Hace unos años la revista del motor EVO presentó un vídeo en el que podía verse una estupenda colección con modelos clásicos y contemporáneos. En ella destacaban algunos superdeportivos como el Countach junto a canónicos V12 entre los cuales brillaba un 550 Barchetta sin dejar de lado a los ágiles y ligeros Lotus carrozados en fibra de vidrio.
Una panoplia deportiva en la cual aparecía a forma de remate un Renault Clio. Un sencillo y popular utilitario que -a priori- no parecía entonar con el resto del garaje. No obstante éste no era un Clio cualquiera sino un Sport 182 Trophy; una versión dirigida al mercado británico con una tirada marcada en 500 unidades -550 si tenemos en cuenta una partida creada especialmente para el mercado suizo con el volante a la izquierda-.
Pero, qué hace tan especial a este Renault Clio como para compartir pedestal junto a semejantes iconos prestacionales. Bueno, para empezar resulta indudable la calidad expuesta por la casa del rombo en sus deportivos más pequeños; aquellos que desde los tiempos del R5 han venido conformando una saga expuesta en los concesionarios, los rallyes y las copas monomarca capaz de ejecutar una conducción briosa y pura en sensaciones.
Justo en sintonía con la forma y manera en la cual pilotaría estos coches el genial Jean Ragnotti, quien a la sazón participó en la puesta a punto de una versión nombrada con su propio apellido dentro de la generación Clio Sport 172. Y es que al igual que lo acaecido con los M3 E30 o los Delta HF Integrale los Clio Sport 172/182 -a los cuales ya dedicamos un análisis en referencia a sus posibilidades como vehículo de colección– desplegaron una interesante lista con versiones especiales y limitadas cada vez más revalorizadas.
RENAULT CLIO SPORT, MUCHO MÁS QUE UN MOTOR
Aunque aquí somos dados a realizar contextualizaciones amplias lo cierto es que no sabemos si ustedes son a leerlas dada la inmediatez exigida por el formato digital. Asimismo, en caso positivo ya habrán advertido cómo durante los últimos meses hemos prestado una atención singular a ciertas rarezas deportivas firmadas por Renault en sus gamas más compactas.
Así las cosas realizar una semblanza sobre los inicios de la deportividad en la casa del rombo sobra completamente, razón por la cual nos situaremos de manera concreta en 1999 y la presentación del primer Renault Clio Sport; continuador de lo marcado por los 16V y Williams de la pretérita Serie II, éste no sólo mostró un interesante trabajo en su motor -con 2 litros y distribución variable para entregar hasta 172 CV DIN- sino también una cuidada puesta a punto en peso, rigidez, suspensiones y dirección.
Todo ello en clave espartana, perfilando así un deportivo con ambiciones de carrera capaz de plantar cara a los pequeños y rabiosos del momento. Aquellos que -tal y como también pretendía Renault Sport- hibridaban el desempeño en carreras con la homologación para las calles y la rentabilidad inherente a una gran serie para seducir así a un mercado de nicho marcado por un carácter “racing”.
VERSIONES ESPECIALES
Dado que Renault Sport -heredera de la antigua Alpine, asentando incluso sus despachos en Dieppe- contaba con una vocación sincera en esto de diseñar unidades del Clio aptas para la competición las actualizaciones recibidas por el Sport 172 fueron constantes.
Además durante el año 2001 el primer retoque estético del modelo se acompañó con la presentación de la versión Ragnotti; aligerada al máximo ésta hizo las delicias de los compradores más enérgicos gracias a ser la base perfecta para un Grupo N llegando a prescindir de innovaciones de calle como el aire acondicionado o incluso el ABS a modo de “manifiesto por la vieja escuela”. Una primera y excitante serie limitada -Cup fuera del mercado francés- que vería su renovación sólo dos años más tarde gracias a la aparición de la siguiente generación del Clio Sport: la 182.
Caracterizada por los 182 CV DIN de su bloque con cuatro cilindros y un vistoso doble escape en posición central, ésta destacó no sólo por un motor progresivo y sobrado de par desde bajas vueltas sino también por un ajuste en las suspensiones capaz de garantizar un agarre excepcional. Es más, de fábrica se ofrecían dos tarados diferentes; algo a lo cual sumar lo interpretado por el Clio Sport 182 Trophy en el Reino Unido con su amortiguación a cargo de Sachs.
RENAULT CLIO SPORT TROPHY, UN ICONO PARA COLECCIONISTAS
Tal y como hemos señalado anteriormente los responsables de Renault Sport no dejaron de evolucionar al Clio 172/182 año a año. Hecho éste especialmente notable en las cajas de cambio -con relaciones cada vez más cerradas- o las suspensiones, donde todo lo relativo al confort quedaba sepultado a fin de lograr la mayor efectividad posible en aplomo, agarre y paso por curva.
De hecho la aparición del Clio Sport Trophy redoblaba el esfuerzo en este último apartado al estrenar un sistema en cual se había trabajado codo a codo con la empresa Sachs. Caracterizado por el uso de una botella de aceite segregada, éste costaba según Renault unas diez veces más que el montado en los Ragnotti/Cup.
Con todo ello el comportamiento de este excelente “hatchback” resulta excelente, haciendo posible especular incluso con la posibilidad brindada por su base a la hora de alojar un motor mucho más potente. No obstante, en esta fórmula con formato compacto el equilibrio es un fin en sí mismo, por lo que tal y como está resulta imposible no definir el Renault Clio Sport Trophy como uno de los mejores deportivos compactos del siglo XXI.
Imágenes: Collecting Cars