La innovación es la clave que ha hecho evolucionar el automóvil hasta las cotas de sofisticación actuales. El progreso se ha conseguido a base de inventar y diseñar nuevos componentes que mejoraran las prestaciones de los que sustituían. Valgan con ejemplo los frenos hidráulicos, que facilitaban el accionamiento de estos y disparaban su eficacia. Entre un montón de grandes ideas, también ha habido sonoros patinazos, como el del volante Quartic del Austin Allegro del que os hablamos a continuación.
Recordemos que el Austin Allegro se puso a la venta en 1973 como reemplazo de los 1100 y 1300. Diseñado por Harris Mann, seguía la distribución mecánica impuesta por el Mini, con motor y tracción delanteros. Entre las innovaciones que aportaba, estaba la suspensión Hydragas, evolución de la hidroelástica que había sido santo y seña de la BMC. Se trataba de un modelo compacto, lo que ahora llamaríamos segmento C, que tenía por encima al Austin Maxi y al Morris Marina.
En este caso, y a diferencia de otros productos de la British Leyland, no se comercializó con otras marcas. Sí existió una versión más equipada denominada Vanden Plas, que lucía una estética más bizarra. En todo caso, el coche nunca terminó de convencer al público, ya que sufrió numerosos problemas y cierta falta de calidad. Con todo, el Allegro ha pasado a la historia por otro motivo: su volante cuadrado.
QUARTIC, EL VOLANTE CUADRADO QUE NO FUE UNA BUENA IDEA
Si algo había permanecido inalterado a lo largo del historia del automóvil eso había sido el volante. Nadie en su sano juicio había pensado en modificar uno de los elementos principales de cualquier vehículo. ¿Por qué? Porque funcionaba. En este caso, no se trató de que en Austin quisieran inventar la rueda, sino que se vieron obligados por las circunstancias a improvisar una solución a un problema que les vino impuesto.
Durante el desarrollo del Allegro, el departamento de marketing de la marca impuso que los asientos fuesen más grandes y tuvieran un mayor mullido. Era algo que, en la época, se asociaba al lujo y que se pretendía que diera prestigio al coche. Esto provocó un problema, ya que el espacio para las piernas se reducía, lo que obligó a los ingenieros de la marca a buscar una solución trabajando con la forma del volante.
Así nació el denominado Quartic, el primer volante “cuadrado” de la historia, que se suponía mejoraría el espacio para las piernas del conductor. Podemos hablar de que su forma era de circulo con los bordes achatados o un cuadrado redondeado, pero lo cierto es que la solución resultó muy controvertida. La prensa de la época no compró el invento, lo que fue el principio del fin para el Quartic, que tampoco logró convencer a los usuarios. Y es que girar con un volante con esa forma tenía que ser realmente raro.
UNA VIDA EFÍMERA
Se había pensado en incluirlo también en la versión Vanden Plas, pero nunca llegó a incorporarlo, aunque sí aparecía en el manual de usuario. Finalmente, y dado que no convenció a casi nadie, en 1974, apenas un año después de su aparición, el volante cuadrado Quartic desapareció discretamente, dando paso a uno redondo convencional.
Además, las siguientes series del Austin Allegro corrigieron los principales defectos del coche, pero las ventas nunca remontaron debido a su mala fama inicial. Hasta 1982, apenas se produjeron 642.350 unidades de un modelo que competía con los superventas Ford Escort o Volkswagen Golf. Un fracaso más para la industria del automóvil británica que ya había iniciado su descenso a los infiernos.
Visto con la perspectiva que da el tiempo, es posible que el Quartic fuese un adelantado a su tiempo, pues ahora lo realmente extraño es que los volantes sean completamente redondos. Aunque, en realidad se tiene a achatarlos por arriba y, especialmente, por abajo, no por los lados. Sea como fue, el volante cuadrado del Austin Allegro ha quedado para siempre como uno de los peores inventos en materia de automoción.