Javillac
El gigante industrial italiano Fiat supo a lo largo del siglo XX expandir su producción por todo el mundo mediante la creación de compañías filiales en otros mercados como fueron SEAT o Lada. Pero mucho antes del surgimiento de estas marcas está SIMCA, un fabricante francés muy popular que debe su génesis a Fiat.
La historia cuenta con un nombre propio, Henri Pigozzi, hombre de negocios italiano que había trabajado desde los años veinte con Giovanni Agnelli, fundador de Fiat. El conocimiento de Pigozzi del mercado francés supuso la fundación de SAFAF (Société Anonyme Français des Automobiles FIAT), una compañía que se dedicó a importar y fabricar modelos de Fiat en Francia entre 1928 y 1934, años en los que produjeron algo más de 30.000 coches.
1934: DE SAFAF A SIMCA
En 1934 Pigozzi se hace con la fábrica de la compañía de coches desaparecida Donnet y nace entonces la Société Industrielle de Mécanique et de Carrosserie Automobile, iniciales que forman el acrónimo SIMCA.
Los primeros coches, hasta 1938, se comercializaron como SIMCA-Fiat, y como no podía ser de otra manera, eran modelos tomados directamente de la marca italiana. Los primeros productos que comercializó SIMCA fueron versiones de los Fiat 508 Balilla y 518 Ardita, que se comercializaron en Francia como 6CV y 11CV respectivamente.
Estos coches cesarían su producción en 1937. Para 1936, SIMCA presentó el Cinq (5), el homólogo francés del popular y económico Fiat 500 Topolino, y un año después presentarían el Huit (8), una versión del 508C Millecento, un coche que fue preparado por Amédée Gordini y que con él al volante logró ganar en Le Mans en 1939 en la categoría de cilindradas entre 751 y 1.100 centímetros cúbicos.
Los años treinta fueron tiempos de bonanza económica para SIMCA, con un récord de producción en 1938, fabricando 20.000 coches en un solo año, cifra que no igualarían hasta el final de la II Guerra Mundial.
Curiosamente tras la invasión alemana de Francia, SIMCA seguiría fabricando coches y su fábrica sufrió pocos daños durante la guerra. Hay quienes dicen que la estrecha relación entre Pigozzi y Agnelli y la influencia política de Fiat en el gobierno de Mussolini, fomentaron un trato de favoritismo hacia SIMCA con respecto al resto de fabricantes franceses en los años que duró la ocupación nazi.
Las acusaciones de colaboración con el enemigo hacia SIMCA perjudicaron seriamente la reputación de la compañía en los años de la inmediata posguerra. Parecía que el futuro de la marca pasaría por fusionarse con otros fabricantes más pequeños, pero Pigozzi logró mantener el control de su empresa gracias a su astucia y enfrentándose al gobierno provisional francés.
En 1948 se presenta el SIMCA 6, como evolución del 5 que dejaría de fabricarse progresivamente. Esta versión modernizada del Topolino llegaría a comercializarse antes que la de su homólogo italiano. Finalmente, 1949 fue el año en el que SIMCA superó el ritmo de producción alcanzado antes de la guerra.
AÑOS 50: TIEMPOS DE CRECIMIENTO
Para la década de los cincuenta, SIMCA lanzó su primer coche que contaba con un diseño propio; el Aronde. Este moderno modelo se convirtió en un éxito rotundo para la compañía que alcanzó cifras de fabricación no vistas hasta entonces.
Este enorme crecimiento económico permitió a SIMCA absorber la fabricación de filial francesa de Ford, que por entonces fabricaba el Vedette y que les sirvió para equipar mecánicas V8 en algunos de los coches más lujosos.
Finalmente, en 1963 Chrysler se convierte en el accionista mayoritario de SIMCA, pero dos años antes, en 1961, la marca presentó el SIMCA 1000, como un último recuerdo de una colaboración de la firma francesa y la matriz Fiat.
