Si bien Samsung es conocida a nivel mundial por ser una de las grandes compañías multinacionales dedicadas a la electrónica, en según qué países también son famosos por vender automóviles, algo que para la mayoría de los europeos resulta insólito. Aunque la empresa se fundó en Corea del Sur en 1938 no sería hasta finales de la década de los sesenta cuando entraron de lleno en el sector de la tecnología, y el resto es historia.
Pero al igual que otra marca surcoreana como Daewoo, dedicada principalmente a la fabricación de electrodomésticos, decidieron aventurarse a dar el paso en la industria del automóvil. De esta manera nació en 1995 Samsung Motors, coincidiendo con una buena época para la compañía que solamente unos años antes se había convertido en el mayor productor mundial de chips de memoria.
EXPANDIENDO HORIZONTES
Samsung tenía por aquel entonces tres divisiones que se ocupaban del tema de la electrónica, otros de la ingeniería y también tenían una sección sobre químicos. Decidieron en ese momento que ya fabricaban muchos de los elementos necesarios para construir un automóvil, pero necesitaban un socio tecnológico que en este caso fue Nissan con quienes ya fabricaban camiones desde 1990, aunque la firma japonesa no pasaba por buenos tiempos. Cabe mencionar que en el pasado ya habían planteado alianzas comerciales con Chrysler, Toyota, Honda o Volkswagen.
A esto se suma una rivalidad histórica entre Samsung y Hyundai, ya que ambas empresas competían en sectores como la construcción o la fabricación de barcos. Fue además en los años noventa cuando Hyundai sufrió un gran incremento de su popularidad al lograr vender sus coches por todo el mundo, lo que destronó a Samsung como la compañía más grande de Corea del Sur, por lo que la producción de automóviles era algo casi personal.
Construyeron una factoría en Busán, al sur del país, en 1996 con un coste estimado cercano a los cuatro mil millones de dólares. Por desgracia las instalaciones se inauguraron en 1997, un año que pasó a la historia por ser el inicio de una gran crisis económica que azotó con dureza al continente asiático y que también coincidió con una situación de sobreproducción de vehículos en Corea del Sur, que dejó a marcas como Kia declarándose en bancarrota.
Este panorama hizo que Samsung intentase comprar a Kia, llegando a realizar una interesante oferta que superaron desde Hyundai. En estas circunstancias Samsung logra lanzar su primer coche al mercado en 1998, llamado el SM5, una berlina muy convencional en su diseño que se basaba en los Nissan Máxima de cuarta generación, que se lanzó en 1994, y con el que compartía cuatro motorizaciones.
RENAULT AL RESCATE
Aunque el SM5 logró venderse en unas cifras aceptables en su primer año, unas 40.000 unidades, la recesión llevó a una época de mínimos históricos en la facturación de las compañías de automóviles de Corea del Sur. Esto se tradujo en unas pérdidas de cientos de millones de dólares anuales para Samsung, por lo que ya en 1998 buscaron aliarse con Renault, que se afianzó en el 2000, algo que también coincidió con la inversión de la firma francesa en el grupo Nissan.
La marca se renombró como Samsung-Renault Motors, y su situación mejoró casi de inmediato, además de incorporar a la gama modelos del catálogo europeo. A pesar de que no sea conocida en gran parte del mundo la compañía sigue existiendo, y las casualidades de la vida han querido que Mitsubishi se sume a la ecuación; una compañía cuyo significado literal es el de “tres diamantes” que se une a Samsung que en coreano quiere decir “tres estrellas”.
Imágenes: Samsung