TEXTO: JAVIER ROMAGOSA / FOTO Y VIDEO: MANAGE MOTOR Y KUKFILMS
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Gilbern fue el único fabricante que operó en Gales, Reino Unido, con posterioridad a la II Guerra Mundial. Una pequeña marca que produjo menos de 1.000 coches entre 1959 y 1974 y que fue fundada por GILes Smith, promotor y empresario, y BERNard Friese, diseñador alemán exprisionero de guerra. Su primer modelo fue el GT.
Aunque el Gilbern GT usó en un principio los elementos mecánicos de los BMC A, en 1962 pasó a utilizar componentes de los MGB. En el plano estético, Friese optó inteligentemente por las aletas traseras de los Austin A40, diseñadas por Pininfarina, para dar forma a una carrocería 2+2 fastback que antecedió a la del MGB GT, lanzada años más tarde. En realidad, el coche pareció siempre un producto de una empresa de mayor envergadura, con trazas de los Alfa Romeo Giulietta Sprint de Bertone y, por qué no, de los Aston-Martin DB4. Además, al ser de fibra de vidrio, pesaba menos y se tenía mejor que los MGB de los que derivaba. Esto lo hizo especialmente útil en competición.
Respecto al bastidor, el chasis tubular pergeñado por el alemán incorporada ballestas traseras y brazos oscilantes con el objetivo de acomodar mejor el eje trasero. En realidad, el pequeño coupé era sofisticado para su época y fue bastante bien recibido por la prensa, sobre todo por la británica. Bien construido, con fibra de excelente calidad, han sobrevivido alrededor del 70% de las 202 unidades producidas entre 1959 y 1966, si bien es cierto que el chasis resultó algo endeble, siendo propenso a la corrosión en climas húmedos y a la fractura de determinados puntos debido a defectos de diseño.
De los 202 ejemplares mencionados, la gran mayoría se vendieron en Reino Unido y tienen, por lo tanto, volante a la derecha. El comprador tipo era un apasionado del automovilismo que buscaba algo asequible, deportivo y diferente, que pudiera alojar además a dos churumbeles en la parte trasera. El GT se suministraba en cajas, en forma de kit, algo muy inglés que implicaba un fuerte ahorro de dinero y también la necesidad de ensamblarlo por su propia cuenta en un garaje o taller.
Montar tu coche, definitivamente los años 60 merecían ser vividos…
Gilbern no daba la oportunidad de tener tan mágica experiencia a los compradores extranjeros, quienes recibían su pequeño deportivo de una pieza. El ejemplar que veis en las imágenes fue vendido originalmente en España junto con un hermanito los cuales, según el Gilbern Owners Club (GOC), son los únicos GT con volante a la izquierda que sobreviven en Europa. En América hay otros 5, así que no es nada fácil ver o catar uno.
Comparado con su pariente, que se encuentra actualmente hecho una ruina, el coupé que traemos hoy a estas páginas ha tenido una vida mucho más fácil. Matriculado en Madrid en 1966, ha recorrido desde entonces alrededor de 80.000 kilómetros al servicio de cuatro cuidadosos propietarios. Por lo tanto, su estado de conservación es realmente envidiable.
No obstante, cuando su último dueño lo adquirió en 2017 tuvo que realizar algunas reparaciones que permitieran al GT desenvolverse como en sus mejores tiempos. Los trabajos, llevados a cabo en el Taller Marcos de Bocairent, se centraron en la restauración y refuerzo del bastidor y en la mejora de los frenos y las suspensiones de cara a lograr elevar su comportamiento dinámico.
Conducir a día de hoy este simpático Aston-Martin en miniatura resulta impresionante por su maniobrabilidad; además, es confortable y espacioso, mucho más que los Ginetta y TVR contemporáneos, respondiendo en todo momento a las necesidades y deseos del piloto.
El GT fue reemplazado en 1966 por el Genie -caracterizado por su corazón V6 de Ford-, por lo que nuestro protagonista es uno de los últimos ejemplares producidos. Ha sobrevivido durante 52 años para contarte su desconocida historia y la de los entusiastas de su tiempo.
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