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Un Porsche 924 en venta puede ser una buena opción como «daily classic»

Cuando apareció en 1976 el Porsche 924 no fue del gusto de los puristas. Sin embargo, gracias a su practicidad logró unos números más que exitosos en los concesionarios y, por tanto, puso los cimientos para el sanear las finanzas de la marca.

Aunque a no pocas personas les pueda parecer así, encontrar un Porsche 924 en venta puede ser una oportunidad realmente interesante. Y es que, a casi medio siglo de su lanzamiento, el que fuera en su momento la creación más polémica y denostada por los puristas de la casa germana se ha convertido en todo un clásico -no hablamos sólo de histórico- sin paliativos.

Asimismo, su practicidad y sencillez mecánica lo avalan como una compra creíble ante cualquier aficionado al automovilismo histórico sin ganas de complicarse demasiado, siendo al mismo tiempo un vehículo fácil de conducir y disfrutar.

En suma, filias y fobias aparte el Porsche 924 es una opción a tener en cuenta siendo incluso más asequible que sus predecesores y continuadores. Pero vayamos por partes ya que, en la amplia historia de la casa de Stuttgart, este modelo apareció en 1976 bajo la vocación de ser totalmente disruptivo.

Y sí, había que serlo. Había que serlo al menos en lo referido al escalafón de acceso si lo que se estaba buscando era la pura supervivencia financiera de la marca; una cuestión que, como otras tantas veces en la historia de Porsche, pasaba por entrar de forma masiva en el prometedor mercado estadounidense.

1969, YENDO A LO MASIVO BAJO EL AMPARO DE VOLKSWAGEN

Durante los años sesenta Porsche alumbró uno de sus mayores cambios al sustituir la gama del ya señero 356 por la del nuevo y prometedor 911. No obstante, aunque sus ventas en el mercado estadounidense iban al galope -para comienzos de la década tres cuartas partes de su producción ya iban directas a los muelles del puerto de Nueva York- lo cierto es que esto no era suficiente para cuadrar las cuentas con holgura.

Es más, tanto el desarrollo de los nuevos 911 como el de los diversos modelos de competición para el Mundial de Marcas estaban vaciando a un ritmo preocupante las arcas de la empresa. Así las cosas, la única posibilidad de ampliar los beneficios pasaba por la venta de un modelo de acceso; un vehículo de corte más o menos popular con el cual llevar la identidad de Porsche a un mercado generalista.

Sin embargo, para Porsche esto resultaba imposible durante aquellos años debido a su limitada logística de producción; una encrucijada en la cual entró Volkswagen. Realmente interesada en lanzar un biplaza capaz de sustituir a su Type 34 “Karmann”, ésta se alió con Porsche materializando la unión en el 914 de 1969.

PENSANDO EN UN SUSTITUTO PARA EL 914

Visto en perspectiva, lo cierto es que el 914 fue un diseño de lo más interesante. Para empezar, sobre su chasis firmado por Porsche se colocaba un motor Volkswagen con cuatro cilindros en posición central-trasera. Todo un impacto al hablar de modelos producidos en gran serie ya que, no en vano, éste fue uno de los primeros deportivos masivos, al alcance del gran público, en contar con esta configuración aplicada directamente del mundo de la competición.

Muy excitante la verdad. Más aún si, con algo más de presupuesto, se podía optar a la compra de una de las versiones motorizadas por Porsche con el motor de seis cilindros y 110 CV del 911T. Asimismo, a nivel de ventas el cuatro cilindros se vendió bastante bien, siendo un biplaza ligero incluso más atractivo que los británicos dada la configuración central-trasera o su práctico techo targa.

El cual, por cierto, venía muy al hilo de las homologaciones en seguridad impuestas en los Estados Unidos; de aquellas mucho más restrictivas que las aprobadas en Europa. De todos modos, llegando a la mitad de los años setenta el Volkswagen/Porsche 914 empezó a pedir seriamente un reemplazo. Reemplazo que, por otra parte, debía aumentar incluso más sus ventas si realmente Porsche quería dejar de mirar al abismo de la bancarrota.

HARM LAGGAY, EL DISEÑADOR IMPREVISTO

Vamos a ver, por mucho que Porsche tuviera su identidad basada en el esquema “todo atrás” lo cierto es que éste espantaba a la mayor parte de clientes no iniciados en la conducción deportiva. Más aún a mediados de los años setenta, cuando tan sólo algunas referencias como Alpine o las versiones prestacionales del SIMCA 1000 seguían incidiendo en esta configuración.

Así las cosas, si Porsche quería tener en su gama a un vehículo de acceso práctico, masivo y global tenía que comulgar con ruedas de molino reservando el esquema “todo atrás” a su modelo más emblemático: el 911.

Y sí, afortunadamente supo hacer aquella transición, aquel reconocer los hechos, encomendando al joven diseñador Harm Laggay poner a punto al que sería el futuro Porsche 924; primer modelo de la marca con el motor en posición delantera aunque, en lo referido a la motricidad, ésta seguía situándose en el eje trasero. Todo ello colocando la caja de cambios en ese mismo eje para así garantizar un excelente reparto de pesos.

1976, CON EL PORSCHE 924 EN VENTA AL FIN EXISTE UN PORSCHE DE ACCESO

Motor delantero de cuatro cilindros refrigerado por agua, 125 CV, interior práctico y creíble para con los usos del día a día… A priori nada hacía del Porsche 924 un diseño atractivo para quienes anhelaban un 911. Pero a fin de cuentas, eso daba exactamente igual pues no era a este tipo de comprador al cual había que atraer.

Lejos de ello, con su presentación el Porsche 924 logró un éxito bastante rápido entre jóvenes profesionales y demás bolsillos desahogados que, sin una suma en exceso cuantiosa ni una amplia experiencia en conducción deportiva, podían acceder a un deportivo de prestigio realmente útil para con el día a día y los viajes largos.

Asimismo, ya que su motor era en esencia el mismo que el del Audi 100 -convenientemente trabajado por los especialistas de la casa de Stuttgart- este automóvil tampoco requería de los cuidados mecánicos de talleres centrados en modelos exclusivos como el 911. En suma, aunque los puristas pusieran el grito en el cielo, el Porsche 924 tenía todo para llegar a un tipo de cliente realmente abundante tanto en Europa como en los Estados Unidos.

Y aquello, a fin de cuentas, fue lo que permitió a la casa germana seguir adelante con sus 911 y modelos de competición.

LA OPORTUNIDAD DE CONTAR CON UN CLÁSICO CREÍBLE

De acuerdo, posiblemente el Porsche 924 no sea el Porsche de sus sueños. De hecho más de una vez hemos visto restos del mismo abandonados a su suerte en algún que otro almacén como si nadie fuera capaz de valorar la importancia de este modelo en la amplia trayectoria de la marca.

Sin embargo, las mismas razones por las que no es tan atractivo como otros Porsche son precisamente aquellas por las que, tanto en su momento como hoy en día, éste es una opción razonable si se quiere disfrutar de una deportividad moderada conciliada con un uso sin demasiados problemas.

En suma, si estás buscando un Porsche como clásico y no puedes -o no quieres- llegar a otros modelos de la marca, el 924 podría ser una excelente opción de compra con todo el encanto de un diseño disruptivo en la trayectoria de la casa de Stuttgart.

Imágenes: RM Sotheby’s

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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