Este pasado sábado se cumplieron los 40 años de un triunfo que marcó el fin de una época. Después de completarse los 58 tramos cronometrados del 25º Rallye Sanremo, el equipo Lancia Martini Racing copaba las tres primeras posiciones de la clasificación con los impresionantes Lancia Rally 037, normalmente conocidos como Lancia 037 a secas. Markku Alén lograba imponerse a sus compañeros de escuadra, el campeón en título Walter Röhrl y el malogrado Attilio Bettega, secundándole en el podio.
Con este triplete, el equipo Lancia se aseguró el Campeonato del Mundo de Marcas, el cuarto en aquel momento, tras los sumados por el Stratos entre 1974 y 1976. Por aquel entonces, no había Campeonato de Pilotos, que se instauró en 1977, siendo ganado precisamente por Sandro Munari con el Stratos, aunque la marca no consiguió hacerse con el título entre las marcas. En los años siguiente, Lancia aumentaría dicha cifra hasta la decena de campeonatos, cifra que sigue siendo récord.
La victoria en 1983 tuvo un significado especial, pues el Lancia 037 se convirtió en el último coche de tracción trasera en ganar un Mundial, ya que, desde entonces, todos los ganadores han contado con tracción integral. Es decir, hace ya 40 años que los automóviles de la vieja escuela dejaron de ser competitivos en medio de reglamentos que premian las cuatro ruedas motrices, empezando por los salvajes Grupo B.
LA LEYENDA DEL LANCIA 037
El desarrollo del coche había comenzado en 1980, con la idea de crear una máquina que se adaptara al reglamento Grupo B de la FIA, que se implantaría en el Mundial de Rallies de cara a 1982. Al contrario que otros competidores como Peugeot, Ford y, por supuesto, Audi, Lancia optó por un modelo con tracción trasera. Tomando como base el Beta Montecarlo, el coche fue desarrollado en conjunción con Abarth, Pininfarina y Dallara. De hecho, el código de proyecto interno dentro de Abarth era SE037, de ahí la denominación con la que el coche ha pasado a la historia.
Antes del debut del Lancia 037, la marca se vio obligada a construir las 200 unidades de calle que marcaba el reglamento. La versión de carreras contaba con motor central de 2 litros y 4 cilindros en línea que rendía entre 255 y 280 CV -las potencias en los coches de carreras siempre son aproximadas-, para mover apenas 960 kilos en configuración de carrera. Una de las claves era su carrocería que estaba hecha de poliéster con refuerzos de fibra de vidrio. Más adelante, y ya con el motor de 2,1 litros, alcanzaría los 325 CV. Estaba sobrealimentado por un compresor volumétrico Abarth Volumex, que llegó a soplar a 1 bar en el Evolution 2.
Exteriormente, el coche era una absoluta belleza, con un perfil bajo y una enorme anchura, estampa rematada por un enorme spoiler posterior. Además, resultaba característica la ausencia de paragolpes posterior, sustituido por dos enormes faldillas que le conferían una estética única.
DE UN DEBUT COMPLICADO, AL ÉXITO
Los primeros rallies disputados por el Lancia 037 estuvieron plagados de problemas de juventud, incluido su debut en el Costa Esmeralda de 1982, que se saldó con un doble abandono por culpa de la caja de cambios. Su primera prueba mundialista fue el Rallye de Córcega de aquel mismo año, en el que Alén acabó noveno. Fue la excepción, pues en nueve participaciones abandonó en siete ocasiones, aunque Markku Alén volvió a puntuar en el RAC finalizando cuarto.
Las tornas cambiaron por completo en 1983, con Walter Röhrl ganando los rallies de Monte-Carlo, Acrópolis y Nueva Zelanda, triunfos que le valieron el subcampeonato del mundo. También Alén peleó por ganar, tras imponerse en el Rallye de Córcega y el Sanremo que ahora conmemoramos. Pese a sus opciones de título, ambos pilotos no participaron en los dos últimos rallies del mundial. Lo que sí consiguió Lancia fue el Campeonato de Marcas, superando por dos puntos a Audi.
La última victoria del Lancia 037 en el Campeonato del Mundo la consiguió Markku Alén en el Rallye de Córcega de 1984, ya con la Evolución 2 del modelo. También firmó su último podio, en el Safari de 1986. Con todo, el coche ya no resultaba tan competitivo frente a los cuatro ruedas motrices de la competencia. Miki Biasion, quien después sería Campeón del Mundo con el Lancia Delta HF en 1988 y 1989, ganó los campeonatos de Europa e Italia con el 037. En España, Salvador Serviá y Jordi Sabater lograron el título en nacional de rallies en 1985 y 1986 también con el 037.
Más allá de sus triunfos, el Lancia 037 sigue perviviendo en el imaginario colectivo por su espectacularidad y su belleza, intangibles que también sirven para forjar las leyendas, ahora renacidas en forma de homenaje o Kimera EVO37.
Fotos Lancia y Wikimedia Commons.