Miguel Sánchez
1976 fue un año clave para Porsche. Para algunos fue el momento en el que la marca se atrevió a dar un paso más allá, creando automóviles eficientes y asequibles que la salvaron de la ruina. Para otros es el momento en el que los de Stuttgart traicionaron la hasta entonces sempiterna configuración de motor por detrás del eje trasero. Central a lo más, como ocurrió con el 914 de 1969. Diatribas entre puristas y aperturistas aparte, lo cierto es que la aparición aquel año del Porsche 924 fue todo un revulsivo para sus seguidores.
No obstante, tanto los que apoyaban al 924 como los que no sí estaban de acuerdo en algo. No le auguraban un futuro brillante en la competición. Los que estaban en contra de este primer Porsche con motor delantero porque seguían fielmente apegados a las bondades del 911. Un coche cada vez más competitivo en circuitos pero también en rallyes. Y los que estaban a favor porque lo veían como un simple modelo de acceso a la marca. Un vehículo equilibrado y útil llegado a la gama Porsche más para resolver problemas económicos que para conquistar laureles.
Pues bien, ambos se equivocaban. Y es que, además de ser uno de los mayores éxitos comerciales de Porsche gracias a su ratio coste de producción/ventas… El 924 sacó garra en no pocas competiciones, siendo una montura capaz de poner en apuros a coches mucho más prestacionales. Algo que se acentuó cuando en 1978 apareció la primera versión con turbocompresor, incrementando a 170 los 125CV de la primera versión. Eso sí, mucho menos de los 375CV que llegaron a rendir las unidades mejor preparadas por el departamento Porsche Motorsport. Este 924 Carrera GTS ex Walter Röhrl es una de ellas.
PORSCHE 924 CARRERA GTS. LA VERSIÓN MÁS POTENTE
En 1981 el Porsche de producción más caro no era ningún 911. Lejos de ello, el modesto 924 había recibido mejoras hasta convertirse con el 924 Carrera GTS en una bestia para carreras del que sólo se fabricaron 50 unidades más 9 prototipos. Un deportivo con sed de victorias que, como los GT y GTR tomaba como base el 924 Turbo. La prueba de que Porsche había desarrollado con éxito sus transaxle para la competición, colocando la caja de cambios en el eje trasero y el motor detrás del delantero. Un motor de cuatro cilindros en línea y dos litros, derivado de un proyecto gestionado por Audi, con entre 240 y 275CV según la unidad.
En el en caso de nuestro protagonista, hablamos de un 924 Carrera GTS Rallye salido de fábrica el 12 de diciembre de 1980. La unidad número cinco de los prototipos. De hecho, su propulsor siquiera cuenta con número de serie por ser una pieza experimental. Un motor extraordinariamente duro y fiable, capaz de haber soportado toda una temporada de rallyes sin daños. Por ello, la restauración de esta unidad ha sido sencilla para el equipo del Museo Porsche. Todo después de un examen endoscópico, el cual también reveló el buen estado de turbocompresor KKK26.
En lo que se refiere a la transmisión, ésta se desmontó por seguridad. Sin embargo sólo hubo que cambiar el embrague por otro original de la época, al igual que lo hecho con los neumáticos Pirelli 255/55 R15. Una restauración que contó con la ayuda de Schmidt Motorsport, responsables del mantenimiento de este Porsche 924 Carrera GTS durante 1981 y 1982. Sus dos temporadas en ejercicio antes de depositarse en los almacenes de la marca. La primera de ellas con Walter Röhrl a los mandos, para quien se ha hecho en secreto este trabajo cuarenta años después. Un proyecto concebido como regalo de cumpleaños para su 74 cumpleaños.
1981. UN AÑO DE TRANSCIÓN PARA WALTER RÖHRL
Los más de los aficionados unen la imagen de Walter Röhrl a la del Audi Quattro desde 1984 hasta 1987. Sin embargo, sus dos victorias absolutas en el Campeonato Mundial de Rallyes se produjeron en 1980 y 1982 a bordo de un FIAT 131 Abarth y un Opel Ascona 400. Dos momentos de gloria entre los cuales se sitúa un año de transición en el cual Röhrl pilotó con modelos Porsche. Un año de escaso éxito en el WRC, ya que sólo disputó una prueba: el San Remo a bordo de un 911 SC. No obstante, 1981 no fue un año en balde para este genio del pilotaje. Y es que gracias al Porsche 924 GTS Carrera que estás viendo logró cuatro victorias en rallyes de todo tipo, siendo notables las del Serengeti y Alemania.
Todas ellas jugando con la respuesta de unos turbo que en aquel momento daban sus primeros pasos. Un novedad que, en palabras del propio Röhrl, le volvía loco tras venir de años pilotando coches atmosféricos. “¡El retraso del turbo era enorme! Para salir rápidamente de las curvas, tenías que empezar a acelerar poco antes de la entrada y mantener siempre alto el régimen del motor”. Trucos de pilotaje para manejar este turbocompresor aún bastante rudo pero que, montado en un coche con excelente tracción y comportamiento, daba por resultado un carácter ganador.
Así, con el 924 Carrera GTS se demostraban las capacidades en competición de un modelo mal recibido por los aficionados. Aquellos que tuvieron que aceptar, aún a regañadientes, que el 924 es un Porsche excelente a pesar de llevar el motor por delante del habitáculo. Además, y por si los resultados y la mecánica no fueran suficientes, hay que recordar que de no ser por el saneamiento de cuentas logrado por las ventas del 924 quizás nunca más se hubieran podido sacar adelante nuevas series del 911. En suma, el 924 no sólo es un Porsche estupendo. Es que, en versiones como el 924 Carrera GTS, resulta una máquina de primer nivel.
Fotografías: Porsche
