A comienzos de los 80 los tramos de rallye dejaron de ser el dominio de los Lancia para convertirse en el reino de los Audi. Un cambio que vino dado por la tracción, la cual quedó revolucionada cuando los alemanes presentaron el Quattro. Un sistema mucho más eficaz sobre tierra que la propulsión trasera de los Stratos y 037, capaz de hacer que el coche se agarre al suelo como una lapa gracias al reparto de fuerza entre las cuatro ruedas. Así las cosas, el campeonato mundial de rallyes nunca volvió a ser el mismo. De hecho, hasta el propio Walter Röhrl, viendo la situación, pasó de Lancia a Audi sin pesteñear.
Sin embargo, la aplicación de la tracción total más allá de los vehículos todoterreno no fue un camino sencillo. Sin contar experimentos como el Jensen FF en el mundo de los deportivos o el 2CV Sahara en el de los derivados de utilitarios, la tracción total no ha llegado a ser moneda corriente en los vehículos comerciales hasta hace poco. Y es que, aunque hoy en día esta configuración sea normal, lo cierto es que antes sólo se encontraba en modelos muy específicos, especialmente los orientados al campo.
Entonces, ¿en qué momento empezó a aplicarse la tracción total a los automóviles familiares de gran serie? Para resolver esta pregunta empezaremos con unas coordenadas que nos trasladan al lejano oriente: Subaru, comienzos de los setenta. Es aquí cuando la marca japonesa fundada en 1953 aplicó por primera vez el sistema 4WD a un vehículo de proyección popular para el día a día. Precisamente el protagonista de nuestro artículo, quien gracias a este sistema y su carrocería puede considerarse, 49 años después, antecesor de los actuales SUV. Hablamos del Subaru Leone Estate Van.
SUBARU. UNA MARCA CON SEÑAS DE IDENTIDAD
Cuando analizas la historia de empresas que han sabido sobrevivir al paso del tiempo sueles dar con la llamada “filosofía de marca”. Un conjunto de señas de identidad con las que definir a sus productos, reconocibles así desde el primer momento. En el automóvil esto se ve especialmente bien en empresas japonesas como Mazda o Subaru. En el caso de la primera el concepto clave es el “jinba-ittai”. La actualización de un viejo precepto según el cual jinete y caballo deben ser uno al montar. En el caso de la segunda se optó por dos elementos mecánicos reconocibles a simple vista.
Hablamos de la tracción total y el motor bóxer. Cualidades definitorias en la gran mayoría de los modelos Subaru desde hace décadas, las cuales han dado a los mismos un comportamiento famoso por su manejo y seguridad. Y es que, mientras la tracción total mejora sustancialmente el agarre… Los motores bóxer permiten bajar el centro de gravedad gracias a sus pistones opuestos a 180 grados. Sumando ambas cualidades obtenemos coches equilibrados con un buen reparto de pesos y fuerzas. Justo lo necesario para obtener la mayor precisión en todas las superficies.
Por ello, a lo largo de décadas Subaru ha asentado una identidad de marca en la que la seguridad ha combinado muy bien con la eficiencia en competición. Prueba de ello es que, habiendo logrado un éxito incontestable en los rallyes, también producen millones de coches familiares con estas mismas dos cualidades. Cualidades con las que ya contaba en 1972 el Subaru Leon Estate Van. Un familiar amplio con cualidades para el día a día, pero también con la posibilidad de ser un buen “off road” gracias a las suspensiones regulables y la tracción total 4WD.
SUBARU LEON ESTATE VAN. UN ANTECEDENTE DE LOS ACTUALES SUV
Para bien o para mal los SUV invaden hoy en día las carreteras. A medio camino entre el todoterreno y el coche familiar, estos vehículos pretender ser un híbrido capaz de satisfacer tanto las necesidades diarias como las de ocio campestre. Un objetivo para el que son usados los menos. Dato que preferimos obviar por ahora, ya que arrancaría una larga diatriba sobre la necesidad de muchos por sentirse importantes llevando el caballo más grande por gordo y pesado que éste sea. En fin, el reflejo del viejo dicho castellano “burro grande ande o no ande”. Una idea que subyace en el éxito de los SUV justo en los momentos de bonanza previos a la crisis del 2008, pero que no sabemos si estaba presente en la presentación del Subaru Leone Estate Van.
Debates aparte, lo cierto es que el concepto propuesto por este modelo sí fue original en 1972. Ni más ni menos que poner un amplio coche familiar sobre una base con tracción total y amplia distancia al suelo. Es decir, dar a un turismo de gama media las cualidades de un todoterreno. La mezcla perfecta para un coche de uso diario con veleidades aventureras para los días festivos. Un éxito con el mercado occidental en la mira que montó por primera vez en la historia de Subaru el sistema 4WD. Un tracción total controlable mediante un botón junto a la palanca de cambio, con el cual pasas de tracción delantera a total en un instante.
Ajuste complementado por el “Dual Range”, mediante el cual amplías la distancia al suelo en varios centímetros. Comodidades insertadas en la larga lista de equipamientos donde figuraba el aire acondicionado, la tapicería de terciopelo o los elevalunas eléctricos. En suma, todo lo que hoy en día define a esos SUV de lujo donde el interior no está preparado para un exterior que pide barro y caminos. Una compleja oposición que quizá sólo supo resolver la primera generación del Range Rover en 1970, del cual se decía servía para ir al campo y al casino en el mismo día. Algo que realmente no importa en este Subaru, pues su proyección fue la de ser un familiar para las masas. Y vaya, viendo el resultado de la tracción total en Subaru… Podemos decir que lo consiguió.
Fotografías: Subaru