Fotografías: Corporate Archives Porsche AG
Lo hemos dicho muchas veces: “los puristas no pagan facturas”. Y es que, aunque cueste aceptarlo, muchos deportivos extremos sólo consiguen salir adelante gracias a la diversificación de productos. En ese sentido, el mejor ejemplo es el Porsche 911. Sólo nombrarlo evoca la saga deportiva más asentada en todo el automovilismo europeo. Un mito incontestable que, a pesar de ocho generaciones, sigue conservando su seña de identidad más clara y original: el motor colgado detrás del eje trasero. Un coche que, aún siendo el más celebrado por los puristas de la marca, nunca hubiera sobrevivido sin las ganancias aportadas por los 928, 944 o Panamera.
Todos ellos severamente criticados por los seguidores de mira estrecha, quienes vieron en el 928 un sacrilegio por su motor delantero y una ofensa en el Panamera por sus cuatro puertas. Sin embargo, lo que muchos de ellos no saben es que el 911 tiene su origen en lo que iba a ser un Porsche de cuatro plazas. Sí, un dato interesante que ayuda a poner distancia para todo tipo de afirmaciones tan rotundas como poco argumentadas. Y es que, a comienzos de los 50 Porsche contempló la posibilidad de ampliar la gama del 356 con dos modelos -sedán y convertible- de batalla alargada y cuatro plazas reales.
Para ello contaron con la ayuda de Reutter. El histórico carrocero de Sttutgart que ya había hecho interesantes trabajos sobre aluminio en los años veinte. Uniendo fuerzas, en 1951 iniciaron el proceso que debería conducir a la creación de dos prototipos para cada uno de estos Porsche de cuatro plazas. No obstante, y debido a razones de estrategia comercial, del proyecto Type530 sólo llegó a ver la luz una de las dos unidades previstas para el sedán. Pero atención, porque investigando sobre la historia de su número de chasis llegamos a un descubrimiento muy interesante.
TYPE530. EL PORSCHE DE CUATRO PLAZAS QUE BUSCABA DIVERSIFICAR MERCADO
A comienzos de los 50 las cuentas de Porsche estaban asentadas por su proyección en el mercado americano. Así las cosas, en Sttutgart pensaban cómo diversificar la gama para cubrir más segmentos. Una interesante idea comercial, la cual ayudaría a las ganancias junto a lo ingresado por la consultoría que Porsche ejercía desarrollando productos para otras marcas. En este contexto, y tomando como base al exitoso 356, surgió la idea de crear el primer Porsche de cuatro plazas.
De hecho, los dos primeros. Y es que el proyecto consistía en alargar el chasis del 356 para carrozar un sedán y un descapotable con cuatro plazas reales. Sin duda un concepto interesante, puesto que más allá de crear un modelo nuevo todo versaba en torno a ofrecer dos variantes más del único vehículo de serie producido por la marca hasta la llegada del 911. Llegados a este punto, y envueltos en el máximo secreto, Reutter y Porsche mantienen las primeras reuniones en 1951. De hecho, el 9 de noviembre Porsche comisaria a los ingenieros Franz Xaver Reimpiess y August Klie para representar a la marca frente a Walter Beierbach, diseñador jefe de Reutter.
Trabajando a un ritmo feroz, consiguen tener los diseños acabados para el mes siguiente. Algo que corroboramos examinando la nota interna emitida el 29 de diciembre, en la que Porsche da orden de ensamblar “lo más rápido posible”. Eso sí, dando prioridad al sedán ya que, de hecho, la orden de construir el convertible no llegaría hasta el 29 de enero del año siguiente. Justo un mes más tarde. Decisión que vino por criterios técnicos, ya que las lunas dieron no pocos quebraderos de cabeza en materia de ajuste y aerodinámica.
DE PROTOTIPO PORSCHE DE CUATRO PLAZAS A EMBRIÓN DEL 911
Buscando crear el primer Porsche de cuatro plazas, se alargó la distancia entre ejes del chasis del 356 hasta los 2.400 milímetros. Momento en el que llegamos a un número muy interesante: 12201. El del bastidor con el que, montando un motor de 1’5 litros y cuatro cilindros, se llegó a la finalización del único prototipo de los cuatro planteados. El sedán Porsche de cuatro plazas que ves en las fotografías. El único que vio la luz totalmente operativo, ya que en la primavera de 1952 Porsche decide cancelar el proyecto Type530 por dos razones.
La primera viene por ciertos estudios de mercado que finalmente no daban buenos augurios a un sedán. Algo en lo que posiblemente no se equivocaron. De hecho, como muestra está lo que le ocurrió a Alpine con su A110 GT4. La segunda radica en el acuerdo que Porsche firmó con Studebaker a comienzos de 1952, con el objetivo de desarrollar un modelo de cuatro puertas para la empresa americana. Y es que, como dijimos antes, para Porsche su servicio de consultoría a otras marcas era tan importante como su propia gama. Dándose esta situación, lo normal es lo que acabó pasando: se canceló el desarrollo del Type530, acabando con la posible llegada a serie de este Porsche de cuatro plazas.
No obstante, la historia del chasis 12201 sigue un rumbo interesante. Enviado a la fábrica de Porsche, es usado meses más tarde por Alexander Porsche -hijo de Ferry y nieto del fundador- como base para construir el 695. Más conocido como prototipo T7. Contra los deseos de su padre, Alexander emprendió la construcción del T7 pensando ya en el 911. Así que fíjate dónde acabó el chasis del Type530. Un remate de lo más irónico para todos aquellos que reniegan de los Porsche de cuatro plazas creyendo defender la esencia del 911. Ya que el T7 -considerado prototipo del 911- es un 2+2 a pesar de haberse recortado el chasis 100mm respecto al Type530. Sorpresas.
P.D.: este artículo no hubiera sido posible sin la amabilidad de Tobias Mauler. Trabajador del Museo Porsche que diligentemente nos envió toda la documentación necesaria para el mismo. Todas las fotos son cortesía del Archivo Histórico Porsche / Corporate Archives Porsche AG