Para hablar de la fabricación en serie del SEAT 124 2000 hay que remontarse a la competición. Y es que, en 1971, el panorama de carreras en España contempló la creación de la categoría Fabricación Nacional.
Pensada para igualar las condiciones de pilotaje vistas en los rallyes, ésta fue rápidamente dominada por unidades SEAT gracias al brío italiano de los motores incorporados en los 124 y 1430. Es más, en mayo del año siguiente la casa barcelonesa vivió el estreno de su equipo oficial bajo el ahora icónico nombre de SEAT Competición.
En pugna con la escuadra oficial de FASA así como con aquellas equipadas por SIMCA, la nueva apuesta deportiva de SEAT vivió un auge espectacular gracias a la acción combinada de pilotos como Salvador Cañellas o Antonio Zanini junto a José Juan Pérez de Vargas desde la dirección deportiva e ingenieros como el barcelonés Coll afinando las máquinas.
En definitiva, un equipo excelente a la hora de hacer magnífico lo cotidiano, logrando hacerse durante el mismo año de su estreno con el Rallye RACE. Todo un logro pues, al fin, un piloto nacional se hacía con una prueba del Campeonato Europeo usando un vehículo de fabricación española. Posiblemente, el punto de partida definitivo para la hegemonía interpretada por SEAT Competición en el panorama peninsular durante la década de los setenta.
Así las cosas, la marca no sólo logró un más que notorio palmarés deportivo sino también una ansiada imagen prestacional más allá de su gama utilitaria. De hecho, el 1430 ya había aparecido en 1969 a fin de conquistar el segmento más brioso de la producción nacional. Y es que, a pesar de su sobria y cartesiana carrocería con tres cuerpos, bajo su capó escondía un motor con 1.438 cc capaz de entregar 70 CV a 5.400 rpm.
Más que suficiente para, junto a su bajo peso y propulsión trasera, hacer las delicias de los conductores locales con aspiraciones entregadas a la velocidad. Llegados a este punto, mientras FASA lanzaba el R12 con un toque más cómodo y habitable, el 1430 seguía siendo una opción perfecta para quienes buscasen deportividad e, incluso, una eventual preparación para entrar a carreras.
SEAT 124 2º SERIE, DESAPARECE EL 1430
En 1975 SEAT al fin lanzó una renovación completa en la gama del 124. Renovación en la que, queriendo dar más coherencia a la oferta comercial, se decidió unificar las versiones más prestacionales junto al resto de los 124. Operación por la cual desaparecieron los 1430 aunque no por ello, más bien todo lo contrario, se viera mermada la evolución deportiva del modelo.
Además, la producción de los 124 fue trasladada desde la Zona Franca hasta las instalaciones de la antigua Authi en Navarra. En cierta medida, una forma de indicar cómo este modelo iba cayendo en desgracia por el sino de los tiempos. Algo confirmado por el lanzamiento, durante aquel mismo 1975, del SEAT 131. Fin en Italia de los antiguos 124 aunque aquí, curiosa y afortunadamente, convivieran durante unos cinco años debido al menor poder adquisitivo de éste nuestro mercado.
Una paradoja, una situación, en la que la gama del 124 apostó por un incremento realmente sorprendente en las prestaciones. Y es que, veamos. Por un lado, las versiones más escuetas del ya señero tres volúmenes cubrían los segmentos comerciales en los que se buscaba un automóvil familiar pero sencillo y, por tanto, barato en la factura.
Situación en la cual los SEAT 124 D -e incluso LS- funcionaban muy bien al presentarse como una opción anticuada pero económica frente a los más generosos en tamaño 131. Pero es que además, por otro lado, la ligereza y buena base mecánica de los 124 sirvió para la aparición de versiones espartanas en las que todo se jugaba a la emoción de su comportamiento dinámico.
Punto éste en el cual se forjó la leyenda de los 124 1800 (FL-80) y 124 2000 (FL-90). Superados en habitabilidad, equipamiento y confort de marcha tanto por modelos de FASA como de la propia SEAT aunque, al mismo tiempo, capaces de mostrar la cara más enérgica de la producción nacional gracias a potenciar la fórmula ya experimentada con el antiguo 1430.
SEAT 124 2000 (FL-90), UN DEPORTIVO POR DERECHO PROPIO
A mediados de los años setenta SEAT decidió descontinuar tanto al FU-10 como al 124 Sport. Una situación comprometida para su orientación comercial hacia el sector más deportivo pues, no en vano, privaba al mercado nacional de su motor con 1.756 cc y doble árbol de levas con alta compresión con casi 120 CV.
Sin embargo, gracias a la actividad de SEAT Competición -la siempre recurrente importancia de las carreras- aquella mecánica no sólo no cayó en desgracia sino que siguió su desarrollo. Es más, gracias a ello en 1977 se recuperó para los concesionarios montándola en el nuevo 124 1800 (FL-80).
Equipado con una nueva caja de cambios con cinco velocidades y relaciones muy cerradas, éste se ideó para la homologación en el Grupo 1. En fin, todo un deportivo para el contexto local del momento.
Asimismo, en 1978 llegó una mejora evidente en la forma del 124 2000 (FL-90). Esta vez más pensado como una verdadera apuesta comercial que como una necesidad de homologación, en él se adoptó la dirección de cremallera del 131 así como nuevos ajustes y componentes en las suspensiones. De hecho, las pruebas del momento indicaban cómo la zaga se hundía al tiempo que se elevaba el eje delantero al igual que en las unidades de competición.
Respecto al motor, la cilindrada ascendía hasta los 1.920 cc con una culata de aluminio y un cigüeñal de cinco apoyos para rendir 114 CV con una compresión de 9,3:1. Todo ello alimentado por un carburador vertical de doble cuerpo para mover tan sólo 970 kilos en total.
Es decir, un automóvil ya superado en estilo, equipamiento y habitabilidad. Sin duda, Pero, al mismo tiempo, capaz de entregar unas excitantes sensaciones al volante.
Por cierto, todo ello por menos precio del marcado por un 131 1600. Y es que, aquel canto de cisne que fuera el 124 200 (FL-90) priorizó ante todo la pureza de la conducción y la entrega de potencia con unas aceleraciones de órdago. Motivos más que sobrados para que, al poco tiempo, ya se hubiera convertido en una verdadera leyenda entre los aficionados a SEAT y su lado más deportivo.