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R&R Silver Ghost Skiff: Fiabilidad a toda prueba

FOTOS ROLLS ROYCE SILVER GHOST 1915: HYMAN LTD

Muchos de las mejores inventos del automovilismo vienen de la aeronáutica. Un ejemplo de ello es la inyección directa, aplicada por primera vez a un coche gracias al motor M186 del Mercedes 300SL. Proveniente del 12 cilindros DB605 con el que se propulsaron aviones de la LuftWaffe como los Messerschmit BF110, este sistema sustituiría a los viejos carburadores gracias a una tecnología llegada desde los cielos. No obstante, el automovilismo también ha recibido influencias llegadas desde los puertos de mar. Muestra de ello este este Silver Ghost.

Dotado de una carrocería tipo skiff, este Rolls Royce de los años 1910 llama la atención por asemejar una elegante barca sobre ruedas. Algo que no es casualidad, ya que este tipo de diseño propio de los años 20 imitaba a posta líneas y técnicas navales. Caracterizadas por un habitáculo abierto, las skiff parecían botes hidrodinámicos en los que se usaba en muchos casos más la madera que la chapa. Algo muy sintomático de una época en la que los mejores automóviles se carrozaban a capricho en talleres como Labourdette, principal artífice de esta moda.

silver ghost

Sin embargo, lo más importante en este Silver Ghost de 1915 con número de serie 30ED no es la carrocería. Lejos de ello, sus elementos más reseñables son el chasis y la mecánica. Justo lo que contiene más valor en cualquier Rolls Royce de los años 1910, por mucho que su estética sea lo primero que encandile nuestra vista. Hechos para durar hasta la extenuación, los Silver Ghost cuentan con unas calidades de fabricación irrepetibles. Algo de lo que da perfecto testimonio esta unidad ofrecida por Hyman Ltd, la cual incluso ha servido como vehículo de asistencia en Marruecos.

SILVER GHOST: A TODA PRUEBA

A comienzos del siglo XX los automóviles eran bruscos, ruidosos y humeantes. Unas exóticas monturas endiabladas aún extrañas en los caminos, despertando asombro y curiosidad por donde pasaban. No obstante, los Rolls Royce de los años 1910 eran diferentes. Lejos de ser unas tartanas grasientas, estas impecables muestras de ingeniería británica se diseñaron y ensamblaron con un mimo que aún asombra cuando hablamos de fiabilidad. Además, su silencio y suavidad no tenían parangón con ningún otro automóvil. Trataban incluso de no ‘humear’. Un éxito que Rolls Royce logró gracias a la presentación en 1907 del Silver Ghost.

silver ghost

Dominado por el seis cilindros en línea de 7.428cc 40/50 HP, este modelo presentó novedades técnicas nunca vistas. La primera de ellas es la excelente mezcla de fuerza y ligereza de su motor: Construido con muchas piezas de aluminio, el ingenio de los Silver Ghost consistía en ser liviano al tiempo que potente y sólido gracias a su cigüeñal más corto con siete apoyos sobredimensionados. La exigente calidad de construcción complementaba a la perfección a esta ingeniería de vanguardia.

Más allá del motor, el otro punto fuerte de este Rolls Royce de los años 1910 es su chasis. Diseñado para soportar todo tipo de usos, la durabilidad de los chasis del Silver Ghost es tan eficiente que normalmente sobrevivían a su carrocería original. Por ello no resulta extraño comprobar que, en muchos de estos modelos, un mismo chasis ha portado varias vestiduras a lo largo de una historia centenaria. Algo de lo cual esta unidad puede dar testimonio ya que, mientras su vistosa carrocería no es la original, el chasis lleva soportando un uso intensivo desde 1915.

silver ghost

30ED: UNA HISTORIA VIAJERA

Aunque existe una primera factura gracias a la cual sabemos que este Silver Ghost debería haber sido entregado en Rusia, lo cierto es que finalmente fue vendido en 1916 a un propietario británico. Pasando de mano en mano entre diversos adinerados ingleses y galeses, este Rolls Royce de los años 1910 acabó viajando después hasta Tánger en la década de los 30. Y es justo allí donde viviría su mayor prueba de fuego, ya que pasa de ser un transporte aristocrático a servir como vehículo de reparación de averías. Sí, una experiencia en la que su mecánica y chasis demostraron la pasta de la que están hechos.

Más aún si tenemos en cuenta que este uso se prolongó hasta entrados los sesenta, momento en el cual este Silver Ghost aparece en Francia, donde sustituye su carrocería original por una de apariencia deportiva en forma de líneas torpedo. Y sí, es que la apariencia que estás viendo no la adquiere hasta finales de siglo, cuando su penúltimo propietario decidió montar este precioso ‘vestido’ skiff en el marco de una restauración fechada en 1998. Una feliz idea para finalmente poner en valor a este Silver Ghost.

Algo muy del estilo de los Rolls Royce de 1910, los cuales eran carrozados individualmente por prestigiosos diseñadores, todo para mayor disfrute de los genealogistas del motor, encantados al poder bucear en la multitud de piezas únicas escondidas en una producción que llegó a alcanzar más de 6.500 unidades a lo largo de 18 años. Casi todas han sobrevivido, lo que dice mucho de la robustez de estas máquinas!

Por último, si te gusta Rolls-Royce, te recomendamos una visita al Museo de Torre-Loizaga en el País Vasco, y la lectura de esta breve crónica sobre un encuentro que tuvo lugar hace unos años en el norte de España

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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