Javi Martín
El SEAT Ibiza, protagonista indiscutible desde el primer día de su lanzamiento, es un coche vital para SEAT, un modelo líder en su categoría con unas ventas respetables y es una referencia en el segmento. Pero no siempre fue así y a pesar de que nosotros queremos rememorar una de sus versiones más raras y singulares, el SEAT Ibiza Bimotor, no podemos pasar por alto los inicios del modelo.
La creación del Ibiza fue una necesidad imperiosa para SEAT, que además, tampoco tenía muchos medios para poner en circulación un modelo completamente nuevo y, por si fuera poco, diseñado y desarrollados por ellos desde cero. Eso hizo que, entre otras cosas, se hiciera uso de la plataforma del SEAT Ronda, que era una evolución de la usada en el SEAT Ritmo, cuyo diseño fue obra de FIAT. No obstante, el Ibiza tiene el honor de haber sido el primer modelo que SEAT diseñó y desarrolló en solitario.
Cierto es que dicha plataforma ya tenía unos cuantos años a cuestas y no era precisamente lo último de lo último técnicamente hablando, pero SEAT estaba bajo mínimos y no podía invertir en una nueva, aunque esto también supuso algunas ventajas como un habitáculo enorme para su segmento. El resto del coche fue fruto de una múltiple colaboración industrial, con una carrocería diseñada por Italdesign (el maestro Giugiaro), que reciclaron un proyecto para la segunda generación del Golf que Volkswagen rechazó (al menos es lo que se comenta), Karmann ayudando en la industrialización y Porsche poniendo sus conocimientos para la tecnología de los míticos motores «System Porsche».
Los orígenes
SEAT Ibiza SXi
El resultado de la suma de todos los factores ya lo conocemos: la primera generación del SEAT Ibiza, cuya primera unidad abandonó la Zona Franca de Barcelona el 27 de abril de 1.984 y que en 1.993 estrenó la planta de Martorell. El SEAT Ibiza cubría el hueco del Fura y se vendieron de la primera generación nada menos que 1.308.461 unidades.
Supuso el comienzo de la proyección internacional de la marca con exportaciones del 69% y contó con un sinfín de variantes de las cuales, hay que destacar irremediablemente el más deportivo y potente de todos: el SEAT Ibiza SXi, que montaba el motor de 1.500 centímetros cúbicos «System Porsche» de 100 CV y que tiene bastante que ver con el SEAT Ibiza Bimotor (de este Ibiza, del SXi, os puedo contar varias anécdotas pues mi primer coche fue uno de color negro, pero no quiero enrollarme demasiado).
Fue cuando apareció el SEAT Ibiza SXi justo donde queríamos llegar. Aquel año se gestó el Ibiza más raro de todos, el cual, no nos confundamos, fue un proyecto externo a SEAT, aunque la marca participara en la creación y terminara construyendo una unidad a imagen y semejanza del primero. Pero esto os lo contamos luego, que no tenemos prisa.
Un complejo proyecto de José María Serviá
Los artífices del SEAT Ibiza Bimotor fueron José María Serviá y su mecánico de confianza Valentín, quienes realizaron el proyecto en los talleres de Motor Park en Barcelona. Recurrieron a dos motores 1.5 «System Porsche» con sus respectivas cajas de cambio y embrague para que cada unidad motriz se encargara de un par de ruedas, es decir, un motor delante para mover las ruedas delanteras y otro detrás para mover las de atrás.
Esto, como era de esperar, supuso una complejidad técnica importante, pues había que coordinar ambos grupos propulsores ya que únicamente había un pedal del acelerador, un pedal del embrague y un selector de cambio y eso que la idea era evitar transmisiones y diferenciales intermedios. Lo más complejo, y siempre según nuestras fuentes, resultó ser el varillaje del cambio, algo que no me extraña pues es algo que ya resulta delicado en coche convencional y aquí había que coordinar dos transmisiones.
El empleo de dos motores supuso otro problema, el chasis no estaba diseñado, obviamente, para dicho menester, así que se solucionó con otra idea no menos compleja: dos secciones frontales del chasis. Así, tal cual, incluido el esquema de suspensión McPherson, que además, era mucho más eficaz que el eje rígido con ballesta transversal que el coche llevaba de serie (os aseguro que el eje rígido con ballesta de origen es un incordio en carreteras mal asfaltadas cuando vas un poco «alegre»). Para rematar, el motor trasero no contaba con una refrigeración que digamos, aceptable, lo que supuso colocar las entradas de aire que hay justo en las ventanas laterales traseras.
Por lo tanto, bajo la aparentemente convencional carrocería del SEAT Ibiza Bimotor, se esconden dos partes delanteras unidas, con dos motores 1.5 «System Porsche» con sus respectivas cajas de cambio y embrague que además contaban con grupo corto y autoblocantes para cada eje, así como dos esquemas de suspensión McPherson diseñadas para el eje delantero. Menudo panorama… Pero aquí no acaban los elementos duplicados, pues el cuadro de mandos tenía dos contactos, dos cuentarrevoluciones, dos relojes de temperatura y otros dos indicadores de la presión del aceite.
Buenas prestaciones y algunos resultados destacables
En conjunto, se entregaban al suelo 250 CV, 125 CV extraídos de cada motor tras algunas modificaciones. No obstante, no son cifras exactas, pues según la fuente, se contaba con 132 CV por motor, ofreciendo en conjunto 264 CV. Las prestaciones eran muy buenas, pero su puesta a punto y conducción eran un poco delicadas. Serviá mencionó que el habitáculo era muy caluroso pues el segundo motor, el trasero, no estaba aislado y también comentó que las inercias en aceleración hacían que el motor delantero trabajara entre 1.500 y 2.000 revoluciones más arriba que el trasero. Y no había dirección asistida, lo que hacía de su pilotaje un ejercicio físico notable.
SEAT, a través de la, por aquel entonces, recién creada SEAT Sport, terminó fabricando otra unidad exactamente igual a la que crearon José María y Valentín, con la salvedad, que las mecánicas alcanzaban los 140 CV, y este dato si es preciso y correcto, pues la propia SEAT nos lo confirmó enviando la ficha técnica del SEAT Ibiza Bimotor.
SEAT Ibiza Kit Car, Campeón del Mundo en 1996, 1997 y 1998 en la categoría «dos litros»
Con el curioso logo «1.5 X 1.5» en el portón trasero, la aventura duró tan solo tres temporadas, 1.986, 1.987 y 1.988, con Serviá en el coche que él mismo construyó y Toni Rius en el fabricado por SEAT Sport, consiguiendo varias victorias en el Campeonato de España de rallyes de Tierra, donde terminó subcampeón en las temporadas 86 y 87, siendo tercero en 1.988.
Si bien es cierto que la versión con más palmares en rallyes y realmente reconocida a nivel mundial es el espectacular SEAT Ibiza Kit Car, que se hizo con los títulos de 1.996, 1.997 y 1.998, el SEAT Ibiza Bimotor es un coche de carreras 100% nacional que apareció cuando la marca no estaba en su mejor momento y además, es la versión más racing y sorprendente de la primera generación del modelo. Había intención de inscribir el coche en el Grupo S. pero la cancelación del Grupo B y por tanto, del Grupo S, echó por tierra los objetivos de SEAT y el Ibiza Bimotor sólo pudo competir en tierra patria.
