Normalmente, en los segmentos intermedios o bajos las versiones con tres volúmenes se derivan del modelo compacto. Es decir, de aquel con dos volúmenes y una apariencia perfecta para competir en lo conocido como segmento C. Sin embargo, el caso del Renault 11 fue justo al revés ya que, en 1983, éste vino a forma de excelente complemento al sedán popular R9.
A partir de aquí, este modelo ha pasado a la historia de la afición unido a su versión Turbo. Para empezar, ésta sirvió de relevo al R5 Turbo en el Mundial de Rallyes. Y no, no es que estemos haciendo una comparación imposible -hablamos de dos diseños bien diferentes en sus prestaciones- sino tan sólo señalando lo realizado por el departamento de competición de Renault.
Y es que, tras el abrupto fin de los Grupo B en 1986, la casa del rombo incentivó el desarrollo del R11 Turbo a modo de apuesta en el Grupo A. Fruto de ello pilotos de la casa como Jean Ragnotti pudieron disfrutar del empuje de los hasta 185 CV para 900 kilos presentado por las unidades oficiales.
Todo esto claro está en las pistas, pues en los concesionarios el R11 Turbo se quedaba en unos más modestos 105 CV con un bloque de 1.4 litros al cual se acopló un turbocompresor Garret T2.
En fin, uno de los responsables de llevar a Renault al máximo protagonismo en lo que se refiere al mundo de los compactos deportivos, haciendo que éste sustituyera por Turbo la denominación Gordini en sus versiones más prestacionales.
RENAULT 11 TSE, LA VERSIÓN PARA EL CONDUCTOR DEL DÍA A DÍA
Dicho esto, aunque a nivel de iconos la afición siempre recuerde más a los tope de gama, lo cierto es que al hablar de automovilismo popular son precisamente los más modestos aquellos que, normalmente, suelen haberse fabricado en mayor número.
En suma, moviéndonos en términos absoluto y no relativos son aquellos que han logrado un mayor éxito y, por tanto, mayor permeabilidad en las vivencias y recuerdos de la población.
De esta manera, aunque el Renault 11 TSE no sería el Renault de los ochenta más escogido en cualquier encuesta a fanáticos de la gasolina, sí es un modelo esencial para comprender la magnífica expansión comercial experimentada por FASA durante los años ochenta.
No en vano, durante 1983 y sin ningún tipo de aviso previo, la factoría castellano-leonesa inició la producción del R11 con la versión TSE como la más vendida.
Es más, para el mercado español las cosas se simplificaron y, aunque evidentemente tuvimos al R11 Turbo en la gama de FASA, lo cierto es que versiones muy concretas en equipamiento no llegaron. Especialmente hablamos del curioso TXE Electronic, el cual hacía un amplio despliegue de “gadgets” de vanguardia con sensores y todo tipo de elementos electrónicos dispuestos en el habitáculo.
Es más, incluso se habilitó un display de voz para que el coche te “hablase”. Puro sabor a años ochenta. En contraste, el Renault 11 TSE no tenía como virtud ninguna extravagancia sino todo lo contrario. Para empezar, su habitáculo espacioso y con buen acceso aseguraba un correcto uso familiar así como un gran confort en largas rutas -era un Renault, y ya sabemos cómo la marca quiso destacar en esto desde los años sesenta-.
Además, su motor se dispuso con un ajuste tranquilo, muy suave e incluso, según las pruebas de la época, algo lento a la hora de subir de vueltas debido a un árbol de levas poco cruzado. Eso sí, la fuerza se entregaba incluso a ritmos muy lentos, lo cual es de agradecer en no pocas ocasiones del día a día. Todo ello gracias al típico bloque de cuatro cilindros en línea colocado en posición transversal, con culata en aluminio y 72 CV a 5.750 rpm alimentados por un único carburador.
En suma, tal y como decía la revista Solo Auto estábamos ante un “coche racional”. Algo adecuado y perfecto para las familias locales del momento que, además, con unos buenos consumos sumaba puntos para entender la excelente posición comercial de FASA en la España de la época.