Javillac
Hace unas semanas exponíamos en LA ESCUDERÍA el curioso e insólito caso del Renault Siete que terminó en las manos de un aficionado japonés. Lo llamativo de esta historia es que este modelo fue el único que la factoría vallisoletana de FASA fabricó exclusivamente para el mercado español, y las unidades fuera de este país son contadas.
Este artículo llegó hasta Agustí, que fue uno de los anteriores propietarios de esta unidad, y que ha decidido compartir con la redacción y con los lectores de esta revista algunas imágenes y detalles sobre la vida que llevó este R-Siete antes de llegar a la otra punta del mundo, donde ahora hace muy feliz a un coleccionista de coches de la firma del rombo.
UN AUTÉNTICO BARN FIND
La historia de este Renault Siete de primerísima serie comenzó en 1975, cuando salió de la factoría de FASA-Renault y se le asignó el número de bastidor 6.043, por lo que es una de las unidades con mayor antigüedad de cuantas se conservan. Se matriculó en Valencia en abril de ese mismo año y estuvo en manos de la misma familia durante años, hasta que vehículos más modernos fueron ocupando su lugar, hasta que fue relegado a la esquina de un garaje a condenado dormir el sueño de los justos.
Tuvieron que pasar diez años de letargo para que el Siete volviese a ver la luz del día y recibir atención de nuevo. El coche tuvo la suerte de dar con Agustí, que supo valorar lo especial que era esta unidad que contaba con una matrícula y bastidor muy bajo además de un precioso color azul añil, exclusivo de la primera serie, y que había perdido un poco de brillo tras casi cuarenta años.
Aunque el Renault estuvo olvidado durante mucho tiempo se podía ver que había recibido una vida de cuidados, pues su estado de conservación era excelente y no hizo falta más que una pulida a su pintura y la rehabilitación mecánica que cualquier automóvil antiguo que lleva tiempo parado necesita para devolverlo a la carretera. Agustí estuvo disfrutando de esta unidad como clásico durante años, hasta que un nuevo rescate de otra primera serie llevó a que lo vendiese.
EL SIETE EMIGRANTE
El coche llegó a Antequera Classic en Valencia en 2018, y conscientes del interés que suscitan los Siete y 7 por su rareza fuera de España lograron anunciar el coche ante un público internacional. El afortunado futuro propietario de esta unidad fabulosa fue un ciudadano de Bélgica, pero su periplo europeo sería breve, pues al Renault valenciano aún le quedaba camino por andar.
Poco tiempo después recayó en las manos de un coleccionista de Renault clásicos en Japón, que, cautivado por la rareza de este modelo español, se hizo con un coche único en este país. Los aficionados nipones valoran muchísimo los vehículos clásicos europeos, y su actual propietario, Katsuyuki, está encantado de recibir a aficionados españoles, ya que alega decir que el Siete es el ojito derecho de su colección, y que le provoca tantas sonrisas como lo hizo en su patria de origen, aunque asumimos que asombro allí ha de ser mayor.
Gracias a Agustí Feliu Cardona por las imágenes e información para este artículo.
