la FIA para homologar el vehículo como gran turismo de competición, para lo que les exigían producir al menos cien unidades. Así este acabado deportivo del Tempest LeMans se lanzó en 1964, y las primeras previsiones eran pesimistas y auguraban unas 5.000 unidades vendidas durante el primer año, pero el resultado terminó siendo de 32.450 coches.
Por fortuna para DeLorean el GTO fue todo un éxito, pues el haberse saltado las normas le hubiesen podido hacer perder el puesto en General Motors, pero terminó por redefinir lo que eran los muscle cars y dotó a Pontiac de esa identidad que tanto necesitaba. A nivel publicitario la marca creó anuncios muy atrevidos con tigres como protagonistas en anuncios que en ocasiones eran hasta subidos de tono y en las calles era conocido como GOAT (Greatest of all time o el mejor de todos los tiempos).
El Pontiac GTO pasaría a convertirse en su propio modelo unos años más tarde, y fue uno de los artífices de la guerra por conseguir más caballos que tuvieron los fabricantes norteamericanos a finales de los sesenta y que generó la edad dorada de los muscle cars. Por su parte a su creador, John DeLorean, le esperaban unos años más en General Motors hasta que dejó la empresa para fundar su propia compañía con su apellido por nombre, aunque la historia en este caso no fue tan maravillosa y se vio salpicado en un escándalo por tráfico de drogas, pero terminaría dejando otro gran icono del automóvil gracias a la película de Regreso al Futuro.
Imágenes: GM