Desde sus inicios Porsche ha sido una marca relacionada con la exclusividad, la deportividad y el fruto del esfuerzo de los mejores ingenieros de la industria del automóvil. Pero ya desde la década de los 60 la marca experimentó con la idea de ofrecer un vehículo deportivo más asequible en su catálogo; como fue el caso de 912 de cuatro cilindros y los 914-6 comercializados como Volkswagen-Porsche.
Para los años ochenta el gigantesco Grupo Volkswagen había iniciado una colaboración la firma española SEAT, para la que Porsche había desarrollado los populares motores System Porsche que montaron los Ibiza de primera generación y que ayudaron a salvar a la marca en sus horas más bajas y que culminaría con la compra de SEAT en 1986.
Un año después de la presentación del Ibiza, en 1985, Porsche comenzó con el desarrollo de un prototipo de un biplaza destinado a ser una alternativa económica para los que querían comprar uno de los coches de la compañía. Así trataban de dejar atrás al 924, hasta entonces el modelo más económico de la marca, que no resultó tener el resultado de ventas esperado.
EL PORSCHE 984 CASI USÓ EL SYSTEM PORSCHE
Con SEAT como uno de los muchos satélites que orbitaban en torno a Volkswagen se dio la insólita situación en la que Porsche sugirió a la marca de Barcelona desarrollar un coche de motor central que emplearía la recién nacida mecánica del Ibiza. SEAT aceptó el desafío y de esta manera nació un proyecto conocido como “Junior”, al que se le terminaría asignando el código interno de 984.
Porsche tenía en mente como público objetivo a gente joven con ganas de tener un deportivo por poco dinero. El coche resultante fue un descapotable biplaza de pequeñas dimensiones con un diseño que recuerda mucho a los Porsche 968 Cabriolet de los años noventa. Una de las características más curiosas era su ligero peso de tan solo 880 kilogramos, equivalente a un vehículo compacto de la época.
En 1987 la prensa británica del motor hizo imágenes espía y filtraciones sobre el proyecto. Hubo muchas especulaciones con la posible mecánica; se habló del motor 1,5 System Porsche del Ibiza, también del EA827 de los Golf GTI, e incluso de los bóxer de cuatro cilindros que empleaban las Volkswagen T3. Pero finalmente, el equipo de ingenieros de la marca terminó por crear un nuevo motor bóxer refrigerado por aire de 2 litros y 16 válvulas que desarrollaba entre 120 y 150 CV, con la posibilidad de montar un turbo.
LA SEMILLA PARA EL BOXSTER
Cuando el 984 estaba llegando a las últimas fases de pruebas, a finales de 1987, el mundo se vio envuelto en una crisis económica que perjudicó a Porsche con un enorme desplome en sus ventas. Aunque el coche podría haber sido todo un éxito – y más si se tiene en cuenta que se vendería por un precio similar al del Toyota MR2- la marca decidió cancelar el proyecto ante la delicada situación financiera que estaban afrontando.
Por fortuna todo este esfuerzo no fue en vano, pues para la década de los noventa, cuando el panorama para Porsche era completamente crítico decidieron lanzar el Boxster, un coche de concepción similar al 984 que terminó por salvar a la compañía al convertirse en un verdadero éxito de ventas. Así pues, Porsche ayudo a SEAT a salir del abismo en los ochenta, pero SEAT también aportó su importante granito de arena para que la marca alemana no desapareciese.