El pasado sábado recibí un mensaje de Antonio Silva invitándome a acercarme por la reunión mensual de coches y alguna que otra moto de más de treinta años celebrada en Navacerrada. Aunque estaba a media hora larga de distancia, no lo pensé mucho y decidí animarme, ya que había oído muy buenas críticas al respecto de la cita de este municipio situado en la sierra madrileña.
Ya que iba, lo suyo era ponerse a tono con el ambiente, así que al día siguiente madrugué y encaminé mis pasos al garaje donde guardamos la montura familiar, un Lancia Gamma Coupé de 1979. Pero la mañana empezaba mal, la batería estaba fundida y yo sin posibilidades de resurrección, como descubrí al poco rato; además, alguien me había dicho que más valía llegar pronto a la sierra porque si no sería difícil aparcar…
Me dolía quedarme en casa, pero eran ya las 11:45 y los coches «volarían» de la céntrica plaza de Navacerrada en torno a las dos de la tarde. Tras valorar la posibilidad de ir para nada, opté definitivamente por seguir adelante con uno de esos electrodomésticos modernos en los que nos movemos a diario. Llegué a mi destino desde Mostoles en unos 45 minutos y, al final, no tuve problema para encontrar aparcamiento. Téngase por favor en cuenta, eso sí, que era el puente de mayo.
Una excusa para subir a la sierra
Más animado, comencé por fin a navegar entre los vehículos antiguos, y lo primero que constaté fue la escasez de clásicos populares con respecto a otras reuniones. Como podéis apreciar en las fotos de la galería de imágenes, haberlos los había, pero, al menos en esta edición, la reunión fue más frecuentada por el resto del patrimonio histórico automovilístico nacional.
Mercedes de grueso calibre, Jaguar E, un raro Armstrong Siddeley, Packard 120, Cord 810, BMW 3.0, Renault-Alpine, Porsche 911, Alfa Romeo Giulia GT, un par de Volvos P1800 o un precioso Opel Manta fue el tipo de material que se dejó ver por allí, la mayoría en buen estado en lo que a originalidad se refiere.
En cuanto a cantidad, yo diría que había unos cincuenta coches, por lo que podemos decir que se trata de una reunión pequeña pero acogedora, más si tenemos en cuenta lo bonito de la plaza en la que se celebra, las montañas que tiene como telón de fondo y los restaurantes que se encuentran en los alrededores. Sin duda, es una excelente excusa para pasar un día en la sierra de Madrid y disfrutar de la afición.
Por último, me gustaría apuntar que, si no me equivoco, el espacio de la plaza es limitado y que el pasado fin de semana estaba casi llena; también, que hay que aparcar los coches correctamente -en línea, no en batería- antes de los dos de la tarde so pena de una posible multa. Esto último lo viví en mis propias carnes al ir a mover la Giulia de un amigo y, en honor a la verdad, diré que me avisó un policía encantador que decidió no prescribirme la temida «receta».
DIFERENTES CARACTERES, MISMA FUNCIÓN
Poco a poco van surgiendo reuniones y mercadillos espontáneos en distintos lugares de la geografía nacional. Solo en Madrid, junto a la reunión de Navacerrada se celebran otras actividades de este tipo en Villaviciosa de Odón, Navalcarnero, Alcalá de Henares o Torrejón de Ardoz, entre otras localidades. Cada una con su carácter, sus normas y su público y en las que, por lo general y si quiere, se puede encontrar buena conversación.
Incluso instituciones a priori reacias a este tipo de cosas se están animando a acoger en sus instalaciones reuniones de entusiastas con ganas de intercambiar impresiones, como es el caso de la ITV de la cadena IDV sita en el polígono «El Carralero» de Majadahonda. Poco a poco iremos acudiendo a cada una de ellas para hacer la correspondiente crónica pero, por el momento, y si deseáis más información al respecto, os invito a visitar nuestro Calendario de eventos.