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Rumbo a América, Hispano-Suiza H6B Cabriolet de Ville

Esta unidad subastada por RM Sotheby’s en un muy buen estado de conservación nos habla sobre la truncada -pero existente- historia de La Hispano-Suiza con los Estados Unidos.

Tras haberse fundado en 1904, La Hispano-Suiza tuvo que enfrentar su primera crisis seria tan sólo tres años después. No obstante, no fue un traspiés individualizado sino colectivo. De hecho, a la luz del tiempo lo ocurrido en 1907 puede verse como un prólogo, un ensayo, de lo que habría de ocurrir en 1929 a una escala mucho mayor.

Y es que, como viene a ser recurrente en el ámbito del capitalismo financiero, la Bolsa de Nueva York registró durante aquel año una espectacular caída de las cotizaciones como punto final a una época de crecimiento de tan desmedido cuasi irreal. Así las cosas, muchos de los clientes potenciales de marcas como Rolls-Royce o Isotta-Fraschini desaparecieron del mapa o, al menos, dejaron de ser compradores.

Una situación muy peliaguda para la joven marca española. Para empezar porque las más de sus unidades no se vendían en el mercado local sino en países como Francia o Bélgica. Lógicamente, también azotados por los efectos de una crisis enmarcada en una economía ya plenamente globalizada. Además, todo aquello hacía muy difícil comenzar con las exportaciones al mercado estadounidense.

Sin duda un gravísimo problema pues, no en vano, éste era el mayor destinatario de automóviles de lujo en aquellos momentos marcados por la popularización del transporte privado a motor. De hecho, la dirección de La Hispano-Suiza sabía de esto perfectamente, manifestando en no pocas ocasiones su intención de entrar en aquel país a fin de competir, principalmente, contra la gama ofrecida por Rolls-Royce.

Empresa que, por cierto, de tanto interés por vender en los Estados Unidos llegó a montar una factoría propia allí saltándose así no pocos impuestos de arancel. Sin embargo, dada la falta de liquidez sufrida a partir de 1907 en la dirección de Barcelona tuvieron que experimentar con vías de enriquecimiento más inmediatas; menos arriesgadas y grandilocuentes.

Gracias a ello no sólo comenzaron a aparecer por las carreteras españolas omnibuses con marca Hispano-Suiza, sino que incluso la propia empresa llegó a invertir en compañías de transporte colectivo diversificando así sus actividades económicas.

Y es que, más allá de sueños de lujo y exportación, fue precisamente la diversificación el concepto mediante el cual la todavía joven casa automovilística logró superar sus primeros años hasta instalarse en París viviendo así su definitiva consolidación.

HISPANO-SUIZA H6B CABRIOLET DE VILLE “HIBBARD & DARRIN”, UN PRODUCTO PARA AMÉRICA

A pesar de haber transcendido las fronteras peninsulares gracias a la fábrica de Bois-Colombes, La Hispano-Suiza nunca tuvo una especial expansión más allá del Atlántico. Una pena, pues sin duda aquel mercado le hubiera resultado de lo más prometedor como, salvando las distancias, le fue a casas catalanas como OSSA, Montesa o Bultaco en lo referido a las motocicletas Off-Road.

Así las cosas, lo cierto es que no resulta del todo común encontrar alguna unidad de Hispano-Suiza -nótese cómo sin artículo hablamos de los modelos mientras que con éste nos referimos a la empresa en sí- destinada en entrega a los Estados Unidos.

Y vaya, menos aún si cuenta con el magnífico estado de conservación -alejado de pastiches creados a posterior- exhibido por este H6B carrozado por el taller parisino pero de dueño estadounidenses Hibbard & Darrin.

Asimismo, esta unidad se vendió a Seymour Knox II. Un afamado hombre de negocios de la Costa Este con una fortuna sustentada en lo que, a día de hoy o al menos en los años noventa, podríamos definir como “tiendas de todo a cien”. Y es que, como también puede verse en el mundo del automovilismo, uno puede escoger entre hacer negocio vendiendo miles de vehículos a bajo precio o haciendo muy pocos a un coste realmente exclusivo.

Imágenes: RM Sotheby’s

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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