Poco a poco nos vamos acercando al 2023. Año en el que la afición vasca celebrará el primer centenario del Circuito Automovilista de San Sebastián. Conocido popularmente como el Circuito de Lasarte, éste se inauguró en 1923 con motivo de la primera Gran Semana Automovilista convocada en la capital guipuzcoana. El inicio de unos años dorados para aquel trazado con 18 kilómetros entre Lasarte, Andoáin, Urnieta y Hernani; sirviendo de escenario para el GP de Europa e incluso diez veces para el de España. Una sucesión de carreras que puso a San Sebastián en el mapa del automovilismo europeo, recibiendo la visita de ases del volante como Rudolf Caracciola, Tazio Nuvolari o Bernd Rosemeyer.
Desgraciadamente, el estallido de la Guerra Civil en 1936 dio al traste con aquella Gran Semana Automovilista. Es más, del Circuito de Lasarte sólo queda el recuerdo de un par de nombres en el callejero del lugar. Rememorando su existencia y la de las tribunas del público junto a los boxes. Sin embargo, hoy en día el San Sebastián Circuit Spirit está recuperando la memoria de aquellos viejos tiempos. Obviamente no con los imponentes modelos GP de los años veinte, pero sí con una más que interesante panoplia de clásicos con los que disfrutar de rutas de costa y montaña. Además, este 2022 ya ha celebrado su quinta edición, consolidándose en medio de un paisaje excepcional para la muestra de los vehículos.
Así las cosas, el último San Sebastián Circuit Spirit reunió el pasado 1 de octubre un variado conjunto de clásicos en los jardines del Palacio de Miramar. Sin duda un lugar perfecto para cualquier concurso de elegancia al estilo de Pebble Beach o el recién rescatado de Biarritz, enmarcando la escena con la bahía de la Concha como telón de fondo. No obstante, llegados a este punto nos vemos tentados a formular una pregunta. ¿Cuál de entre todos los participantes podría representar mejor aquellos años de la Gran Semana Automovilista de los años veinte y treinta? Bueno, evidentemente no es grato elegir. Pero seguramente fuera el pequeño Rosengart Sport LR2 de 1930.
SAN SEBASTIÁN CIRCUIT SPIRIT 2022, UNA APUESTA POR LOS CLÁSICOS
En el San Sebastián Circuit Spirit de este año se fueron alternando clásicos de diferentes épocas. Evidentemente, los deportivos de los ochenta llamaron la atención del público, siendo especialmente fotografiados los musculosos Peugeot 205 T16 y Alfa Romeo SZ. Además, en el apartado de coches británicos resultó adictivo contemplar un MG A con aspecto de barchetta. Uno de esos pocos restomod con los que podríamos cuestionar sin remordimientos nuestra querencia por el estado de fábrica.
Tampoco faltaron algunos Mercedes con el 190SL a la cabeza. Sin duda un descapotable de lo más atractivo para realizar rutas calmadas por las carreteras propuestas por el San Sebastián Circuit Spirit. Tras esto también destacaron algunos modelos estadounidenses de gran formato como el Buick Riviera. Visualmente ligero y fluido a pesar de su contundente tamaño; posiblemente uno de los dos puertas más logrados de los sesenta y setenta en América. Eso sí, una Lancia Fulvia siempre es una Lancia Fulvia. Más aún si se le intuyen unas llantas Campagnolo en dorado.
De todos modos, ya que el San Sebastián Circuit Spirit se creó en homenaje a aquellos felices años veinte lo más adecuado es concentrarse en los clásicos de preguerra. Ahí destacaba una buena selección de modelos norteamericanos con representantes de Ford, Chevrolet y Chrysler. Sin embargo, quizá imbuidos por el recuerdo de las carreras nos llamó poderosamente la atención un Rosengart Sport LR2 pequeño, ligero y resolutivo. De hecho, no es sorprendente que esté basado en el mismo coche con el que Colin Chapman empezase a plasmar sus tesis desde muy joven. Veamos.
Allá por el comienzo de los años veinte el ingeniero francés Lucien Rosengart advirtió cómo en Francia apenas existía una oferta solvente para el segmento de coches pequeños y asequibles. Así las cosas, a los meses de aparecer el Austin 7 en el Reino Unido se hizo con los derechos de fabricación de éste para el mercado francés. Llegados a este punto, tardó unos cuatro años en conseguir la logística suficiente como para echar a andar la producción en serie de su LR2. Evidentemente basado en el Austin 7, su robustez fue tan apreciada que llegó a mantenerse en el mercado hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Además, al ser un automóvil asequible y fácilmente trucable resultó relativamente popular entre multitud de pilotos advenedizos. Gracias a ello, el Rosengart LR2 fue -al igual que el Austin del cual deriva- una verdadera cantera de pilotos y escuela de mecánicos. Cualidades por las que, al verlo rodar en el San Sebastián Circuit Spirit, resulta difícil no caer ante sus encantos. ¡Veremos qué nos aguarda la edición del próximo año!
Fotografías: Unai Ona