En el dossier de presentación a los medios proporcionado en diciembre de 1975, la propia SEAT se afanó en dejar bien clara la definición comercial del 1200 Sport en los siguientes términos:
“Con la progresiva madurez del mercado español, que ya cuenta con cinco millones de automóviles en circulación, ha surgido en los últimos años un creciente sector de usuarios que por sus particulares características y gustos automovilísticos, desea disponer de un “coche diferente tanto en su estética como en sus posibilidades de conducción”. Son automovilistas para los que uno de los principales atractivos de un coche es sin duda el placer de conducir, entendido de una forma muy personal, especialmente activa y segura.
Para este tipo de conductores es insuficiente en efecto, el margen de actuación que permiten las características de las berlinas normales de utilización familiar, como asimismo el de los deportivos de altas cilindradas en los que su elevada potencia se impone también en gran medida a los propios conductores.
Por otra parte y en estrecha conjunción con las posibilidades mecánicas, se busca un tipo de automóvil de línea original y acusada personalidad con el más alto nivel de confort y comodidad interior. Con todo ello, en las actuales circunstancias y para responder a estas exigencias de una forma equilibrada, no es suficiente ya el concepto clásico de vehículo deportivo sin apenas posibilidades de otro tipo … Nace así un nuevo concepto “Sport” basado en una utilización versátil y flexible que permite disfrutar plenamente del coche en el uso cotidiano”.
Así las cosas, SEAT daba un paso hacia adelante buscando una respuesta a ese público creciente en el cual se conjugaban necesidades diarias con el talante deportivo. Un talante que, dicho sea de paso, ya no sólo debía plasmarse en el rendimiento -véase el ejemplo del 1430 lanzado en 1969- sino también en todo lo referido al estilo y a la apariencia.
En suma, el mercado español de los años setenta estaba preparado para la aparición de un pequeño deportivo completamente apto para el día a día. Un paso más allá en la senda marcada desde finales de la década anterior por el 850 Coupé; dotado con un diseño francamente atractivo -amén de una mecánica capaz de marchar alegre en vueltas- y que, desde enero de 1970, incorporaba el motor con 903 cc en la versión Sport Coupé.
Eso sí, todo ello mejorado en materia de habitabilidad gracias a tomar un esquema con motor delantero a la forma y manera que habría de tener el 127 desde 1972. Además, en la gestación del nuevo y versátil deportivo SEAT no estuvo sola. Lejos de ello, la industria auxiliar creada en torno a ella jugó un papel clave a la hora de comprender cómo apareció en diciembre de 1975 el 1200 Sport. A la postre, un modelo clave en la creciente autonomía de la marca respecto a Fiat.
SEAT 1200 SPORT, LA IMPORTANCIA DE LA INDUSTRIA AUXILIAR
Desde su fundación en los años cincuenta, SEAT había dado muestras de una cierta personalidad creando opciones propias como el 1400C o el 800. Modelos creados en base a los elementos y diseños proporcionados por Fiat pero, al mismo tiempo, capaces de ir más allá de la gama italiana adecuándose así a diversas necesidades experimentadas por el mercado español.
No obstante, de una manera u otra aquello no era suficiente como para contemplar a SEAT en la liga de los fabricantes con imagen propia. Cuestión ésta que, lógicamente, necesitaba de un vehículo sin correlativo -al menos estético- en la oferta de la casa matriz italiana.
Llegados a este punto la preparación de un deportivo compacto con motor delantero, habitabilidad para cuatro personas y tracción delantera permitía a SEAT fantasear con tener, al fin, una apuesta propia más allá de la fabricación bajo licencia. Asimismo, a comienzos de los setenta la carrocera Inducar ya había propuesto la idea de crear una carrocería coupé adaptada a la base del 127 con tracción delantera.
De hecho, en 1970 uno de los responsables de Inducar -Antoni Amat- visitó el Salón de Turín quedando rendido ante los encantos del prototipo Nergal diseñado por Aldo Sessano. Creado en principio para NSU, éste pretendía dar ser una opción actualizada sobre la base del NSU Prinz con motor trasero. Un vehículo realmente efectivo en su versión TT pero que, dada la descontinuación de la marca por parte del Grupo Volkswagen, acabó fuera de juego.
Llegados a este punto, el diseño de Sessano fue asimilado por Inducar con vistas a fabricarlo para SEAT; la cual ya había confirmado su deseo de lanzar lo más pronto posible el revolucionario 127 con motor delantero. Bajo este contexto, las líneas del Nergal se adaptaron usando un bastidor monocasco de gran rigidez al cual se unían elementos como el motor 1.2 del 124 o la caja de cambios del 127.
Además, Inducar dispuso la mecánica con una inclinación hacia delante de 12º; todo ello con la vista puesta en la mejora de la aerodinámica al reducir la altura del capó junto a un mejor acceso a los componentes del motor.
Obviamente, una operación de diseño mucho más compleja que la mera adaptación de una carrocería sobre la base de otro automóvil ya existente en conjunto. Y es que, gracias a la aparición del 1200 Sport, no sólo SEAT ganó en autonomía respecto a Fiat; también se puso encima de la mesa la amplias capacidad adquirida por la industria auxiliar catalana.