Actualmente los SUV son quizá el tipo de automóvil que cuenta con un mayor nivel de favoritismo a ojos de la gran mayoría del público general. Las siglas SUV significan Sports Utility Vehicle, y en teoría son vehículos que deben desenvolverse con la misma soltura por ciudad que por campo, aunque en muchos casos no cumplen las expectativas.
Señalar el primer SUV de la historia puede ser una tarea difícil; para muchos puede ser el Range Rover original, que supo unir a la perfección el lujo propio de una berlina con las capacidades todoterreno de un Land Rover. Pero casi dos décadas antes de la salida al mercado de este icono de la automoción británica, por las carreteras de Francia ya circulaba un coche que podría ser considerado como SUV.
RENAULT COLORALE, MODERNO Y FUNCIONAL
Tras los estragos de la II Guerra Mundial, Renault supo acertar de pleno al lanzar el 4CV como su propuesta de motorizar al país en la dura época de la posguerra. El éxito de este cochecito sumado a la reciente nacionalización de la compañía hizo que buscasen desarrollar un automóvil que pudiese con todo.
Con un diseño con una clara influencia estadounidense, Renault presentó en 1950 el nuevo Colorale, un ingenioso nombre que surgía al combinar las palabras “Coloniale” y “Rurale”, que servía también para remarcar su valía tanto en campo como en ciudades, atrayendo así a clientes en todo tipo de entornos, e incluso en las muchas colonias de ultramar que Francia todavía controlaba por aquel entonces.
El coche se ofrecía en cuatro configuraciones distintas, pick up de dos puertas, furgoneta de dos puertas y familiar de dos y cuatro puertas, siendo la última de éstas de lejos la más popular gracias a su gran amplitud interior. Inicialmente el Colorale montaba un motor de cuatro cilindros en línea de 2,3 litros que había sido desarrollado antes de la guerra y rendía 48 CV, pero un consumo desorbitado de combustible y los altos impuestos generados a sus propietarios por la cilindrada obligaron a crear otro motor en 1953 de 2 litros y 58 CV.
UN ADELANTADO A SU ÉPOCA QUE NO CAUTIVÓ AL PÚBLICO
Como suele ocurrir en muchas ocasiones en la historia del automóvil hay conceptos que son demasiado novedosos pese a ser brillantes y no terminan de funcionar bien a la primera. El caso del Colorale fue uno de ellos, pese a lo funcional que era este vehículo que se ofrecía con tracción a dos o a las cuatro ruedas.
Su elevado precio, sus limitadas prestaciones, y el alto coste de ser propietario de una unidad de la primera serie hicieron que sus ventas en Francia fuesen bastante escasas, gozando con un poco más de popularidad en otros territorios. En total se estima que tan solo se fabricaron 43.000 Renault Colorale entre 1950 y 1957, y muchas de ellas fueron convertidas a grúa en los años siguientes debido a su bajo precio en el mercado de segunda mano y su fiabilidad mecánica.
Imágenes: Renault