Y es que cuando la maquinaria legal de Estados Unidos se pone a trabajar, no importa el tiempo que haya pasado desde que se cometió el delito…
El Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras norteamericano, en colaboración con el Departamento contra el Crimen, agentes especiales, la Patrulla de Autopistas, la Unidad de Investigación asignada a la Oficina Exterior de Exportación y Recuperación, y lógicamente, el equipo del puerto de Los Angeles/Long Beach, han conseguido recuperar cinco automóviles de distintas épocas, aunque el más antiguo data de 1966.
De entre los vehículos decomisados in extremis el pasado día 17 por este conglomerado de instituciones norteamericanas, destaca un Jaguar E descapotable blanco de 1967, robado hace 46 años en Nueva York. El vehículo se encontraba, en el puerto de Los Angeles / Long Beach, dentro de un contenedor cuyo destino final era Holanda. Junto al Jaguar también se encontraban un Chevrolet Corvette azul de 1969, dos Mercedes un 280 marrón claro del 76 y un E350 blanco de 2007, y un espectacular Chevrolet Camaro ZL1 rojo de 2014.
Ivan Schneider, un abogado de 36 años que muchos días madrugaba sólo para poder conducir a toda velocidad, aparcó su flamante Jaguar gris valorado en 5000 dólares de la época (3900 euros) frente a su domicilio en Manhattan. Eran las 11.15 de la noche del 13 de marzo de 1968. A las 07.50 de la mañana siguiente, el vehículo no estaba.
Hace pocos días, el ahora jubilado Schneider, recibió una llamada en su domicilio de Florida, en la que se le comunicaba que su Jaguar había sido recuperado. «Ha sido un milagro, un milagro», recalcaba. «Tenía 36 años y ahora tengo 82. Fue mi primer gran coche. Mi favorito. Es un automovil maravilloso. Me levantaba un sábado o un domingo a las cuatro o cinco de la mañana y lo conducía a 160 km/h por las autopistas de Nueva York. Era bueno para el motor de un coche como ese. Lo compré nuevo. Tenía menos de un año cuando lo robaron».
Schneider ha visto su vehículo por videoconferencia, y se emocionó. Asegura que va a invertir lo que sea necesario para que el vehículo vuelva a su estado original. «Lo voy a restaurar. Será mi regalo de Navidad. Y si alguien me pregunta, le diré que estoy muy orgullo de mi gobierno.»
No es para menos…