Durante el Peeble Beach del pasado año RM Sotheby’s ofreció en subasta un Pegaso Z-102 con previsiones de hasta 1.500.000 $. No obstante, de aquello sólo se recuerda el plomizo silencio de su puja desierta.
Asimismo el último Amelia Island contempló la oferta de otro Z-102; esta vez un berlinetta Serie II carrozado por Saoutchik con una cotización estimada entre 750.000 y 900.000 $ que, a la postre, interpretó otro desinterés evidente por parte de la clientela potencial allí congregada.
Así las cosas resulta inevitable preguntarse sobre las causas de semejante desazón, la cual parece acompañar a la vida comercial del Pegaso desde que hace años empezara el desplome de su existencia en el mercado de clásicos.
Algo comprensible por varias razones ya analizas con anterioridad por esta cabecera; la cual -con una expectación limitada dada la noción de que tampoco es que el coleccionismo sea un derecho fundamental, una necesidad básica- espera ahora qué pueda pasar, precisamente, con otra berlinetta Saoutchik Serie II ofertada por RM Sotheby’s en su catálogo del próximo Monterey.
PEGASO Z-102 A SUBASTA, UN MODELO CON CUESTIONES A TENER EN CUENTA
Si usted sigue las publicaciones de La Escudería ya habrá advertido cómo al Pegaso Z-102 siempre le hemos prestado una especial atención. Y no es para menos. Al fin y al cabo éste no es sólo uno de los proyectos automovilísticos más interesantes de entre todos los engendrados en España, sino también un deportivo con una mecánica avanzada, ingeniosa y realmente interesante.
Dicho esto, lo cierto es que el Pegaso Z-102 nunca ha sido un modelo fácil. No lo fue en su época como vehículo de estreno -durante la cual no pocos propietarios sufrieron las consecuencias de una puesta a punto algo deficiente- ni tampoco lo es ahora, cuando en el mercado de coleccionistas se encuentra sufriendo serios desplantes dados -precisamente- por su originalidad y exotismo.
Y es que, para empezar, las numerosas carteras calientes dispuestas a invertir en automovilismo histórico prefieren poner sus miras en unidades relativas a marcas más conocidas y, por tanto, protagonistas de una revalorización más segura.
Asimismo, desde su escaso historial en carreras hasta la más que matizable comparación con sus coetáneos en Ferrari -mucho más sólidos sobre el asfalto- el Pegaso Z-102 cuenta con no pocos motivos para ser un modelo de nicho -para entendidos, muy entendidos- y, por tanto, destinado a un mercado escaso donde a veces puede darse el fenómeno de la puja desierta.
SAOUTCHIK, SU CARROCERO MÁS POLÉMICO
Con sus volúmenes cargados y sus líneas algo extravagantes Saoutchik fue, de todos los carroceros responsables de vestir al Pegaso Z-102, sin duda el más polémico. Hecho éste bien llevado a la luz del tiempo pues, no en vano, el paso de las décadas hace de las unidades firmadas por este taller francés con gusto por el barroquismo uno de los puntos más originales en la historia del modelo español.
Dicho esto, la unidad aquí a subasta -de 1954 y con número de chasis 0102-150 0161- cuenta con un buen estado de conservación tras haber sido sometida durante los últimos años a una profunda restauración en la que, sin embargo, sólo fue necesario revisar como elemento importante la caja de cambios.
Sustituida, dicho sea de paso, por otra perfectamente correcta procedente de otro Pegaso. Además, su historial está perfectamente registrado tras haberse iniciado con su venta al latifundista Domecq de la Riva alias “Pepe Pantera”. Un apasionado de la velocidad quien, más allá de sus incursiones como “gentelman racer” se dio a conocer en Jerez de la Frontera por alcanzar los 200 km/hora en las precarias vías de la zona.
Esperamos que el próximo dueño de este Pegaso Z-102 -en caso de no interpretar una nueva puja desierta- sea algo más consciente sobre lo que se trae entre manos y, especialmente, lo que se puede y no se puede hacer en carreteras abiertas. La estimación llega hasta el 1.000.000 $. Veremos qué pasa.
Imágenes: RM Sotheby’s