Entre los pasados días 7 y 11 de mayo se celebró entre Ciudad-Real y Toledo el XXIII Rallye turístico “Ruta El Greco 2014”, reservado para vehículos de “preguerra”. Organizado por el Club de Vehículos Históricos de Ciudad-Real, esta cita primaveral lleva ya 23 ediciones en las que se han visitado diferentes puntos de Castilla-La Mancha y Extremadura.
Junto a la II Vuelta a Extremadura, este es uno de los pocos exponentes que van quedando en nuestra geografía de los antiguos rallyes de “parada y fonda”, es decir, de recorridos tranquilos y paradas en las que no falta el buen comer.
Cuando comenzó la afición en los años 60 y 70 estos eran los eventos prototípicos españoles dedicados a vehículos clásicos, pero a día de hoy han ido desapareciendo en favor de los rallyes de regularidad y otras concentraciones para vehículos más modernos.
Aún así, aún queda algún rallye como este en el que se logra reunir alrededor de 30 vehículos anteriores a las II Guerra Mundial, con contadas excepciones temporales.
Terreno escarpado
Como bien indica el título, este tipo de eventos son eminentemente turísticos, pues se trata de visitar lugares históricos o de interés cultural a la par que se disfruta de tranquilos paseos a baja velocidad en los que se trata de gozar de las antiguas mecánicas sin existir ningún tipo de competitividad.
Centrándonos en este rallye, aunque la base estaba en Ciudad-Real capital, se pernoctó en Toledo y fue allí donde se pasó la mayor parte del tiempo para así visitar la monumental capital catellano-manchega.
El problema de esta bonita ciudad es que está plagada de empinadísimas cuestas y su centro histórico tiene calles angostas y retorcidas, lo que unido a mecánicas de hace unos 70 u 80 años propició algún que otro atasco.
1- Veteranos al pie de la catedral de Toledo
2- En primer plano, Aston-Martin MkII de 1934
Tanto fue así que la policía toledana tuvo que desviar el tráfico cuando dos de los coches participantes se resistieron a arrancar tras quedar parados en una importante subida de camino a la Catedral, que también se visitó.
Y es que las pequeñas averías que se solucionan –en su mayor parte- en el momento, también son características de estos rallyes de preguerras. Así, varios vehículos necesitaron “repasos” sobre la marcha: La dinamo del Cadillac de 1934 se negaba a recargar la batería y había que enchufarle el cargador de pinzas tras cada parada, el Ford V8 roadster de 1935 sufría continuos calentones, el Ford T de 1922 cuyo tubo de escape y correa del ventilador se salieron de su sitio tras una carretera bacheada, el Citroën B-14 de 1927 que tenía que ser arrancado siempre a manivela por la rotura del motor de arranque…
¡Lo normal! No en vano todos los conductores de los años 20 y 30 viajaban pertrechados con completas cajas de herramientas para salvar cualquier imprevisto, exactamente como hacen ahora los aguerridos propietarios de estos vistosos automóviles.
1- Ford y Buick a la hora de la siesta
2- Raro Opel Regent Six de 1933
Participación diversa
En cuanto a los vehículos participantes, destacaba el número de Ford, con nada menos que 12 unidades presentes de diferentes modelos: 2 modelo B, 2 modelo V8, 3 modelo T y 5 modelo A. No hay que extrañarse, en su día la mitad del parque móvil español lo ocupaba la marca norteamericana, y eso se sigue notando.
Luego estaban los grandes coches americanos, siempre del gusto de la afición española por sus mecánicas potentes y su aspecto vistoso. Había dos Buick, un Cadillac y dos Chrysler.
Por último los coches europeos, de notable diversidad: el Citroën B14 ya comentado, un muy raro Opel Regent Six de 1933, tres Mercedes de diferentes épocas, un Triumph, un Rolls-Royce 20/25 y un espectacular Aston Martin MKII de 1934, una “gozada” para la vista y el oído aunque quizá su apretada mecánica requería algo más de velocidad de la que normalmente desarrollaba la caravana.
También hay que señalar que algún coche “escapaba” del límite de 1940, si bien era por motivos forzosos –coches sustituidos por motivos de averías o imposibilidades similares- y que nunca rebasaban el límite 1955.
*Francisco Carrión es socio del Club de Vehículos Históricos de Ciudad-Real