Miguel Sánchez
La licenciada de Fiat en España es, sin duda, lo que más le interesa a la concreta afición local haciendo de modelos como el 132 todo un estandarte en concentraciones y reuniones de clásicos. No obstante, ésta parece poco interesada por las peculiaridades mecánicas inherentes a la transmisión automática.
Aquella que, aun siendo poco prolija en el panorama europeo, ha protagonizado páginas como la del 850 Idromatic; un escueto pero existente ejemplo con el cual ver hasta qué punto la casa italiana se preocupó por la clientela incapaz de utilizar con normalidad el cambio manual.
Algo especialmente visible al entrar a tráfico urbano tal y como era el ambiente natural del susodicho 850. Asimismo, incorporar una caja de cambios automática también se hace interesante cuando hablamos de berlinas enfocadas al máximo confort de marcha o, sencillamente, un empleo diario absolutamente despreocupado respecto al manejo mínimamente exigente.
En suma, por poco deseada que haya sido en los mercados europeos la transmisión automática viene a solucionar no pocos problemas para un tipo de comprador escaso pero, al fin y al cabo, existente. Hecho éste sobre el cual pareció reflexionar SEAT, presentando al fin por primera vez en su historia una opción así en 1976 gracias al SEAT 132 1800 Automático. Hoy por hoy, una de las versiones más escasas y coleccionables en relación a la berlina con la cual se sustituyó al 1500.
LA TRADICIÓN COMO VALOR SEGURO
Cuando se presentó en 1972 el Fiat 132 seguía insistiendo en el esquema clásico de la marca: motor delantero con propulsión trasera. Todo ello a pesar de que, ya en la década anterior, desde Autobianchi -bajo el paraguas del Grupo Fiat con el mandato de servir como referencia algo experimental- hasta el propio Dante Giacosa ya estaban señalando en dirección a la tracción delantera.
No obstante, sea como fuese lo cierto es que el 132 venía a ocupar un nicho prometedor en referencia al segmento D. Mejorado en seguridad con soluciones como la columna de dirección partida en tres tramos unidos por juntas cardánicas éste llegó a España al año de su presentación en Italia en forma del SEAT 132.
Un coche bastante exclusivo para la producción nacional. Es más, a modo de indicación sólo basta hacer cuentas entre el precio de salida de la primera serie -unas 678.000 pesetas- y la renta media del momento -poco más de 130.000-. Bastante para un automóvil que, aun solvente en lo mecánico, presentó durante su primera serie deficiencias severas -especialmente los polémicos tacos de goma en el eje delantero, responsables de su cabeceo- corregidas con el estreno de la segunda en 1974.
SEAT 132 1800 AUTOMÁTICO, ASPIRANDO A LA MÁXIMA COMODIDAD
La oferta de modelos automáticos dentro de la producción nacional ha sido, como poco, bastante limitada. Algo fácil de comprender no sólo en base a la poca demanda que de éstos ha existido, sino también a la complejidad de fabricar en España transmisiones automáticas a la altura; todo un reto para la industria auxiliar creada en torno a FASA y SEAT.
Es más, en el caso del SEAT 132 1800 Automático su caja de cambios representó el único elemento no producido en España. Por ello se importó desde la factoría de General Motors en Estrasburgo. Asimismo, más allá de algunos modelos Chrysler ensamblados en la antigua factoría de Barreiros en Villaverde la oferta de unidades turismo con cambio automático producidas en España era cuasi inexistente.
Y es que su nicho de mercado era muy concreto, dirigiéndose a un extra de comodidad y sencillez de manejo dentro de un ya de por sí segmento exclusivo para el comprador local. Todo ello en caso del SEAT 132 1800 Automático con un sobrepreso fijado en torno a 50 kilos y apenas cambios en lo que supone el rendimiento o el manejo de las inercias.
Eso sí, la complejidad de su caja de cambios estaba ahí para quien deseara asumir el reto de mantenerla y repararla. No en vano, en talleres acostumbrados a las manuales tenía que ser llamativo el vérselas con convertidor hidráulico, turbina o gran cantidad de aceite. Cuestiones éstas que, claramente, han sumado en contra de ver más modelos automáticos en la producción nacional más allá de hitos como este primer SEAT con dicho tipo de transmisión.
