El año es 1974. Unos meses antes había comenzado la crisis del petróleo, una situación que, si bien azotó con más fuerza a la industria del automóvil americano, también tuvo una gran repercusión en Europa. Para principios de la década en el antiguo continente había comenzado a aparecer una nueva clase de coche; los denominados superminis, que eran modernos compactos de tracción delantera, de gran amplitud interior y bajo consumo.
Entre los muchos modelos que se crearon en esta novedosa y popular categoría cabe mencionar a dos de ellos como los más importantes; el Fiat 127 y el Renault 5, ambos lanzados al mercado en 1971 y 1972 respectivamente. Estos dos coches serían rivales directos durante los años setenta, y encabezarían las listas de vehículos más vendidos en diversos países del entorno europeo.
Pero el Renault tenía una clara ventaja con respecto al producto italiano, la presencia de un portón trasero que hacía del pequeño coche un vehículo realmente versátil y polivalente. Por esta razón, y aunque en Italia ya existía un 127 familiar realizado por un carrocero, el Fiat recibe una variante de tres puertas en a finales de 1972 para evitar que el R5 le quitase mercado.
1972: LA LLEGADA DEL SEAT 127
Hubo que esperar un año para que el 127 de Fiat comenzase a fabricarse en Barcelona. Los españoles lo pudieron ver por primera vez en Lanzarote, lugar en el que la marca decidió presentar este nuevo modelo que enamoraría a los consumidores de todo un país. Inicialmente, al igual que en Italia, se vendía únicamente en configuración de dos puertas, aunque a finales de 1972 apareció el SEAT 127 de tres puertas.
Cabe recordar que a principios de la década de los setenta la marca española estaba experimentando una época de grandes cambios. En 1973, solamente un año después del debut del 127, deja de producirse el que hasta entonces había sido el SEAT más popular, el 600, que desde 1973 llevaba cerca de 800.000 unidades fabricadas, cambiando la historia de todo un país para siempre.
1974: LLEGA EL 127 DE CUATRO PUERTAS
Hasta entonces la marca española había desarrollado sus propias variantes de cuatro puertas sobre coches de origen Fiat como lo fueron los SEAT 800, basados en el popular 600, y los 850 de cuatro puertas, ambos construidos en Talleres Costa en la provincia de Tarragona.
Con una maestría similar a la de los ejemplos anteriores en 1974 la marca lanza el 127 de cuatro puertas, que logra adaptar esta modificación manteniendo algunas de las líneas más características del modelo como es la curvatura de las ventanillas posteriores. Lo que lo diferenciaba de los 800 y 850 era que la longitud del SEAT 127 se mantuvo igual en todas las versiones.
Con este coche con puertas traseras SEAT logró dar un paso por delante a Fiat y a Renault, ya que ni el 127 ni el R5 contaron con una versión en la que pudiera acceder a las plazas posteriores más cómodamente. Cabe destacar que en 1974 en España se presenta el Renault Siete, cuyas puertas serían empleadas en los Renault 5 de cinco puertas que salieron al mercado en 1979 y que no llegaron a FASA hasta 1981.
Pero por algún motivo desconocido la primera serie del SEAT 127 no contó con una variante de cinco puertas, algo que se hubiese podido conseguir con gran facilidad al combinar la versión de cuatro puertas con el portón trasero, y que hubiese dado un plus de polivalencia a uno de los coches más vendidos en la España de los setenta. Esta variante no haría su debut en la gama de la marca hasta la llegada de la segunda generación del 127.
SEAT 128 3P: EL ALUMNO DE INTERCAMBIO
Para 1974 SEAT ya exportaba un número de coches considerable, y con cada vez más modelos exclusivos en su catálogo como el 133 o el Bocanegra resulta más coherente vender estos vehículos fuera del extranjero. Este fue el caso del 127 de cuatro puertas, cuya producción nunca se llevó a Italia, prefiriendo en su lugar importar unidades españolas para dotarlas de emblemas de Fiat, convirtiéndose en un modelo muy popular en el país especialmente en el sector del taxi.
Pero la popularidad en Italia de este diseño español no fue ninguna casualidad, ya que Fiat, que vio el potencial de este 127, permitió la venta de este modelo a cambio de que en España se produjese un homólogo en SEAT del Fiat 128 3p. Como estaba previsto el coche terminó por ser un fracaso comercial que rivalizó en ventas con otro producto de la marca, el SEAT Bocanegra, y las últimas unidades se fabricaron a finales de 1979, aunque algunos de estos coches estuvieron en los concesionarios hasta bien entrado 1981.
AL VOLANTE DEL 127
Nos encontramos en la provincia de Granada, a los pies de Sierra Nevada, y en una agradable tarde primaveral de mayo nos encontramos en una de esas carreteras de montaña por las que circular con un coche clásico es toda una delicia. Montamos al coche y la primera sensación es la misma que aquellos que vieron este nuevo 127 en los concesionarios allá por 1974, todo el interior es igual.
Hay que irse a las plazas traseras para encontrar la diferencia, y de nuevo, la estética está tan bien conseguida tanto por dentro como por fuera. Las puertas traseras permiten un acceso muy fácil y cómodo al asiento de atrás, y aunque el coche no ha aumentado de tamaño el espacio en estas plazas parece mayor que en el de los otros 127. Hay que destacas que los asientos delanteros ya no se abaten hacia adelante en esta versión, ya que esto se hacía para facilitar el acceso a la parte posterior del vehículo.
Tras emprender la marcha y realizar las primeras maniobras podemos comprobar que el volante opone cierta resistencia en parado, pero es bastante suave comparado con otros modelos coetáneos. Sin embargo, una vez se empieza a circular con el 127 las sensaciones son muy agradables, con un reprís más que suficiente para convertirlo en un vehículo ágil en entornos urbanos.
Comienza la subida, y el pequeño bloque de 903 centímetros cúbicos tiene un rendimiento muy correcto para ir avanzando a un ritmo de unos setenta kilómetros por hora hacia rutas cada vez más elevadas, eso sí, en esta situación el 127 se desenvuelve mucho mejor en tercera que en directa.
Pero incluso cuando la pendiente juega en su contra el pequeño SEAT cuenta con un manejo muy alegre que pocos coches de menos de un litro de cilindrada pueden igualar. Una vez se empieza el descenso se puede apreciar el coche de una forma mucho más dinámica, aunque es recomendable hacer freno motor en ciertas situaciones.
En cuanto a los frenos del coche, estos son más que suficientes, logrando incluso parar el vehículo con rapidez en caso de emergencia, aunque se echa en falta la ausencia de servofreno, ya que ante un pisotón más agresivo de la cuenta las ruedas se pueden llegar a bloquear con relativa facilidad.
Todo esto convierte al 127 en un clásico asequible de lo más razonable para comprar, y uno comprende qué fue lo que encandiló a más de un millón de compradores en la España de los setenta y ochenta para tener uno, y unidades como este cuatro puertas lo hacen muy interesante por ese plus de haber sido fabricado solo en España, junto a la comodidad que estas aportan.
Además, en las manos adecuadas el coche tiene un comportamiento muy ratonero con una suspensión que combina a la perfección comodidad con firmeza, aunque bien es cierto que en curvas cerradas y a alta velocidad el 127 puede levantar una de sus ruedas traseras. Las virtudes de este vehículo lo convierten en un candidato excelente para rallyes de regularidad de clásicos.
Ficha técnica | SEAT 127 Cuatro puertas |
Motor | Delantero transversal |
Cilindrada | 903 cm3 |
Cilindros | 4 en línea |
Diámetro x carrera | 65 x 68 mm |
Potencia máxima | 47 CV/6.200 rpm (DIN) |
Par máximo | 6,3 mkg (DIN) a 3.500 rpm |
Alimentación | Carburador Bressel Weber 30 IBA 22/350 |
Compresión | 9:1 |
Combustible | Gasolina |
Tracción | Delantera |
Caja de cambios | Manual de cuatro velocidades + m.a, |
Suspensión delantera | Ruedas independientes con brazos oscilantes y montantes telescópicos, amortiguadores y barra estabilizadora |
Suspensión trasera | Ruedas independientes, brazos oscilantes y amortiguadores, ballestón transversal autoestabilizante. |
Dirección | Cremallera |
Frenos | Discos delanteros, tambores traseros |
Longitud/anchura/altura | 3.595/1.527/1.358 mm |
Vías | 1.280/1.285 mm |
Batalla | 2.225 mm |
Peso | 750 kg |
Llantas | 4 x 13” |
Neumáticos | 135 SR 13 |
Depósito | 30 litros |
Consumo promedio | 7,2 l/100 km |
Velocidad máxima | 131 km/h |
Año unidad probada | 1974 |
UN 127 OLVIDADO Y RESCATADO
El SEAT 127 protagonista de esta prueba pertenece a Javier Molina, un joven coleccionista de coches clásicos de Granada, y la historia de esta unidad fue la de uno de esos automóviles que se tiran años abandonados augurando un destino fatal, pero en este caso, y como se puede ver en las fotos, hubo afortunadamente el más feliz de los finales.
Este 127 de cuatro puertas se vendió nuevo en Granada en 1974, por lo que corresponde a las primeras unidades de esta versión. El coche lo compró una pareja de Granada, pero tras apenas diez años en su propiedad el coche pasó a dormir el sueño de los justos en el Garaje Rex de la Calle Recogidas.
El motivo para su prematuro abandono fue la ruptura de esta pareja, y aunque se rompió el amor de tanto usarlo, no fue el caso del 127, que pasaría casi tres décadas oculto con apenas 36.000 kilómetros en su odómetro. Desde niño Javier veía al pobre SEAT cubierto de suciedad y conmovido por la desoladora escena terminaría rescatando al 127 de su polvoriento letargo en 2013.
Desde entonces no ha hecho más que disfrutarlo, sumando otros 10.000 kilómetros más en esta década, y tanto propietario como vehículo no pueden estar más contentos. La recompensa de recuperar este diamante en bruto era que tras el polvo estaba su pintura original sin apenas desgastes, algo que también se traslada al interior que se encuentra en el mismo estado, siendo este un claro ejemplo en los que rescatar es a veces mejor que comprar cuando se trata de clásicos.
Imágenes: Javier Ramiro, SEAT, Fiat y Renault