Toparse con según qué coches no es nada fácil. Es por ello que somos legión los aficionados que nos acercamos a concentraciones y competiciones de todo tipo con la esperanza de poder observar en vivo alguno de nuestros coches de ensueño. De hecho, algunos son tan especiales que nunca vamos a poder verlos en carretera aún por mucha suerte que tengamos.
No obstante, si un día notas un sonido bronco, con una mezcla de estallidos y rugidos que se acerca a ti como si se hubieran abierto las puertas del infierno… Tranquilo, posiblemente vaya a doblar la esquina un Porsche 917. Y ojo, no estamos hablando de réplicas con un virtuoso sonido. Para nada, sino de uno completamente original: concretamente el montado sobre el chasis 917037.
Una de las dos unidades que, tras batallas administrativas que harían las delicias del gestor más contumaz, han conseguido rodar fuera de los circuitos de forma legal. Uno de los deportivos más salvajes de todos los tiempos que, aunque pensado para dominar en la pista de Le Mans, ahora recorre las carreteras de Mónaco pasando por debajo de las barreras de peaje y generando incredulidad en más de un guardia urbano.
PORSCHE 917 MATRICULADO: CIFRAS DE INFARTO
Si hiciéramos una lista con los coches de competición más icónicos de todos los tiempos el Porsche 917 entraría por derecho propio en la primera selección. No en vano, es una de las leyendas de Le Mans; allí la marca alemana se alzó con la victoria en 1970 y 1971, viendo reforzada aún más su leyenda cuando Steve McQueen pilotó un 917 en los momentos clave de su espectacular cinta Le Mans.
Un palmarés que no sólo se asienta en una estética aerodínámica que cautiva tanto como su increíble sonido, sino también en unos datos técnicos escalofriantes. Y es que es precisamente esa palabra, “escalofriante”, la única que se nos ocurre para resumir lo que puede ser conducir un coche que arroja unos 600 CV ¡con un peso de aproximadamente 630 kilos! Una relación peso/potencia digna de los proyectos más alocados para carrera en cuesta pero… En circuito de resistencia.
Todo ello gracias a un chasis ultraligero con 42 kilos en báscula, sobre el que se monta simplemente lo imprescindible para gestionar la potencia del primer motor bóxer con 12 cilindros opuestos desarrollado por Porsche. Un ingenio de 4’5 litros refrigerado por aire que ocupa tanto sobre un chasis tan pequeño que el piloto está lo suficientemente adelantado como para que maneje los pedales casi sobre el mismo eje delantero.
UNA BATALLA LEGAL CON MARTINI, PRINCIPADOS Y EL ESTADO DE ALABAMA
Con las cifras que acabamos de leer… Imagina lo que tiene que ser ir a hablar con los de homologación de vehículos para que te dejen ir a comprar el pan en un Porsche 917. Una misión casi imposible que, el propietario de este 917 –Claudio Roddaro-, se empeñó en ganar tras haber adquirido el coche el pasado 2016 gracias a una subasta donde el mazo bajó en 22 millones de dólares.
Sin embargo… ¿Cómo es posible haber logrado semejante homologación? Pues apoyándose en una anterior realizada en los años 70 cuando Conde Rossi –propietario de Martini y a la sazón patrocinador de los Porsche de competición– consiguió legalizar un 917 después de incorporar algunos silenciadores y retrovisores.
Eso sí, ¡tuvo que irse hasta Alabama! Y es que sólo en el salvaje sur de los Estados Unidos consiguió convencer a un organismo oficial para que le dieran placas de circulación. Una vez legalizado allí consiguió traerlo de nuevo a Europa donde los funcionarios no tuvieron más remedio que, por convenio internacional, dejar circular libremente a este 917 homologado ya en los Estados Unidos de América. Todo un espectáculo administrativo que ha servido a Claudio Roddaro como precedente en el cual apoyarse para conseguir las placas de circulación en el Principado de Mónaco.
No obstante, y a pesar de haber nacido para devorar circuitos, la unidad 037 no ha competido nunca -más que en actuales reuniones de clásicos- ya que en los 70 el carrocero alemán Baur compró el chasis pero no terminó de ensamblarlo. De allí las piezas viajaron hasta los Estados Unidos donde un coleccionista privado fue, al fin, el responsable de armar el conjunto el cual, ya acabados los años de esplendor del 917 en Le Mans, pasó a ser una joya de coleccionista más que un coche lanzado al riesgo del asfalto.
De todos modos, al fin este chasis 917037 puede saborear el asfalto gracias a la convicción de un propietario que, lejos de custodiar el coche como una inversión en la caja de seguridad de algún banco… Sabe que cualquier coche, por valioso que sea, ha nacido para ser disfrutado sobre el asfalto.
1 Comments
Leave a Reply