A mediados de los años ochenta la separación entre Fiat y SEAT se hizo del todo evidente al entrar en escena el Grupo Volkswagen. Un proceso tan progresivo como complejo dentro del cual apareció en 1986 el SEAT Marbella.
Perteneciente a la SEAT ya segregada de su antigua socia italiana, éste no dejaba ser una sencilla evolución del Panda fabricado bajo licencia Fiat en Zona Franca desde seis años antes. Es más, bajo su capó se escondía el último capítulo del motor con 903 cc estrenado en España por el 850 Spider en 1969.
Asimismo, todo vino envuelto en una polémica judicial donde el Ritmo/Ronda también tendría mucho que ver. En suma: el SEAT Marbella no presentaba nada nuevo bajo el sol aunque a decir verdad sí logró un éxito evidente al permanecer en la gama del fabricante español hasta 1998 con un total de 614.727 unidades contabilizando todas sus versiones.
Todo un récord cuyas raíces en el plano comercial se hunden hasta 1982, cuando una prolífica actualización en la gama del Panda presentó tres versiones del mismo: Bavaria, Montaña y Marbella. Una pluralidad poco vista en un modelo tan económico y sencillo como éste, siendo la última no sólo la mejor equipada sino también la más vendida.
1982, LA GAMA DEL SEAT PANDA SE DIVERSIFICA
A comienzos de 1982 la revista corporativa de SEAT anunciaba la llegada de tres nuevas versiones con las cuales mejorar sustancialmente la gama del Panda. En primer y más económica posición la Bavaria aprovechaba la sencillez de las unidades exportadas a los mercados centroeuropeos para ser “el coche español más barato en relación a su peso, caballaje y centímetros cúbicos”.
Disponible en motorizaciones de 35CV y 45CV éste acompañaba a la sencillez de sus ballestas en la suspensión con un equipamiento realmente austero; todo en nombre de la economía prevista en un vehículo como era el Panda.
Tras esto la versión Montaña -con una tirada de tan sólo 2.000 unidades- montaba el motor con 45 CV para ser la alternativa Off-Road en la gama, reconocible tanto por las protecciones en luces y cárter así como por el llamativo portabultos situado en el techo y realizado en poliéster; algo muy en el hilo de lo ya visto en Italia con el antiguo 127 Rustica.
No obstante, más allá de estas versiones dirigidas a públicos muy específicos lo más llamativo de aquella actualización fue la presentación de la versión Marbella. Dotada con el motor de 903 cc y 45 CV a 5.600 rpm ésta llegaba hasta los 140 km/h con un peso en vacío de 680 kilos.
SEAT PANDA MARBELLA, LA TRANSICIÓN ENTRE EL PANDA Y EL MARBELLA
Más allá de la motorización el SEAT Panda Marbella destacó por su aspecto menos básico que el presentado por el modelo original de 1980. Rematado en pintura metalizada -de aquellas sólo disponible para gamas superiores como la del Ritmo- éste también incorporó unos nuevos faros halógenos insertos en un frontal caracterizado por unas tiras horizontales en vez de por la chapa asimétrica ideada en la Italdesign de Giorgetto Giugiaro.
Respecto al interior los espartanos y controvertidos asientos del primer Panda dejaban sitio a unos mucho más mullidos y envolventes rematados además en terciopelo a juego con el revestimiento interior de puertas y paneles. Asimismo, en el salpicadero se incluyeron novedades como los tacómetros y relojes digitales junto a una preinstalación de radio con antena en el techo incluida.
Por otra parte, desde las nuevas llantas hasta el retoque en las suspensiones -donde las ballestas traseras pasaron a ser de una única hoja en vez de dos- o un nuevo mando del cambio más rígido y preciso todo en el SEAT Panda Marbella invitaba a contemplar una evolución clara en materia de confort; justo el punto capaz de situar al primigenio Panda en un entorno más metropolitano que rural, pudiendo así competir por capacidad, consumo y precio en el segmento del “segundo coche familiar”.
Imágenes: SEAT Históricos