El Barcelona-Sitges es sin duda el rallye más carismático e internacional de cuantos se celebran en España. La singularidad de la prueba se apoya en varios parámetros, pero principalmente son tres: la oportunidad de ver coches más antiguos de lo normal, los elaborados trajes de época y el recorrido por las carreteras de las tortuosas costas del Garraf.
Este año, y por primera vez desde la gloriosa edición Nº 50 celebrada en 2008, hemos notado una mejoría en la cantidad y calidad de los inscritos.
En aquella quincuagésima edición se llegó a alrededor de los 200 participantes pero, inexplicablemente, en los años siguientes se inició un preocupante descenso en su nivel.
Los extranjeros, que hasta 2008 acudían en cantidades razonables –y a veces en masa-, de repente desaparecieron.
Coleccionistas españoles que llevaban acudiendo cerca de 20 años tampoco iban tras la edición 50… Total, que el rallye inició un declive que se intentó suplir subiendo la edad de participación.
Tradicionalmente solo se aceptaban vehículos de hasta 1924, con alguna excepción hacia la modernidad si se trataba de modelos significativos, pero en la edición 51º el límite de repente subió para situarse cerca de 1930, llegándose a aceptar algún coche de hasta 1935.
Evidentemente esta eventualidad hacía perder algo de “gracia” al evento, pues cada vez se veían menos vehículos anteriores a la I Guerra Mundial, con sus dorados y sus petardeantes motores.
El año pasado se alcanzó un bajo nivel de participación que seguramente se podría calificar de triste récord a la baja, y cuando la mayoría de aficionados nos temíamos lo peor, por fin este año parece que la cosa ha remontado.
Calidad en ascenso
El pasado sábado día 29 de marzo tenía lugar en el centro Illa Diagonal de Barcelona la recepción de participantes, en la que se llegaron a contabilizar 64 automóviles -según la organización- y otras tantas motocicletas anteriores a 1940, toda una novedad después de cincuenta años.
En el parque cerrado se podían ver viejos conocidos que llevaban tiempo sin exhibirse en esta cita decana en España, aunque aún aparecía escondido algún coche de hasta 1935 que rompía un poco con lo que uno supone que va a ver en este rallye.
Esperamos que la organización se esmere en este aspecto en años sucesivos y que en la edición nº 60, para la que ya solo quedan 4 años, no veamos coches posteriores a -al menos- 1930.
Por países, este año seguía predominando la participación española, aunque llegaron de nuevo algunos franceses e incluso un participante italiano con un ajado Fiat Zero en estado prácticamente original.
El título de participante más antiguo iba este año para un Panhard-Levassor U2 de 1907, en estrecha pugna con el bonito Renault AX de 1909 con carrocería de mimbre y matrícula barcelonesa de tres cifras.
La marca con más inscritos era Ford, como no puede ser de otra forma. Eso sí, con “trampa”: había cuatro Ford T anteriores a 1925, mientras que el resto eran un gran número de Ford A de entre 1928 y 1931, coches que hace años no tenían permitido participar oficialmente.
Las otras dos marcas con mayor presencia eran Citroën y Fiat, por este orden… tal y como ocurrían en la realidad en las carreteras españolas de los años 20. Además, de ambos fabricantes había modelos repetidos entre los cuales se podía apreciar lo que “gana” o “pierde” un coche según esté restaurado correctamente o no.
La comparación entre algunos Citroën 5cv era dolorosa por estado de pintura y detalles como pilotos o neumáticos, pero el caso más flagrante se daba con la presencia de dos Fiat 509 de mediados de los años 20, exactamente iguales, salvo por su estado.
Uno primorosamente restaurado con respecto al original, con un color muy de época e infinidad de buenos detalles que incluían su matrícula antigua de Barcelona pintada a pincel. En cambio, a la otra unidad no había por donde cogerla debido a la pintura metalizada -¡en un coche de los años 20!- o los dorados falsos a base de pintura, entre otros.
Por lo demás, el nivel de los automóviles participantes parece haber aumentado. Aparte de los ya clásicos Mors 6 cilindros, Renault 10cv DM del Ayuntamiento de Barcelona o el Rochet Schneider con pasaje femenino, se pudieron ver algunas novedades como un gran Lincoln V8 de principios de los 20 o un bonito Delage DI de colores quizá demasiado atrevidos para su tiempo.
LOS HISPANO-SUIZA Y LA COMPETENCIA
Otra marca que no puede faltar en el Barcelona-Sitges es Hispano Suiza. Este año la cosa no ha defraudado y podían verse nada menos que seis ejemplares de diversos modelos.
Para empezar, cuatro unidades diferentes del 16 HP de 4 cilindros, todos de alrededor a 1916. Por carrocerías, tres de ellos eran phaeton de 4 puertas descapotables y uno roadster.
Como curiosidad, uno de los phaeton porta una carrocería «réplica» realizada por los gerundenses Talleres Vert durante los años 60. ¿Adivinan cuál es? La única pista que damos es que desde luego no es el de la siguiente foto.
Siguiendo con los modelos de 4 cilindros, estaba un bonito T-48 de 1928 en un maravilloso estado original sin restaurar, y además con carrocería berlina de cuatro puertas de la propia casa Hispano-Suiza.
Para terminar con los Hispanos, otro clásico de este rallye: Un T-49 de 6 cilindros de 1926 con carrocería phaeton 4 puertas descapotable de originalidad dudosa.
Y es que tal y como comienza a ocurrir en el extranjero, en ocasiones la originalidad llama más la atención que una restauración perfecta. Dentro de este honroso grupo de automóviles conservados estaba el imponente Talbot 11 Six de 1928, otro coche que lleva años participando en la prueba catalana.
La competencia más directa de nuestra Hispano-Suiza también estaba muy bien representada, pues entre los inscritos había 5 Rolls Royce de diferentes modelos y épocas, alguno demasiado «moderno» para lo que se estila en este rallye.
Como destacables, el gran Silver-Ghost amarillo de 1919, y especialmente el pequeño 20-25 HP de 1925 con matrícula barcelonesa antigua. Este último se merece sin embargo una crítica por los chillones colores vainilla y naranja aplicados en su restauración.
Valientes
Respecto al desarrollo del evento, el domingo 30 de marzo, contra lo que suele ocurrir en este primer fin de semana de primavera, el día amaneció nublado y ventoso. Es lo que se conoce en la zona como una llevantada, que además acompañó a los sufridos participantes durante todo el recorrido.
Por este motivo hubo algunos coches presentes el día 29 que luego no estaban el día 30, pero aún así fueron mayoría los que hicieron caso omiso a las inclemencias del tiempo y tomaron la salida desde la Plaza de Sant Jaume barcelonesa con rumbo a la localidad costera de Sitges donde seguía lloviendo desapaciblemente.
Es de justicia agradecer a los participantes que a pesar del mal tiempo se ataviasen con los tradicionales vestidos de época y sacaran a pasear bajo el intenso aguacero sus preciadas máquinas.
¡No todo el mundo expondría bajo el agua automóviles únicos como el Elizalde o en estado original como el Hispano-Suiza T-48! En fin, esperemos que el año que viene se siga con la buena línea iniciada este año… Y que el tiempo vuelva a ser soleado y tranquilo.
*Agradecemos al organizador y al completo portal turístico Visit Sitges
(visitsitges.com) la cesión del material fotográfico de esta crónica