“El coche de Porsche es un modelo especial hecho a mano. Porsche es primera y principalmente una firma de diseño y consultoría de ingeniería. Por esta razón no hay un interés especial en aumentar la producción, dado que queremos seguir haciendo buenos coches a mano”.
Aunque hoy en día Porsche sea una marca de producción en serie de modelos como el Panamera o el Cayenne, así se expresaba Ferry Porsche en 1950 tan sólo dos años después de la presentación del primer 356, el prototipo artesanal que dio un inicio insospechado en un granero a una de las mayores leyendas del automovilismo.
De hecho, tan definitorio fue el impacto del primer 356 que Porsche lo custodia como una de sus mayores joyas en su museo de Stuttgart. Una especie de “icono fundacional” del cual ahora se ha realizado una réplica que recrea su estado original. En suma: la carrocería que en un primer momento lució este prototipo antes de recibir algunas modificaciones. La esencia de la esencia.
PORSCHE 356 Nº 1: MUCHO MÁS QUE UN ESCARABAJO
Ya decía el torero que “hay gente pa’tó”, de tal manera que incluso los primeros 911 han recibido comentarios despectivos del estilo “vaya, si no es más que un simple Beetle potenciado”. Obviamente esta sentencia no deja de ser una hipérbole, pero como toda exageración no deja de tener un poso de cierta verdad.
Se especula con el detonante que hizo saltar en la cabeza de Ferry Porsche la idea de fabricar coches, pero para nosotros hay una opción que es la más creíble: su viaje a Italia tras la Segunda Guerra Mundial a fin de tender puentes comerciales con Cisitalia. Allí pudo ver cómo la recién fundada compañía turinesa desarrollaba el 202: un precioso deportivo formado a partir de piezas de FIAT vestido por Pininfarina.
Sea ésta la opción verdadera o no, está claro que el viaje le provocó una tormenta de ideas porque en julio de 1947 ya estaban sobre la mesa los primeros diseños de un deportivo diseñado por Erwin Komenda sobre la base mecánica de un Escarabajo. No obstante, en esta primera unidad hay una diferencia esencial respecto a los siguientes 356: mientras éstos últimos se montaron sobre una plataforma de acero estampado muy similar al propio chasis del Beetle, el 356 nº1 cuenta con un chasis tubular que es pieza única.
Y aunque es cierto que el motor es el 1’1 litros montado en los Escarabajos de la época, lo cierto es que se le modificaron los pistones, la culata y los árboles de levas al tiempo que se aumentó la relación de compresión hasta 7,0. Todo esto derivó en una mecánica con cuatro cilindros opuestos capaz de rendir unos 10CV más que la original, llegando hasta los 35CV a 4.000 rpm. No mucho pero sí suficiente para poder divertirse con un aerodinámico modelo de tracción trasera con no más de 600 kg en báscula.
EL PRIMER PORSCHE 356: MARTILLOS Y CERVEZAS
La carrocería del 356 nº1 es toda una obra de artesanía; realizada a base dar martillazos a planchas de aluminio apoyadas en una estructura de madera. Se trataba de un proceso artesanal para el que sólo dos oficiales y el maestro Friederich Weber estaban licenciados. Algo que no debería representar un problema para los plazos de entrega de las carrocerías ya que, aunque eran escasos los trabajadores, también lo eran en principio los 356 en mente de Ferry Porsche. Sin embargo… Como buen alemán Weber tenía una pasión desmedida por la cerveza, la cual ocupaba incluso parte de su jornada laboral.
Cervezas aparte, lo cierto es que en agosto de 1948 el primer 356 vio la luz en forma de descapotable biplaza con una estética que aún a día de hoy sigue resultando innovadora. De formas suaves y ligeras, la única parte externa realmente deudora del Escarabajo eran los faros delanteros. Esta unidad, que hoy en día sigue conservando su matrícula K45-286 cambió de manos varas veces durante los años 40 y 50, hasta que finalmente regresó a Porsche para ser la joya de la corona en su colección de Sttutgart.
Sin embargo hay un problema con este 356 nº1: los cambios de manos se plasmaron en algunos cambios estéticos en su carrocería, la cual no se encuentra en el estado exacto que debía lucir justo en el momento de su alumbramiento como inicio de la leyenda.
Es por ello que los restauradores del Museo Porsche han creado una réplica recreando su estado original, basándose para ello en una gran cantidad de documentación y un estudio 3D del coche.
Y el resultado… Es fascinante. Y no sólo por el hecho de que se destapan hechos como que el color original no fue el típico blanco o plateado propio de los deportivos alemanes, sino también por detalles como la recreación del asiento corrido original. Todo un “sofá” insertado en el lugar que ahora -por cambio de alguno de sus dueños- ocupan dos asientos vestidos en rojo.
Una maravillosa recreación histórica hecha para conmemorar el 70 aniversario del primer 356, la cual estará girando por medio mundo antes de ser depositada en el Museo Porsche de Sttutgart. Un ejercicio de pasión por los clásicos, la historia y… quien sabe si también la cerveza.