En 1996 SEAT se hacía con la primera de sus tres victorias consecutivas en la Copa del Mundo de Rallyes 2 Litros gracias al desempeño del Ibiza Kit-Car. Un excelente diseño de competición capaz de hacer soñar a lo grande, responsable de poner a SEAT en la senda del WRC con un modelo no sólo más potente sino también equipado con tracción total.
Un auténtico desafío para la marca, la cual anunció sus intenciones a comienzos de 1997 con el acuerdo y consenso entre la dirección de la misma, el departamento de competición y el área de marketing. Un contexto propicio en el cual veía la luz en mayo de 1998 el SEAT World Rally Car durante la celebración del Salón de Oporto.
Basado en la carrocería del Córdoba, su carrocería con tres volúmenes dejaba atrás el aspecto del Ibiza a fin de adecuarse a las necesidades de homologación dictadas por la FIA. Y es que de cara a 1998 se estipuló la obligatoriedad de contar con una extensión mínima de cuatro metros; a la postre un problema insalvable para el Ibiza, el cual rebasaba por muy poco los 3,8.
Así las cosas, SEAT echó mano del Córdoba en su versión SX -una suerte de sedán con dos puertas si se nos permite invocar semejante imagen- poniendo bajo sus paneles un sistema de tracción total a firma de Prodrive -los medios al alcance de la marca eran muy limitados, obligando a subcontratar no pocos elementos- así como un bloque motor igual al del Ibiza Kit Car capaz de subir hasta los 300 CV gracias a la acción de la turbocompresión.
CUPRA, UNA SAGA DEPORTIVA
Desde un punto de vista estrictamente comercial seguramente hubiera sido más interesante asentar al SEAT WRC sobre la plataforma del León. Sin embargo aquel nuevo modelo no vería la luz hasta 1999, estando su chasis aún en desarrollo justo cuando se había anunciado a bombo y platillo la ambición de SEAT en relación al mundial de rallyes.
De todos modos, lo cierto es que el Córdoba no dejaba de ser una variante con nombre propio en la extensa gama del Ibiza Mk2. Es más, en ella existía desde 1996 una referencia claramente deportiva gracias al primer representante de la saga Cupra: a día de hoy uno de los compactos con toque prestacional más interesantes de los noventa, con un motor atmosférico de 2 litros y 16v capaz de entregar hasta 150 CV para sus tan sólo 1.100 kilos.
Asimismo, de cara al año 2000 el Ibiza Cupra recibió su primera actualización incorporando el turbocompresor al tiempo que reducía la cilindrada hasta los 1.8 litros a fin de entregar 156 CV elevando en tan sólo 9 kilos su peso total en báscula. Una excelente adecuación al “restyling” experimentado por el Ibiza en 1999, acompañado con la aparición de las 200 unidades relativas a la serie Cupra R apretadas hasta los 180 CV.
SEAT CÓRDOBA CUPRA, CUESTIONES DE MARKETING
Durante el año 2000 la saga Cupra no sólo se extendió a las nuevas versiones del Ibiza, también incluyó a la gama del recién estrenado León gracias al Cupra 4. Un auténtico deportivo realmente interesante capaz de poner en los concesionarios las lecciones aprendidas en el WRC en relación a la tracción total así como dueño de un motor V6 con 2.8 litros y hasta 204 CV.
En perspectiva posiblemente el mayor responsable a la hora de asentar adecuadamente la imagen de la otrora saga y hoy marca Cupra, siendo el primer automóvil turismo con más de 200 CV producido en España. Todo un valor al alza para los coleccionistas ya que, además, aun sin conocerse cifras oficiales sobre su producción obviamente ésta se estima en unos números realmente escuetos.
En fin, un lanzamiento sensacional capaz de ensombrecer la aparición de otro de los Cupra lanzados en el año 2000: el SEAT Córdoba Cupra. Un modelo totalmente condicionado por la imagen publicitaria pues, siendo como era una copia exacta del Ibiza Cupra de aquel mismo año a excepción de la carrocería, su llegada sólo se justificaba como una forma de sacar rédito comercial a la imagen del SEAT WRC que precisamente durante aquel año 2000 obtenía un meritorio 3º puesto en el Rally Safari ya como Evo2.
UN DEPORTIVO PERFECTO PARA EL DÍA A DÍA
Sabemos cómo en España no existe una aceptación del concepto “daily classic” similar a la británica; algo capaz de impregnar incluso al nuevo reglamento de históricos aunque, a decir verdad, vehículos como el SEAT Córdoba Cupra siquiera han cumplido aún las tres décadas de rigor para su eventual -que no obligatoria- inscripción como históricos.
No obstante, más allá de años y debates legales lo cierto es que vehículos como éste ya llevan un tiempo pasando del terrible estado de “coche viejo” al de “preclásico” o al menos “coleccionable”. Y no es para menos, pues si a su motor con 156 CV le sumamos los encantos de la referencia Cupra así como una amplísima capacidad de maletero -sólo ensombrecida por un acceso algo limitante- tenemos a todo un deportivo para el día a día plenamente conciliable con los intereses familiares.
Es más, si no se le exige su mecánica demuestra un consumo realmente razonable al tiempo que en materia de conservación y mantenimiento el SEAT Córdoba Cupra no debería darnos problemas excepcionales. Eso sí, puede resultar complejo encontrar una unidad en perfecto estado de origen pues -no nos vamos a engañar- muchos de los SEAT con toque deportivo y más aun si van pintados en amarillo fueron campo de juegos para no pocos usuarios con afán de “macarreo”.
Un obstáculo salvable para quien valorando la historia de la referencia Cupra así como las posibilidades brindadas por un preclásico como éste se encuentre con decisión para hacer del mismo su nuevo “coche a capricho asequible”.