Aunque ya no está a la venta, el SEAT Toledo cumplió tres décadas siendo uno de los mayores éxitos de la marca. Y es que no sólo fue un buen buque insignia con cuatro generaciones y multitud de versiones, sino que también consolidó la nueva misión pensada para SEAT tras su compra en 1986 por Volkswagen. Una misión que ha ido cambiando a lo largo del tiempo hasta conseguir posicionarse dentro de un grupo donde han de convivir marcas como Audi, SEAT, Skoda y la propia Volkswagen. Complementándose todas ellas de forma muy sutil para no pisarse en el mismo nicho de mercado.
Analizar el punto en el que se encuentra actualmente SEAT puede dar lugar a amplios debates. Sin embargo, lo que sí genera más consenso es el punto en el que SEAT se encontraba a finales de los 80. Un punto muy por debajo de las calidades ofrecidas por Audi, pero en la necesidad de ofertar una gama tan amplia como la de Volkswagen. Es por ello que los alemanes pensaron en hacer de SEAT una empresa de precios populares, con acabados sencillos pero mecánicas robustas con la garantía del grupo.
Así las cosas, en 1986 surge la idea de crear un nuevo buque insignia para SEAT tras el anuncio de la inminente desaparición del VW Santana para 1988. Un hueco que debería llenar esta berlina cuyo embrión fue el Proyecto S-3. Con este nombre en clave, el que fuera jefe de pruebas del Golf Friederich Goes acudió a Barcelona para trabajar en la idea tomando como base el chasis del Jetta. Además, sus buenas relaciones con Giogetto Giugiaro hicieron que el diseño fuera encomendado a Italdesign, la cual debía montar sobre aquella plataforma un habitáculo lo más grande posible. Así se pusieron los cimientos del futuro SEAT Toledo de 1991.
DOS PROYECTOS DESECHADOS, HASTA ENCAUZARSE GRACIAS AL PROTO T
Aunque el SEAT Toledo partió en su concepción casi de cero, lo cierto es que esto pudo no haber sido así. De hecho, pudo no haber sido así por duplicado. Y es que, poco después de la absorción por parte de Volkswagen, SEAT mostró a los alemanes un proyecto en el que llevaba trabajando desde el momento en que las cosas empezaron a ir mal con FIAT. Se llamaba SEAT Mallorca y algunos lo consideran la base de lo que en 1984 acabaría siendo el Málaga, aunque algo más grande. Sin embargo, los de Volkswagen lo rechazaron por no cumplir con los mínimos de calidad requeridos.
Ése como primer proyecto descartado ya que, al tiempo, VW pensó en la posibilidad de que SEAT retomase un proyecto anteriormente descartado con la misión de sustituir a los Santana y Passat. Algo que finalmente se truncó, pues el prototipo avanzaba un coche demasiado grande y equipado para lo que SEAT podía y debía ofrecer. Así pues, no quedaba más que empezar de cero con el desarrollo de lo que sería el futuro SEAT Toledo.
Un trabajo para el cual ya existían en 1987 algunas líneas maestras planteadas en varios modelos de arcilla. Sin embargo, Friederich Goes decidió dar un golpe de efecto pidiendo a Italdesign un prototipo con dos objetivos. El primero era poder ofrecer a los medios un esbozo de lo que podría ser la futura berlina de SEAT, generando expectativas y una imagen renovada para la nueva época abierta en la marca española.
Además, también se buscaba crear un ejercicio de estilo con el que ensayar lo que serían las claves estéticas de SEAT en los noventa. Ambos cumplidos, pues la aparición en el Salón de Frankfurt 1989 del SEAT Proto T atrajo bastantes focos. Y eso que en realidad se trataba de una sencilla maqueta de arcilla. Eso sí, con un coeficiente aerodinámico de 0’243.
SEAT PROTO TL Y SEAT PROTO C, ESBOZANDO LOS 90
Aunque el primer paso estaba dado con éxito gracias a esa maqueta repleta de líneas fluidas que rompían con las rectas propias de los setenta y ochenta, lo cierto es que el SEAT Proto T necesitaba una versión algo más creíble para llegar a serie. Por eso mismo en 1990 Italdesign presentó en el Salón de Ginebra el SEAT Proto TL. La unidad que es considerada prototipo del Toledo, pero que al tiempo cuenta con una gran cantidad de detalles que posteriormente serían aplicados al Córdoba. Algo que se percibe, especialmente, cuando observamos su línea lateral y los pilotos de la trasera.
Además, el SEAT Proto TL sí contaba con un interior elaborado. Finalmente, éste fue desechado para incorporar en el Toledo otro que en principio iba a ser para los Passat. No obstante, el más espectacular de esta serie de tres prototipos llegaría unas semanas más tarde. Se trata del SEAT Proto C, presentado en el Salón de París de ese mismo 1990. Un ensayo fundamental para lo que fue SEAT durante los noventa, ya que sirvió de inspiración para la segunda generación del Ibiza. Un dato fundamental que no debe ensombrecer su mayor virtud: la capacidad de Italdesign para jugar con los volúmenes, creando un coche que mezclaba segmentos.
Y es que, según la definición del propio Giorgetto Giugiaro, el SEAT Proto C buscaba hibridar un utilitario dos puertas de toque urbano y deportivo con la practicidad de un monovolumen. Una mezcla a priori imposible. Pero que tras analizar la altura al suelo, lo habitabilidad, la gran superficie acristalada y la buena aerodinámica… Se nos antoja como mínimo interesante. Sin duda una apuesta tan arriesgada como creativa que, al contrario de su semejante pero más grande Renault Avantime, nunca llegó a serie. Aunque, como buenos ejercicios de estilo, no hacía falta que así fuera. Su propósito era marcar las líneas maestras de modelos como el Toledo o el Córdoba. Y sí, vaya sí lo consiguieron.
Fotografías de SEAT Históricos.