Miguel Sánchez
Con casi 800.000 unidades vendidas y dieciséis años en producción el SEAT 600 es el icono indiscutible en lo que se refiere a la motorización familiar en España. Un automóvil pensado por Dante Giacosa para las nuevas clases medias. Las cuales avanzaron con firmeza en el marco del desarrollismo y el acceso a la sociedad de consumo. Un contexto donde el crecimiento fue tan rápido como el éxodo rural que alimentaba a las ciudades, dándose la sensación de que los tiempos corrían más rápidos que nunca. De hecho, incluso lo más moderno caía pronto en el pasado.
Justo lo que le ocurrió al 600. El cual nueve años después de su lanzamiento en 1957 se veía complementado por el SEAT 850. Un utilitario también fabricado bajo licencia FIAT, combinando su precio accesible con una habitabilidad mayor que la de su antecesor. Modelo con el cual convivió durante casi toda su vida comercial, acabada en 1974 justo unos meses después de la del 600. Una prueba más de la celeridad de aquella época. Solapándose antiguos y nuevos en una suerte de carrera que debería acabar con la popularización de los turismos del segmento C con el 124 a la cabeza.
Situación en la que el SEAT 850 representa el salto de no pocas familias a vehículos más amplios que el primigenio 600. Algo que se complementa con las versiones deportivas del modelo. Las cuales nos hablan de un país donde hacen su aparición nichos de mercado destinados al vehículo de ocio o sencillamente más prestacional. Prueba indudable del desarrollo económico. Al menos en lo que a los jóvenes profesionales de clase acomodada se refiere. Precisamente el tipo de comprador al cual se dirigía el SEAT 850 Sport Coupé de 1970.
SEAT 850 SPORT. UN NUEVO NICHO DE MERCADO
Normalmente, multitud de preparadores deportivos han utilizado modelos populares como base para sus creaciones. En ese sentido, posiblemente el caso más exitoso sea el de Carlo Abarth con sus intervenciones sobre los FIAT 500 y 600. Ambos vehículos italianos con acabados sencillos que, sin embargo, dieron paso a modelos con un mayor gradiente de variantes. Uno de ellos fue el 850. Un modelo que se ajustaba ofreciendo carrocerías cuatro puertas y mayor espacio en las plazas traseras a las exigencias de un mercado más solvente y diversificado
Situación que también se daba en la España posterior a los Planes de Estabilización. Con sus fronteras abiertas a la inversión extranjera para crear el vertiginoso crecimiento del sector servicios en el ámbito urbano. Un caldo de cultivo perfecto para nuevos nichos de mercado en los que SEAT quiso intervenir con las variantes deportivas del 850. Y es que ese mismo crecimiento empresarial alentó la aparición de jóvenes acomodados deseosos de un vehículo prestacional con más vocación de ocio en soltería que en familia.
Así las cosas, en España aparecía una demanda comercial intermedia entre los potentes modelos de lujo y el popular 600. Ademas, ésta requería de un toque deportivo ya que anhelaba un vehículo de recreo ajustado para la etapa previa a una hipotética paternidad. Por todo ello SEAT decidió fabricar la variante deportiva del FIAT 850, la cual sería denominada como 850 Sport a partir de su presentación en 1967. Justo unos meses después de la salida del modelo de base, el cual contaba con una carrocería totalmente diferente aún teniendo el mismo esquema de “todo atrás”. Buena base para un deportivo al contar con el motor, la caja de cambios y la tracción al eje trasero.
UNO DE LOS ÚLTIMOS EN LLEGAR A SEAT CLÁSICOS EN RODAJE
Aunque el motor del 850 Sport se basa en el mismo cuatro en línea con 843cc del resto de la gama, su mayor relación de compresión y árbol de levas mejorado elevan la potencia hasta los 47CV. Unos diez más que los proporcionados por la berlina. Y que, aunque puedan parecer pocos, resultan suficientes para entregar sensaciones fuertes al volante de un vehículo con tracción trasera y tan sólo unos 700 kilos de peso. No obstante, en 1970 SEAT presentó una nueva versión mejorada a la cual se bautizó como 850 Sport Coupé.
Aquí la potencia subía hasta los 52CV. Alimentados por un carburador Weber 30 de doble cuerpo que asegura un característico olor a gasolina en el habitáculo. El cual se envuelve con una carrocería casi igual a la de su predecesor, a excepción de los faros dobles que tanto delante como detrás dan un toque más deportivo al 850 Sport Coupé. Un 2+2 -sus plazas traseras son testimoniales o sencillamente para carga o niños- que ha sido una de las últimas incorporaciones a la colección SEAT en Rodaje.
Una de las referencias en lo que se refiere a la preservación de la historia de la marca, la cual acaba de realizar la restauración mecánica de esta deliciosa unidad acabada en Verde Lago 316. Color que conjuga a la perfección con el interior tapizado en scay blanco. Sin duda una combinación de suaves tonos pastel con claras evocaciones al verano mediterráneo. Momento perfecto para disfrutar de este 850 Sport Coupé ya que, lejos de ser diseñado para sacar la rabia de un coche de rallyes o carreras de ascenso, este deportivo tiene la conducción de ocio como una más que placentera meta.
Fotografías: Colección SEAT en Rodaje / SEAT
