Miguel Sánchez
Lanzado en 1968, el SEAT 124 era la continuación natural a todo lo que había representado el SEAT 600. No en vano, durante la década anterior la economía española se había abierto al mundo a raíz de los pactos suscritos con Estados Unidos en 1953. A partir de aquí, la inversión extranjera se conjugó con el desarrollismo de los tecnócratas para aumentar así el nivel de vida. Con todo ello, multitud de familias abandonaron el agro atraídas por el desarrollo de las ciudades. Un nuevo campo de expansión donde la construcción, el trabajo fabril y el sector servicios fueron creando el cimiento para las llamadas clases medias.
Definitivamente, la misma masa trabajadora de siempre aunque, ahora sí, con un evidente acceso al consumo y la propiedad. Así las cosas, durante los años sesenta el parque móvil nacional registró un aumento exponencial en la matriculación de vehículos producidos por SEAT, FASA o Citroën Hispania. Gracias a ello, el automóvil adelantó a las motocicletas turismo como principal medio de transporte privado.
De hecho, durante aquel tiempo se produjo toda una hecatombe entre las empresas dedicadas a las dos ruedas. Al menos, entre las que siguieron aferradas a los modelos turismo con 125 centímetros cúbicos. Incapaces de advertir la promesa de futuro interpretada por los ciclomotores, las monturas deportivas y el mercado de exportación. Es más, incluso en el ámbito industrial empezaron a cambiar no pocas cosas.
En este sentido, el Ministerio de Industria licenciaba a Barreiros para la fabricación de camiones pesados a finales de los años cincuenta. Algo que, a la sazón, acabó con el monopolio ejercido por los Pegaso de la ENASA. Además, el ensamblaje de la Citroën AZU en la planta de Vigo hizo posible pasar página respecto a los motocarros ROA, ISO o Clúa tan populares durante los últimos años de la postguerra.
Llegados a este punto, no resulta extraño comprender cómo a finales de los sesenta SEAT veía necesario lanzar un vehículo de cuatro puertas y tres volúmenes apto para aquellos nuevos tiempos. Asimismo, tan sólo un año después de aparecer la versión berlina salía al mercado la ranchera. Dotada de un gran portón trasero a modo de quinta puerta y, por ello, bastante apta tanto para usos familiares como industriales.
Ahora, ciertas labores requerían de una adaptación tan profunda que incluso se hacía necesario recarrozar al SEAT 124 de serie. Entre otras, la de ambulancia. Especialmente común junto a la de vehículo funerario según la gravedad de cada diagnóstico. Llegados a este punto, hacía su entrada en escena la industria auxiliar dedicada al trabajo carrocero. No tan prolífica como en Italia aunque, al fin y al cabo, más abundante y creativa de lo que se pudiera pensar.
SEAT 124 AMBULANCIA, CARROZADA EN XÀTIVA
Pensando en carroceros españoles comprendidos entre los años cincuenta y setenta, la referencia más evidente es la de Pedro Serra. Además, en relación con SEAT su taller fue el responsable de los descapotables 1400 Sport. Sin duda, la versión más estilosa del primer modelo salido de la Zona Franca barcelonesa. Un vehículo carrozado de forma artesanal para generar cuatro series que, sumadas, dan unas 150 unidades en total. De hecho, es uno de los turismo con base SEAT más escasos.
Aunque no tanto como el 1400 C Cabriolet Caicoya. Una pieza única realizada en el taller ovetense de Evaristo Fernández. No obstante, en un sentido más masivo existían numerosos talleres dedicados a las adaptaciones industriales más variopintas. De hecho, algunos incluso se atrevieron con transformaciones sobre el SEAT 600. Un ejemplo de ello fue la Formichetta firmada por Siata. Ni más ni menos que un intento de furgoneta de reparto que, en base a los condicionantes impuestos por su motor en posición trasera, no pudo competir contra la mucho más espaciosa y accesible Citroën AZU.
Asimismo, durante los sesenta y setenta también desarrollaron sus actividades algunos pequeños carroceros centrados en transformaciones muy concretas. En este sentido destacó Mirsan S.L. Radicada en Xátiva, esta empresa centró sus habilidades en crear ambulancias y coches fúnebres sobre al menos tres modelos de SEAT. De hecho, en 1979 seguía estando en desarrollo patentando una carrocería alargada para ambulancias sobre la base del 131 Ranchera. Un tipo de producto en el que venía trabajando desde los años sesenta, cuando convirtió diversas unidades del SEAT 1500 en vehículos de funeraria.
No obstante, cuando a partir de 1972 ya no pudo hacerse con más unidades de este modelo debido al cese de su producción, su atención se centró en el 124. Algo que representó un cierto reto pues, no en vano, este vehículo resulta más escueto que el 1500. Hecho éste con gran repercusión si lo que se desea hacer es una ambulancia, ya que su habitáculo debe acomodar una camilla, útiles médicos y, al menos, un asiento por detrás de las plazas del conductor y copiloto.
A partir de aquí, el voladizo trasero de este SEAT 124 Ambulancia carrozado por Mirsan tuvo que alargarse en unos 26 centímetros respecto al de una unidad ranchera de serie. Todo ello para elevar el peso en unos 200 kilos que debían ser impulsados por los 60CV de su motor con 1.197 centímetros cúbicos. Afortunadamente, en SEAT parecían haber previsto las cargas a las que deberían enfrentarse estos modelos con portón trasero.
Por ello, las relaciones del cambio eran cortas en las marchas inferiores, muy adecuadas para llevar esta ambulancia a plena carga por trazados urbanos. Otra de las bondades de este vehículo, afortunadamente rescatado tras una vida de servicio en la que, posiblemente, nadie pensó en sus futuras posibilidades como clásico.
P.D. Matriculada en Soria por la empresa Torras Hostench, este SEAT 124 Ambulancia estuvo en servicio hasta finales de la década de los ochenta. A partir de aquí, permaneció en custodio de la Cruz Roja hasta ser comprada por José Luis Ruiz, socio del Club SEAT 1430, 124 y 124 Sport. Hace tan sólo unas semanas, acaba de ser adquirida por la colección SEAT en Rodaje. Un lugar donde, además de estar perfectamente custodiada, estará acompañada por dos ambulancias más. Una sobre base 132 y otro sobre un 1400.
Fotografías: SEAT en Rodaje
